La historia transcurre durante cuatro noches en las que el cielo se mantiene blanco como el día, debido al solsticio de verano. Un hombre extremadamente solitario y soñador conoce a una muchacha llamada Nástenka en el muelle. Se hacen amigos. Él le relata su vida, y ella le cuenta que está a la espera de la visita de su prometido, que se encuentra en la ciudad.
Su prometido es un inquilino que ha vivido con ella y prometió volver a buscarla en el transcurso de un año. El narrador, a pesar de estar secretamente enamorado de ella, intenta ayudarla a comunicarse con este joven, que está alojado en la ciudad. El prometido parece haberla abandonado, no acude al encuentro ni responde las cartas.
Durante la cuarta noche, el narrador le confiesa su amor a Nástenka. Ella se propone olvidar al prometido y amar al narrador. Le dice que puede mudarse a su casa y ser su inquilino, y que con el tiempo harán buena pareja. Sin embargo, mientras planean su futuro, aparece el antiguo prometido. Násstenka se lanza a sus brazos y se marcha con él, mientras que el narrador vuelve a casa, solo y angustiado. Al día siguiente, recibe una carta de ella pidiendo disculpas. Él siente una profunda tristeza, pero también gratitud por haber vivido un minuto de felicidad.
