El narrador de Salón de Belleza se ha convertido en el único cuidador de los varones (porque solo los varones son bienvenidos) que mueren a causa de una epidemia que afecta a su ciudad sin nombre. El Moridero, como se conoce ahora al antiguo y querido salón de belleza para mujeres locales del narrador, se ha convertido en la última parada para los afectados por la plaga. A medida que la enfermedad hace estragos en la ciudad, dejando que sus víctimas mueran solas en una sociedad que las rechaza, el Moridero ofrece un refugio necesario y atesorado.
Curiosamente, el narrador está más preocupado por describir los peces tropicales que alberga en los elaborados acuarios del Moridero que por el propio hospicio o por aquellos varones que cuida. Esta obsesión es una parte importante de la estructura de la novela: el narrador proporciona a regañadientes información sobre los acontecimientos cotidianos del Moridero. Son tareas que lo distraen, para su disgusto, del acuario, pero que aun así se siente obligado a realizar.
La vacilación del narrador y sus inusuales prioridades hacen que la lectura del Salón de Belleza sea una experiencia particularmente enigmática. De forma fragmentaria el narrador nos cuenta su historia y algunos eventos del lugar. De lo que sí se habla mucho es de la rareza y la singularidad de los peces; el narrador está fascinado por la dinámica dentro del tanque, especialmente la que existe entre los peces enfermos y los sanos. Los cuerpos humanos enfermos que el narrador atiende, sin embargo, son simplemente cuerpos, no son raros, no son únicos y tienen poco interés para él. De hecho, insiste en tratarlos así, en su propio beneficio y en el de ellos. Tratar a los pacientes como individuos sería engañarlos, darles falsas esperanzas. Es seguro que van a morir, y la única manera de respetarlos es actuar en consecuencia. La bondad también parece casi cruel a veces, como demuestran las estrictas normas que el narrador impone al Moridero: nada de visitas, nada de regalos, nada de mujeres y, sobre todo, nada de religión.
Finalmente, él mismo enferma, pero le es difícil saber qué rumbo tomará su enfermedad y qué pasará con el Moridero.