El Matadero (Símbolo)
El matadero simboliza un modo de gestionar la muerte: los animales van al matadero a morir indiscriminadamente y en masa, del mismo modo que morirán brutalmente 130.000 personas en la ciudad de Dresde a raíz de los bombardeos americanos, también indiscriminados. El matadero es un símbolo de aquello en lo que se convirtió Dresde el 13 de febrero de 1945.
"¿Pío, pío pi?" (Símbolo)
El canto del pájaro simboliza el hecho de que no haya nada inteligente que decir sobre la guerra, algo que explícitamente nos dice el narrador. El canto del pájaro suena solo en el silencio de Dresde luego de la masacre, y "¿Pío, pío pi?" (p.188) parece algo tan apropiado de decir en esas circunstancias como cualquier otra cosa. No hay palabras que puedan describir realmente el horror del bombardeo.
El pájaro canta fuera de la ventana del hospital de Billy y nuevamente, en la última línea del texto, en forma de pregunta. No tenemos respuesta, como no tenemos respuesta para el por qué de la masacre.
"Así fue" (Motivo)
La frase “Así fue” sigue a cada mención de la muerte en la novela. De este modo las emparenta e iguala, ya sean muertes naturales, accidentales o intencionales; ya sea si ocurren individualmente o en escala masiva. Vinculada a la concepción tralfamadoriana de la vida, la frase “Así fue” refleja una especie de consuelo de que, si bien una persona puede estar muerta en un momento determinado, está viva en todos los demás momentos de su vida, que están yuxtapuestos y pueden ser visitados una y otra vez a lo largo del tiempo. Al la vez, sin embargo, la repetición de la frase mantiene un recuento de la fuerza acumulada de la muerte a lo largo de la novela, y señala así también su trágica inevitabilidad.
Los pies azules y marmóreos (Motivo)
En varias ocasiones en Matadero cinco, los pies descalzos de Billy o de otros soldados se describen como azules, fríos y marmóreos. Estos tonos fríos remiten a la gangrena y anticipan o señalan la guerra y la muerte. La gangrena debido a la falta de calzado adecuado en el frío alemán fue causa de muerte de muchos soldados, entre ellos Roland Weary.
Billy ve en Luxemburgo “cadáveres con los desnudos pies azules y marmóreos”(p.64). El vagabundo que encuentra Billy en el vagón del tren está descalzo: “Alguien le había quitado las botas. Sus pies desnudos eran azules y marmóreos” (p.133).
Cuando escribe la carta a la radio para revelar todo lo que sabe sobre Tralfamadore, “los pies desnudos de Billy estaban fríos y marmóreos” (p.32); también cuando está por ser secuestrado por el platillo volador “se miró los desnudos pies y los sintió marmóreos y helados”(p.70). Luego, “Billy Pilgrim bajó las escaleras con sus fríos y marmóreos pies” (p.71), “salió haciendo crujir la húmeda ensalada del césped con sus fríos y marmóreos pies” (p.71).
Al igual que como sucede con el aliento a gas mostaza de Kurt, que persiste muchos años después de la guerra, los pies de Billy en 1967 siguen marmóreos y helados. Que estén azules y marmóreos tantos años después del bombardeo es un guiño, por un lado, con respecto a lo mucho que puede prolongarse en el tiempo el trauma de posguerra, pero también con respecto al aspecto estructural de la novela, que es la yuxtaposición de diferentes eventos distantes en el tiempo. Este motivo, asociado a la persistencia e inevitabilidad de la muerte, da cuenta de un lastre del cual Billy no puede desembarazarse.
El ataúd-carreta (Símbolo)
Casi al final del texto, y luego de los bombardeos de Dresde, Billy se recuesta a tomar el sol primaveral en una carreta hecha con un ataúd. Este recostarse sobre el ataúd compone una muerte simbólica: la pérdida de la inocencia, la muerte de una existencia significativa de aquellos que, a pesar de haber sobrevivido al bombardeo, de algún modo han muerto también.