Descripción de los baños de vapor (imagen visual)
“En el vestíbulo habían tratado de respetar el estilo oriental que se notaba en el letrero de la puerta. Allí había un mostrador decorado con peces multicolores y dragones rojos tallados en relieve”.
Cuando el narrador describe los baños de vapor, antes de dar detalles del sótano en donde tenía encuentros con otros hombres, menciona el sitio de entrada y lo describe detalladamente. Es interesante resaltar que también allí había peces como decoración, tal como en su propio salón de belleza que luego se convertiría en Moridero.
Signos físicos del avance de la enfermedad en el narrador-cuidador (imagen visual)
“Actualmente mi cuerpo esquelético, invadido de llagas y ampollas, me impide seguir frecuentando ese lugar [los baños de vapor]”.
Paulatinamente, el texto describe cada vez más el avance de la "peste" en los cuerpos de los enfermos. En un momento, llega el turno del narrador, quien también pasa a estar contagiado. En su caso, el primer signo visible de la enfermedad es el de las llagas en sus mejillas. Con el tiempo, va dejando de comer y, progresivamente, su cuerpo cambia, presentando la imagen que vemos en esta cita.
Hedor que despiden los enfermos (imagen olfativa)
“A lo otro que también creo haberme acostumbrado es al olor que despiden los enfermos”. “Me refería hace unos momentos al hedor y la costumbre, porque mi nariz ya casi no percibe los olores. Me doy cuenta por las muecas de asco de los que vienen de fuera apenas ponen un pie en este lugar”.
En estas dos citas asistimos a una imagen olfativa referida al olor desagradable que comienza a sentirse en el Moridero cuando los enfermos están cada vez más cerca de su final. En un momento, el narrador-cuidador ya ni siquiera percibe este hedor, sino que se acuerda de su existencia cuando ingresan nuevas personas.
Quejas de los enfermos (imagen auditiva)
“Comenzó con un largo discurso delirante que solo interrumpía las pocas horas en que era vencido por el sueño. En algunas ocasiones el tono de su voz se elevaba más de lo conveniente y opacaba con sus palabras exaltadas las quejas de los demás huéspedes”.
En esta cita en particular, el narrador se refiere a las quejas del muchacho que murió de tuberculosis, por el dolor físico y el delirio mental que avanzaba de forma inclemente. Asimismo, es común que en diferentes ocasiones de la narración se mencionen las quejas, gritos y lamentos de los otros enfermos que están esperando su muerte, sobre todo si se despertaban sobresaltados por las noches.