Primero sueño

Primero sueño Elementos Literarios

Altavoz o Narrador, y Punto de Vista

El poema tiene como eje un yo lírico que expresa desde la primera persona del singular la narración y la descripción de un viaje imaginario. No obstante, la primera persona solo se hace explícita en dos ocasiones (el verso 617 y el último verso del poema).

Forma y Medidor

La forma de esta escritura poética es la silva y alterna versos heptasílabos (7 sílabas) con endecasílabos (11 sílabas). La rima es consonante y algunos versos quedan sueltos, es decir, sin rima.

Metáforas y Símiles

El poema se caracteriza por un uso abundante de metáforas. Un ejemplo central, ya considerado en este análisis, es la referencia a la luna: "la diosa / que tres veces hermosa / con tres hermosos rostros ser ostenta" (vv. 13-15). Más adelante, para referirse a ese punto donde se encuentran el sol y el mar, y donde se esconde el sol al anochecer, la poética expresa "la instable / cerúlea cuna donde el sol dormía" (vv. 87-88).

La presencia del león y el águila también es introducida a través de metáforas como "el rey" (v. 111) para el primero y "la reina" (v. 130) para la segunda. Otras metáforas fundamentales son las que refieren al sueño como pequeña muerte: "retrato del contrario / de la vida" (vv. 173-174) e "imagen poderosa / de la muerte" (vv. 189-190).

Por otra parte, encontramos algunos símiles muy relevantes, tales como: "De Júpiter el ave generosa, / como al fin reina, por no darse entera / al descanso, que vicio considera" (vv. 129-131). En este caso, leemos nuevamente la presencia del águila como reina de las aves, y la comparación con la figura de un monarca sirve para explicar por qué es de las últimas criaturas en dormirse: en su posición de autoridad, es responsable de estar atenta hasta último momento; descansar aparece como un vicio para el ave reina.

Otro símil destacable es aquel que establece una relación entre la forma de las Pirámides, las llamas de fuego y la forma del pensamiento humano. El poema afirma “que como sube en piramidal punta / al cielo la ambiciosa llama ardiente, / así la humana mente / su figura trasunta, / y a la Causa Primera siempre aspira” (vv. 404-408). En esta comparación, la poeta resalta la ambición de la mente humana, que tiene como tarea la búsqueda del conocimiento. Ese conocimiento es también el acercamiento a Dios y se produce hacia arriba, a modo de elevación o ascenso.

Aliteración y Asonancia

Es posible identificar una abundancia de términos con el sonido /s/, sobre todo al comienzo del poema. Así, por ejemplo, se condensan en los siguientes versos: "su obtusa consonancia espaciosa / al sosiego inducía" (vv. 70-71). Esta aliteración conecta con el sentido general de esta primera sección del poema, es decir, el anochecer. Esta atmósfera nocturna que invita al cuerpo a dormir convoca el uso de términos como "sueño", "silencio", "susurro", "sosegado", "sombras", todas palabras que contienen /s/. La aliteración puede interpretarse en relación a un silbido suave, adormecedor, que desemboca en los versos 146 y 147: "El sueño todo, en fin, lo poseía; / todo, en fin, el silencio lo ocupaba".

Irony

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Genero

Poesía. El género poético es la silva.

Ajuste

El poema tiene lugar entre el anochecer y el amanecer siguiente. El espacio poético abarca desde la interioridad del cuerpo del yo lírico, sus órganos y miembros, hasta el cielo al que asciende el alma.

Tone

El tono del poema es denso, complejo. Exige una lectura detenida y concentrada. El clima es de calma, quietud y silencio.

Protagonista y Antagonista

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Conflicto Principal

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Climax

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Presagio

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Atenuación

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Alusiones

Muchas de las alusiones que construyen este poema son difíciles de reconocer en el presente. Esto se debe a que remiten a conocimientos extendidos en la época en que escribe Sor Juana y compartidos por las elites científicas y aristocráticas. Una de ellas, es, por ejemplo, la referencia a la diosa Venus: "... roto del capillo el blanco sello, / de dulce herida de la cipria diosa / los despojos ostenta jactanciosa..." (vv. 742-744). La palabra "capillo" es una variante de capullo. Este pasaje habla de la contemplación de una rosa, motivo típico de la poesía de todos los tiempos. Ahora bien, para describir su color, Sor Juana refiere a la "cipria diosa", es decir la diosa nacida en Chipre, que es Venus. En la mitología, al correr entre plantaciones de rosas blancas, Venus se lastima el pie con una espina y las tiñe de rojo con su sangre.

Metonimia y Sinecdoque

Una metonimia utilizada por Sor Juana en este poema es "aves sin pluma aladas" para referirse a los murciélagos, que revolotean por las noches y que aparecen en la escena inicial, al anochecer. Al mencionar estos animales nocturnos, la poeta también retoma un motivo mitológico: según la mitología, la raza de los murciélagos procede de las tres hijas de Minias (o Miniedes), devotas de la diosa Palas, representante de las tareas femeninas (hilar, tejer, bordar). Durante una celebración del dios Baco, del vino y la fertilidad, la Miniedes se quedaron en casa dedicadas a esas tareas y no cumplieron con la obligación de participar de las fiestas. Entonces Baco las castigó convirtiéndolas en murciélagos y a su casa en una selva. Sor Juana aprovecha el mito como un elemento más en la creación de esta atmósfera nocturna para toda la naturaleza y todos los seres, gracias a la cual se genera el ambiente necesario para que el cuerpo duerma.

Personificación

La personificación es un recurso utilizado en el poema para referirse, entre otras cosas, a las partes del cuerpo del yo lírico que se adormecen de manera gradual. Así, por ejemplo, el estómago y sus funciones son descritos en una extensa personificación: "Y aquella del calor más competente / centrífica oficina, / próvida de los miembros dispensara, / que avara nunca y siempre diligente, / ni a la parte prefiere más vecina / ni olvida a la remota, / y en ajustado natural cuadrante / las cuantidades nota / que a cada cual tocarle considera, / del que alambicó quilo el incesante / calor, en el manja que, medianero / piadoso, entre él y el húmedo interpuso / su inocente substancia, / pagando por entero / la que, ya piedad sea, o ya arrogancia / al contrario voraz, necio, la expuso" (vv. 234-249).

La avaricia, la arrogancia o la piedad son cualidades propias de los seres humanos, pero aquí son utilizadas para describir a este órgano del cuerpo. Además, la acción del estómago se expresa a través de verbos como "preferir", "olvidar" o "notar", típicos de la percepción y la sensibilidad de las personas. La "centrífica oficina" es algo así como la "oficina central" del cuerpo humano, la fábrica donde se procesan los alimentos. Sor Juana la describe como una madre que reparte los nutrientes entre todos sus hijos, entre todos los miembros del cuerpo, tanto los cercanos como los lejanos.

El viento es otro elemento personificado en el poema: "que en medio se quedó tal vez dormido" (v. 64).

Hyperbole

La hipérbole es un recurso muy utilizado por la poesía barroca, ya que expresa exageración y abundancia. En este poema pueden encontrarse varios ejemplos. Por ejemplo, en los siguientes versos, la poética es hiperbólica: "En cuya casi elevación inmensa, / gozosa mas suspensa, / suspensa pero ufana / y atónita aunque ufana, la suprema / de lo sublunar reina soberana, / la vista perspicaz, libre de antojos". Por un lado, "elevación inmensa" constituye una hipérbole que funciona perfectamente de acuerdo al planteo central del poema: el camino de ascenso al conocimiento y a los cielos es tan extenso que parece infinito, inmenso, eterno. Es una elevación exageradamente alta. Por otro lado, al reordenar los componentes, leemos que la visión es calificada de "suprema reina soberana de lo sublunar". En este caso, la hipérbole se combina con el hipérbaton, que también caracteriza a todo el poema. Así, la vista, el sentido predilecto para conocer y aprender según este poema, es descrita como regente, como reina, a través de la acumulación de términos hiperbólicos. Más adelante, encontramos hipérboles como "con la sobra de objetos, y excedida / de la grandeza de ellos su potencia" para referirse a la infinitud de cosas que el alma observa pero no logra comprender, justamente porque son demasiadas, excesivas, infinitas.

Onomatopoeia

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