Resumen
Entre los versos 540 y 826, el alma se mantiene suspendida en las alturas ya que el cuerpo continúa dormido. El entendimiento ha descubierto que todas las cosas de la tierra y del cielo son infinitas y por lo tanto acepta que no puede conocerlas de manera absoluta. Entonces, el yo lírico asegura que el método indicado para conocer es pasar gradualmente por cada concepto y cada objeto, examinarlos uno por uno. Así, busca conocer desde lo más pequeño y terrenal hasta la divinidad misma. El yo lírico reflexiona sobre varias cuestiones, tales como Dios, el hombre (en el sentido de ser humano), el valor de los libros, la justicia y la belleza. Entre todas estas reflexiones, se expresa una teoría del conocimiento que es la gran propuesta del poema: es necesario seguir el método gradual para alcanzar el conocimiento.
Análisis
Al igual que las anteriores, esta sección está compuesta por versos de 7 y 11 sílabas sin separación de estrofas, ya que forman parte de la misma silva. Del mismo modo, casi toda la sección mantiene el uso de la tercera persona en la voz del yo lírico. Sin embargo, en uno de los versos se manifiesta por primera vez la primera persona de manera explícita, como analizaremos más adelante.
Al comienzo, el alma siente sorpresa por la verdad que acaba de descubrir: es imposible conocerlo todo de manera absoluta, ya que todas las cosas del universo son infinitas. El poema enuncia:
No de otra suerte el alma, que asombrada
de la vista quedó de objeto tanto,
la atención recogió, que derramada
en diversidad tanta, aun no sabía
recobrarse a sí misma del espanto
ue portentoso había
su discurso calmado,
permitiéndole apenas
de un concepto confuso.
(vv. 540-548)
Lo que se ve aquí es que el alma se encuentra asombrada, sorprendida y confundida, y no logra elaborar conceptos con claridad.
Ante la confirmación de que es imposible comprenderlo todo, entiende que debe pasar por los conceptos y los objetos de manera gradual, uno por uno, para lograr conocerlos. El alma “más juzgó conveniente / a singular asunto reducirse, / o separadamente / una por una discurrir las cosas” (vv. 576-579). Entonces se propone escalar por los conceptos, “ascendiendo grado a grado” (v. 594). El alma va “los altos escalones ascendiendo” (v. 608) en el camino hacia el aprendizaje. Es por ello que el yo lírico defiende el ascenso hacia el conocimiento paso por paso y afirma: “De esta serie seguir mi entendimiento / el método quería” (vv. 617-618). En esta cita encontramos otro ejemplo de hipérbaton. La frase reordenada de acuerdo con una sintaxis más natural para el español dice: “Mi entendimiento quería seguir el método de esta serie”. Se refiere al método gradual. Josefina Ludmer, crítica especialista en las literaturas latinoamericanas, asegura que en Primero Sueño se propone una teoría del conocimiento. Se trata justamente de este planteo acerca del método gradual, que permite adquirir conocimientos pasando de un concepto a otro, ya que comprender todo al mismo tiempo es imposible.
Los versos arriba citados son también muy importantes porque se trata de la primera ocasión en que el yo lírico se manifiesta en primera persona al decir “mi entendimiento”. La segunda y última vez en que encontramos un pronombre de primera persona en el poema es en el verso final, que analizaremos en la próxima sección.
Es fundamental destacar además la reflexión sobre el valor de los libros que propone el poema. Se trata de un elogio a los libros y al estudio. Los términos “doctrina” y “doctos” (vv. 600-601) refieren justamente a esos paradigmas y conocimientos reunidos en los libros, de los cuales el alma se nutre. La subjetividad del yo lírico coincide en este punto con la subjetividad de la poeta, que demuestra interés por los libros desde muy pequeña y declara esa pasión en varios de sus textos, tales como la Respuesta a Sor Filotea.
Luego, el poema propone un extenso elogio al Hombre, es decir, al Ser Humano (vv. 602-702). En esos versos afirma que el ser humano es una bisagra, una articulación entre lo animal y lo divino. También resalta que el hombre es una creación de Dios, tal como narra la Biblia, y que los seres humanos tienen ciertas cualidades divinas. Al mismo tiempo, expresa la complejidad de lo humano, que combina la grandeza con la miseria. El elogio al Hombre es un tópico que puede encontrarse en muchos otros textos literarios y filosóficos.
Más adelante, encontramos un pasaje sobre la belleza a partir de la contemplación de una rosa, tópico recurrente en la poesía desde la antigüedad. En estos versos, el poema expresa la imposibilidad de comprender incluso las cosas más pequeñas y terrenales, como las flores. Se interroga sobre la belleza de las rosas. En este pasaje, el poema crea una imagen visual mediante una alusión a la diosa Venus: "roto del capillo el blanco sello, / de dulce herida de la cipria diosa / los despojos ostenta jactanciosa..." (vv. 742-744). El término "capillo" es una variación de la época para la palabra "capullo". Para describir el color rojo cautivante, Sor Juana aprovecha un relato mitológico: Venus es la "cipria diosa" porque es nacida en Chipre. En el mito, Venus corre entre plantaciones de rosas blancas, se lastima el pie con una espina y las tiñe de rojo con su sangre.
Finalmente, destaca la reflexión entre paréntesis de los versos 811-826 con los que se cierra esta parte del poema. Se trata de un análisis político sobre la justicia en el que puede leerse la posición de la autora. Una vez más, la subjetividad de Sor Juana se filtra en el poema, indicando una proximidad entre el yo lírico y la poeta. Los versos proponen que no conviene mostrar al pueblo los castigos aplicados a los delincuentes para no exhibir ejemplos de mal comportamiento. Estos ejemplos podrían influenciar al pueblo y llevarlo a cometer delitos. El aspecto positivo de este pensamiento de la monja es su defensa de la bondad y su rechazo de la malicia como motor de las acciones del hombre. Ahora bien, en estas palabras Sor Juana también deja entrever su posición aristocrática para pensar los temas políticos: propone ocultarle información al pueblo y da por supuesto que este es demasiado frágil y vulnerable ante la maldad. Mira al pueblo desde una posición de elite, como “desde arriba”. Esto no es extraño, considerando su biografía y su cercanía a la corte.
La corte, a la que Sor Juana pertenece desde muy temprana edad, es al igual que la Iglesia y la Universidad, un espacio de poder, conocimiento, artes y cultura en esta época. En ese sentido, si bien este podría parecer un pasaje poco relevante del poema porque se desvía del tema principal, es necesario destacarlo. Es una digresión marcada entre paréntesis, como si fuera un comentario al pasar. Pero en estos versos la monja se arriesga a opinar sobre una cuestión política y jurídica de importancia (¿cómo lidiar con quienes no respetan la ley?). Se trata de una muestra del coraje y la excepcionalidad de Sor Juana que, siendo mujer, religiosa y criolla, se atreve a opinar de todos los temas, incluso los más relegados a los hombres en aquella época. Es preciso recordar que una mujer no puede ser autoridad política o jurídica ni estudiar en profundidad filosofía del derecho en el período en que vive Juana, ni siquiera las más inteligentes, aunque pertenezcan a la Corte y a la Iglesia.
En esta sección, las características de Sor Juana como intelectual en aquel contexto histórico se leen con especial fuerza. Esto se debe a que en estos versos el yo lírico expresa en tercera persona sus razonamientos sobre diversos temas, así como ostenta sus conocimientos científicos y opiniones de toda índole.