Resumen
Entre los versos 266 y 539, el cuerpo está dormido y el alma emprende un viaje hacia arriba, hacia el cielo, hacia el conocimiento. Es un viaje en forma de ascenso, de elevación, escalando un monte imaginario e infinito. El alma alcanza la perspectiva justa para percibirlo todo: todas las cosas terrestres y los cuerpos celestiales. Puede percibirlo todo con más facilidad porque el cuerpo está en reposo. En esa ascensión, el alma sube más alto que el vuelo de las águilas y observa desde arriba las Pirámides, que se erigen en punta hacia el cielo como la mente humana se erige en búsqueda de Dios y de conocimiento.
Al estar ya elevada, el alma, totalmente libre de obstáculos y de obstrucciones, se siente feliz e intenta dar señales a la comprensión de todo lo que percibe. Sin embargo, tantas son las cosas por ver que, sin abandonar la satisfacción, pasa a sentirse asombrada, sorprendida, suspensa. Entonces el alma, encandilada como si mirara directamente al sol, por mirarlo todo, no logra ver nada. No logra reconocer con nitidez qué es cada cosa, cada parte del universo. Comprueba así los límites de la inteligencia humana.
Análisis
Esta sección está compuesta por versos heptasílabos y endecasílabos sin división de estrofas, al igual que las anteriores, ya que forma parte de la misma silva. El yo lírico narra y describe el ascenso del alma en tercera persona.
Primero Sueño tiene como tema central el alcance de la mente humana en la búsqueda de conocimientos, como ya se ha mencionado. En ese sentido, el alma y el entendimiento son sinónimos en este poema. Para desarrollar ese tema, la poeta utiliza una alegoría en la que el sueño es como una pequeña muerte temporal. Ese sueño toma la forma de un viaje de ascenso hacia los cielos. En la elevación, el alma se acerca a Dios y a los conocimientos. Los versos de esta sección se concentran en ese viaje de ascenso. Por ese motivo, la crítica especializada la denomina “El viaje”.
Cuando termina de construirse la noche, el cuerpo del yo lírico duerme. Entonces, el alma se considera separada, dividida, libre del cuerpo y eso le permite remontar el vuelo intelectual que tanto anhela. El intelecto se libera de las prisiones corporales.
En primer lugar, leemos cómo en el alma se crean “imágenes de todas las cosas” (v. 281). A partir de este momento, destaca una cuestión fundamental del poema: la vista es el sentido predilecto para conocer. En Primero Sueño abundan las imágenes visuales, las referencias a los colores y las figuras geométricas. Así, leemos: “y el pincel invisible iba formando / de mentales, sin luz, siempre vistosas / colores, las figuras / no sólo ya de todas las criaturas / sublunares, mas aun también de aquellas / que intelectuales claras son estrellas” (vv. 282-287). Estos versos muestran que el conocimiento, según el poema, se forma a partir de representaciones intelectuales que se plasman en la poética como imágenes visuales. Con un pincel imaginario, el alma capta todas las cosas existentes en este viaje de conocimiento. Verbos como “ver”, “mirar” y “observar” se relacionan, por un lado, con pintar y crear, y, por el otro, con conocer, concebir y representar.
En esta sección encontramos nuevas referencias a la luna, en este caso para marcar las fronteras entre la Tierra y el Cielo. Las cosas "sublunares" son las terrestres y las "supralunares", las celestiales o divinas. El alma logra ascender tanto como para apreciar incluso las cosas supralunares, gracias a que se encuentra separada y libre del cuerpo, llamado aquí “corporal cadena” (v. 299). El cuerpo obstruye, impide el vuelo intelectual cuando está despierto, pero ahora que se encuentra dormido, el alma puede ascender. Selena Millares, al estudiar la lírica barroca de Sor Juana, propone pensar este sueño como un viaje inmóvil de conocimiento. Es un viaje espiritual que se produce mientras el cuerpo está en reposo, sin movimiento. Sor Juana trabaja este tópico con originalidad, ya que se desvía de la antigua relación de los sueños con las mentiras. La poeta, por el contrario, muestra al sueño como algo positivo y deseable. Se trata de la vía óptima para que el alma emprenda el ascenso hacia el conocimiento.
El viaje hacia el conocimiento es de elevación o ascenso porque se trata de la búsqueda de la divinidad, que habita en los cielos. La búsqueda de Dios es también la búsqueda de conocimientos según esta poeta. Para expresar este movimiento "hacia arriba", el poema recurre a símbolos y metáforas de cumbres, volcanes y montes, caracterizados como gigantes picos que encuentran las nubes. También, se refiere a figuras como triángulos y conos. La misma función cumplen las referencias a las Pirámides, presentes en el poema desde su primer verso. De hecho, el adjetivo "piramidal", que da inicio a la obra, señala ya esa línea de ascenso y esa perspectiva hacia los cielos. En esta sección, las Pirámides simbolizan el orden del mundo y colocan a Dios en el ápice, como "Causa Primera", y a la naturaleza y los hombres por debajo. La luna, el sol, las aves, las águilas, son otras referencias al vuelo y a los cielos que inundan el poema en su conjunto.
Es posible afirmar que las referencias a Dios no resultan muy evidentes en el poema. Recordemos que Sor Juana menciona, en la Respuesta a Sor Filotea, que se dedica poco a los temas religiosos porque teme cometer herejías. Además, sostiene que todas las ciencias, las divinas y las humanas, están interconectadas, y todas ellas permiten acercarse a Dios. Ahora bien, aunque parezca sutil, la presencia de la divinidad es central en Primero Sueño, sobre todo en esta sección.
Dice el crítico mexicano Octavio Paz que la mención a la "Causa Primera" (es decir, a Dios) se conecta directamente con las figuras circulares. La circunferencia es para Sor Juana, como para los filósofos griegos que ella estudia, la figura perfecta. Representa el infinito, el todo, la eternidad. Paz explica que "si Dios es la circunferencia cuyo centro está en todas partes, el hombre es el punto de convergencia de la creación, el eslabón entre las criaturas mortales y los espíritus inmortales". Es decir que la conexión de Dios con las formas circulares permite pensar que los seres humanos y su intelecto tienen la capacidad natural de conocerlo todo: todas las criaturas y objetos de la tierra y, más allá, todo el universo y la divinidad.
Ya se ha mencionado que la vista es el sentido predilecto para conocer en este poema. Ahora bien, en su viaje de elevación, el intelecto "ve", "mira" y "observa" todas las cosas de la tierra y del universo. Pero en cierto punto, todo eso es tan extenso, tan numeroso, tan infinito que el entendimiento no puede comprenderlo; se encuentra encandilado ante la acumulación excesiva de todas las cosas. Enuncia el propio poema:
la vista perspicaz, libre de antojos,
de sus intelectuales bellos ojos,
sin que distancia tema
ni de obstáculo opaco se recele
de que interpuesto algún objeto cele,
libre tendió por todo lo criado:
cuyo inmenso agregado, cúmulo incomprensible,
aunque la vista quiso manifiesto
dar señas de posible,
a la comprensión no que, entorpecida
con la sobra de objetos, y excedida
de la grandeza de ellos su potencia,
retrocedió cobarde.
(vv. 440-453)
En esta cita encontramos el recurso a la hipérbole para expresar con exageración todo lo que existe. Todas las cosas sublunares y supralunares son tantas que se vuelven incomprensibles. Aunque el alma intenta dar señales, no es posible para el entendimiento comprenderlo todo. Dice el poema: "por mirarlo todo, nada vía" (v. 480). Es decir, nada veía.
Durante el sueño, entonces, el alma se libera del cuerpo y puede dedicarse a sus tareas intelectuales, pero ante el exceso y la infinitud de objetos de la naturaleza y de la divinidad, debe retroceder. En este punto, leemos otro aspecto original del poema. La luz tiene valores positivos y negativos al mismo tiempo. Al comienzo, la oscuridad es deseable pues invita al sueño. Por eso, el yo lírico celebra la ausencia de luz. Pero ahora, la luz también se relaciona con la verdad, la salud, la ciencia, los descubrimientos. De todas maneras, se sostiene la contradicción entre el valor positivo y el negativo, ya que la verdad que encuentra el yo lírico resulta desagradable. La verdad es que es imposible conocerlo todo. El último verso de esta sección, refiriéndose a esto, asegura: "así del mal el bien tal vez se saca" (539).
Entonces, el alma tantea y registra los límites del alcance del intelecto humano. A partir de allí, siente desengaño. Es decir, reconoce que su anhelo, su deseo de ascender hacia el conocimiento absoluto, no puede cumplirse.