El narrador, encargado de cuidar a los peces, finalmente los somete a condiciones de abandono. (Ironía situacional)
El narrador establece inicialmente un entorno próspero para los peces en dos acuarios antes de la muerte de los Monjitas. Los peces, en particular los Escalares, se describen como supervivientes desde tiempos de prosperidad. Sin embargo, una repentina aparición de hongos provoca el declive de los Escalares, que acaban muriendo. El narrador para revivir la vida acuática compra Guppys. La ironía es que el narrador, que se encarga de cuidarlos, acaba sometiendo a los nuevos peces a malas condiciones de vida. A pesar de la intención de rejuvenecer el acuario, los nuevos peces son descritos como resistentes y capaces de soportar el abandono. El narrador, que pretende crear un santuario para los rechazados por la sociedad debido a una misteriosa plaga, perpetúa un ciclo de abandono.
La transformación del salón en principio pretendía ser superficial, mientras que finalmente la transformación del lugar es profunda. (Ironía dramática)
"Lo que no tiene nada de divertido es la cantidad cada vez mayor de personas que han venido a morir al salón de belleza. Ya no solamente amigos en cuyos cuerpos el mal está avanzado, sino que la mayoría son extraños que no tienen donde morir." La ironía dramática surge del contraste entre la intención original del narrador del salón y la consecuencia no buscada. Mientras que el narrador perseguía un interés en los acuarios por su atractivo visual, la realidad de la transformación del salón en un hospicio para enfermos terminales es diferente.
Las hermanas de la caridad, que debieran ser ejemplo de compasión, son prejuiciosas y reprochonas. (Ironía situacional)
"Lo más probable es que [Las hermanas de la caridad] no quieran saber nada de los más miserables, ni de los de conducta escandalosa. Muchos huéspedes, a pesar de encontrarse gravemente enfermos y de estar bajo la atmósfera que les impongo, no abandonan jamás sus conductas aprendidas." La ironía son las expectativas del narrador sobre cómo las Hermanas de la Caridad tratarían a los huéspedes moribundos del Moridero y la realidad. Se imagina que las Hermanas de la Caridad no serían capaces de hacer frente al comportamiento desafiante de los huéspedes moribundos. Destaca el escepticismo del narrador ante la ayuda o intervención externa. Sugiere una falta de fe en los modos convencionales de cuidado y caridad.