Capítulo XXVII
Resumen
Aquellos que quieran ganar algo de dinero con la cosecha de algodón primero deberán comprarle a los propietarios de los campos la bolsa para recogerlo. Los hombres que pesan el algodón arreglan las balanzas para engañar a los trabajadores. Debido a la creciente industrialización de la agricultura, la introducción de una máquina recolectora de algodón parece inevitable.
Análisis
Steinbeck expone aquí varias fuentes adicionales de fraude en el sistema agrícola. Los propietarios que contratan a los recolectores de algodón parecen tener la intención de asegurarse de que estos reciban una compensación inferior a la que merecen, y colocan a estos trabajadores en una deuda inicial al obligarlos a pagar de antemano las bolsas para recoger el algodón. El sistema está hecho para maximizar la ganancia, sin importar el costo para el trabajador. La única solución que tienen los trabajadores es la confrontación: deben enfrentarse a los hombres que pesan el algodón y asegurarse activamente de que se les pague lo justo. Para esto, es indispensable que desarrollen ese sentido de comunidad, que los lleve a unir sus fuerzas y reclamar condiciones laborales dignas, es decir, que los traten como personas.
Vale la pena señalar que los temas principales de Las uvas de la ira se repiten sistemáticamente a lo largo de toda la novela, como si el autor buscara ilustrar esa cruda realidad de los trabajadores desde diferentes ángulos. En ese sentido, aquí tenemos el ejemplo de los cosecheros de algodón, que padecen injusticias por parte de los propietarios ricos igual que los que recolectan naranjas o maíz. El sistema capitalista oprime a todos los pobres, hagan lo que hagan; es más, aumenta su margen de ganancia a costa del sufrimientos de ellos. En relación con esto, lo que estos propietarios y las corporaciones ignoran es que están empujando a los trabajadores a organizarse y luchar por su subsistencia. Steinbeck lo plantea incluso desde una perspecitva marxista-leninista cuando desliza la idea de que el capitalismo está creando las condiciones de su propia extinción.
Ahora bien, a la luz de los acontecimientos, desde una perspectiva más actual, hay que decir que, si bien aquellos trabajadores de principios del siglo XX paulatinamente fueron adquiriendo ciertos derechos laborales, cien años después, en las primeras décadas del siglo XXI, el capitalismo no parece haberse debilitado en lo más mínimo; de hecho, todo indica que simplemente ha encontrado formas más modernas de explotación laboral.
Capítulo XXVIII
Resumen
Los Joad ahora se alojan en un furgón que se encuentra junto a un arroyo, una pequeña casa que resulta mejor que cualquier otra residencia, a excepción de las habitaciones en el campamento del gobierno. Ahora están recogiendo algodón. Winfield le dice a Madre que Ruthie discutió con otros niños y les dijo que su hermano Tom estaba prófugo por cometer un asesinato. Ruthie regresa con Madre, llorando porque los niños le han robado su caja de dulces Cracker Jack (razón por la que ella los amenazó hablándoles sobre Tom), pero Madre le dice a Ruthie que fue su culpa por mostrar sus dulces a los demás.
Esa noche, en la oscuridad total, Madre Joad sale al bosque y encuentra a Tom, que se ha estado escondiendo. Se arrastra cerca de él y quiere tocarlo para recordar cómo es. Ella también quiere darle siete dólares para que tome el autobús y se vaya. Él le dice que ha estado pensando en Casy; Tom recuerda que Casy salió al bosque en busca de su alma, pero solo descubrió que no tenía un alma individual; solo parte de una más grande. Tom se ha estado preguntando por qué las personas no pueden trabajar juntas para ganarse la vida y promete hacer lo que Casy hizo. Se va, pero promete volver con la familia cuando todo haya pasado.
Cuando deja a Tom, Madre Joad no llora. La lluvia comienza a caer. A su regreso al furgón, Madre se encuentra con el señor y la señora Wainwright, quienes han venido a hablar con los Joad sobre su hija, Aggie, que ha estado pasando tiempo con Al. Los Wainwright están preocupados de que las dos familias se separen y luego descubran que Aggie está embarazada. Padre continúa quejándose por haber dejado Oklahoma, mientras que Madre dice que las mujeres pueden afrontar los cambios mejor que los hombres, porque tienen la vida en los brazos, y los hombres la tienen en la cabeza. Para las mujeres, el cambio es más aceptable porque parece inevitable.
Al y Aggie regresan al furgón, donde anuncian que se van a casar. Salen antes del amanecer y se dirigen al campo donde recogerán algodón; más tarde, el resto de la familia sale en la misma dirección, incluso Rose of Sharon, aunque apenas puede moverse. Cuando los Joad llegan al lugar donde se recoge el algodón, descubren que ya hay otras familias presentes. Mientras continúa la recolección de algodón, comienza a llover, lo que hace que Rose of Sharon se enferme. Todos asumen que la joven está a punto de dar a luz, pero descubren que sufre de escalofríos. La llevan de regreso al furgón y encienden un fuego para calentarla.
Análisis
Los Joad se instalan una vez más en un hogar temporal, esta vez un furgón, pero descubren que su rutina se interrumpe una vez más cuando Ruthie revela el secreto sobre Tom. Significativamente, la causa de la pelea de Ruthie con los otros niños es la arrogancia; al comer sus dulces al aire libre, ofende a los otros niños, que se mueren de hambre. La decisión de Tom de dejar a la familia es un evento agridulce, pero completamente inevitable. Al permanecer con la familia, los pondría en peligro y se convertiría en una carga, ya que no puede contribuir a su trabajo.
Cuando Tom decide dejar a la familia Joad, lo hace con un nuevo propósito, que es una combinación de creencias políticas y espirituales. Tom acepta la enseñanza de Casy de que no existe un alma individual, solo un alma colectiva de la cual cada persona posee solo una parte. Con estas nuevas convicciones en mente, promete continuar la lucha de Casy por un mejor trato para los trabajadores. Este es un punto de inflexión para Tom: antes estaba completamente concentrado en sí mismo y en su familia; ahora se preocupa por el bien común, más allá de sus intereses personales.
Es Madre Joad quien se despide de Tom, demostrando una vez más ser el centro de la familia. Ella también cambia sus propios ideales en este capítulo: le aconseja a Tom que vaya solo, abandonando sus intentos anteriores de mantener unida a la familia casi a cualquier costo. Se ha dado cuenta de que la unidad familiar es insignificante sin la mayor unidad social por la que luchará Tom. Además, aunque Tom es el personaje por el que Madre ha mostrado más afecto, descubre que no puede llorar por su partida. Más bien, en el momento en que se da cuenta de que no puede llorar, comienza la lluvia, un fenómeno natural que refleja su estado emocional.
Steinbeck sugiere en este capítulo que las mujeres como Madre Joad están mejor preparadas que los hombres para manejar el cambio y el dolor. Durante el transcurso de la novela, los hombres a menudo critican su destino: Noah y Connie abandonan a la familia, mientras que el abuelo muere poco después de verse obligado a abandonar Oklahoma. Madre Joad, en cambio, ha aceptado los cambios a los que se ha enfrentado. Ella explica que las mujeres pueden aceptar el cambio porque, para ellas, este es inevitable. No tienen la ilusión de que controlan sus propios destinos, en evidente contraste con los hombres. Por lo tanto, se sienten menos sacudidas cuando se les presentan dificultades.
La inmadurez que Al Joad ha mostrado a lo largo de la novela toma un tono más peligroso en este capítulo. El señor y la señora Wainwright confrontan a los Joad con la posibilidad de que Al pueda dejar embarazada a su hija, dejándola con la carga de un hijo y con poco (o ningún) apoyo. De hecho, el anuncio del compromiso de Al y Aggie no es una noticia especialmente alegre, ya que Steinbeck contrasta el compromiso con el embarazo de Rose of Sharon, que está lista para dar a luz a su hijo sin su marido ni ninguna otra influencia masculina fuerte que la sustente.
Capítulo XXIX
Resumen
Las familias de trabajadores migrantes se preguntan hasta cuándo durará el diluvio. La lluvia daña los autos y penetra las tiendas de campaña. Durante las tormentas, algunas personas acuden a las oficinas de socorro, pero hay reglas: se requiere que uno viva en California durante un año antes de recibir ayuda. Por otro lado, no hay trabajo disponible durante un período de tres meses. Hombres hambrientos llenan los callejones para pedir pan; muchas personas mueren. La ira se intensifica, lo que hace que los sheriffs tomen juramento a nuevos ayudantes. Está claro que no habrá trabajo ni comida por bastante tiempo.
Análisis
Los trabajadores migrantes deben enfrentar otra dificultad más, quizás la peor de todas. Con la llegada de las lluvias llega también el final de la temporada de cosecha. Los trabajadores migrantes se enfrentan al hambre, pero no pueden recibir ninguna ayuda del gobierno. Para Steinbeck, el trato a estos trabajadores no es simplemente inhumano; dicho trato está por debajo incluso del trato al ganado. La narrativa de Steinbeck señala que ningún propietario de una granja dejaría que su caballo se muriera de hambre cuando no se usa. Sin embargo, están permitiendo que el hambre afecte a la fuerza laboral migrante. Esta forma de desprecio por la vida humana que reflejan las acciones de los propietarios está directamente relacionada con los abusos del sistema capitalista, que, con tal de no disminuir su margen de ganancia, no se solidariza en absoluto con los trabajadores migrantes.
Capítulo XXX
Resumen
Después de tres días de lluvia, los Wainwright deciden continuar su camino. Temen que el arroyo se desborde; sin embargo, Rose of Sharon entra en trabajo de parto y los Joad, en consecuencia, no pueden irse. Aunque Padre Joad y el resto de los hombres del campamento construyen el terraplén para evitar inundaciones, el agua se abre paso. Padre, Al y el tío John luego corren hacia el auto, pero no pueden hacerlo arrancar. Llegan al furgón y descubren que Rose of Sharon ha dado a luz a un bebé muerto.
Los Joad se dan cuenta de que su automóvil eventualmente se inundará. El señor Wainwright culpa a Padre Joad por pedirles se queden y ayuden, pero la señora Wainwright adopta una actitud diferente a la de su esposo: ella le dice a Madre Joad que, si bien es cierto que alguna vez la familia fue lo primero y que era necesario enfocarse exclusivamente en ella, ahora los migrantes tienen mayores preocupaciones. El tío John coloca al bebé muerto de Rose of Sharon en una caja de manzanas y lo hace flotar río abajo mientras los otros miembros de la familia Joad construyen una plataforma en la parte superior del automóvil. Mientras suben las aguas de la inundación, la familia permanece en la plataforma. Sin embargo, los Joad finalmente deben reubicarse y encuentran un granero para refugiarse hasta que deje de llover. En la esquina de este granero hay un hombre convaleciente y su hijo. El niño explica que hace varios días que su padre no prueba bocado, ya que cada alimento que consigue se lo da a él. Madre observa a Rose of Sharon; esta, luego de meditar unos segundos, pide que salgan todos. Madre Joad exclama con alegría: "Sabía que lo harías. ¡Lo sabía!" (609); luego, hace que todos abandonen el establo. Rose of Sharon se acerca al hombre moribundo, se descubre un pecho y le da de beber de su leche materna.
Análisis
Los Joad están atrapados en un dilema en este capítulo. Se enfrentan a la posibilidad de que el arroyo cercano se inunde, pero no pueden irse porque Rose of Sharon entra en trabajo de parto. La única solución a su calamitosa situación depende de la acción de la comunidad: el resto de las familias debe colaborar para construir el terraplén que detendrá la inundación. No obstante, la mayoría de las familias sugieren egoístamente la partida, razonando que no tienen la obligación de ayudar a Rose of Sharon. Debido a que se quedan sin ayuda, los Joad se ven obligados a refugiarse en la parte superior de su automóvil cuando el arroyo se desborda.
El comentario de la señora Wainwright de que ahora hay más preocupaciones que la familia destaca la postura colectivista de Steinbeck en Las uvas de la ira. Se ha necesitado una pobreza abrumadora para que grupos como los Joad se den cuenta de que las familias pequeñas y aisladas deben unir sus fuerzas para sobrevivir.
Al establecer el tono de urgencia de este capítulo, el nacimiento del hijo de Rose of Sharon conlleva importantes significados simbólicos. Para Rose of Sharon, el niño ha representado las posibilidades de un futuro optimista, pero el bebé nace muerto. El evento tiene un claro paralelismo con el viaje de los Joad a California: se han enfrentado a dificultades y dolores increíbles luchando por un futuro mejor, pero sus sacrificios no han conducido a nada. El destino del bebé es incluso una inversión perversa de la imaginería religiosa. El tío John coloca al niño muerto en una caja y lo envía río abajo, una alusión obvia y oscuramente irónica a Moisés. En lugar de un salvador vivo, este recipiente ofrece un presagio muerto.
Sin embargo, la escena final de Las uvas de la ira está destinada a infundir un mínimo de esperanza. La debilitada Rosa de Sharon amamanta al hombre moribundo en el granero para tratar de salvarle la vida. Ella le da lo que estaba destinado a su bebé a un completo extraño, un ejemplo de sacrificio desinteresado por el bien de la comunidad en lugar de la adhesión al bienestar individual. Fue necesaria una profunda pérdida personal, el parto de un niño muerto, para que Rose of Sharon pudiera ayudar al hombre. No obstante, ella se preocupa por el hombre anónimo con una medida del mismo amor que podría haberle mostrado a su propio hijo, sacrificando o, al menos, dejando de lado sus preocupaciones individuales en pos del bien común.