Adiós, hermano mío

Adiós, hermano mío Temas

El pasado y el presente

En "Adiós, hermano mío" hay dos concepciones opuestas sobre el pasado y el presente. Los Pommeroy no tienen problema alguno con la nostalgia. Encuentran en el pasado las raíces de la unión familiar. El narrador recuerda con orgullo y satisfacción todo lo que la familia ha vivido. Venera la casa de Laud's Head, construida décadas antes por su ya fallecido padre, y encuentra un gran placer al vestirse para el baile con la ropa que usaba a los dieciocho años para jugar fútbol americano. Para dicho baile, su esposa se viste con el vestido de novia con el que se casaron, y él la encuentra más hermosa aún que en aquel entonces. Para los Pommeroy, el presente cobra valor a partir del pasado compartido.

Para Lawrence esto es totalmente diferente. El hermano menor de la familia considera que toda nostalgia o vindicación del pasado es un mero síntoma de la incapacidad de la familia de vivir el presente afrontando sus vicisitudes. Lawrence no comparte raíces con el resto de los Pommeroy. Se ha ido de casa siendo muy joven y ha compartido poco tiempo con sus hermanos y su madre. Para él, Laud's Head es un símbolo de la decadencia familiar y nada más. Lawrence considera que la familia debe someterse al rigor del presente, dejando de lado todas las nostalgias y añoranzas del pasado.

La sexualidad femenina

En este tema también las aguas se dividen. Los Pommeroy tienen una mentalidad abierta respecto a la libertad sexual de la mujer. No juzgan a Diana por salir con diferentes hombres, así como tampoco juzgan a Odette, esposa de Chaddy, por coquetear con el narrador. Consideran que Diana puede acostarse con quien quiera, y que el coqueteo de Odette es inofensivo, pues es una mujer que necesita ser admirada y lo merece.

Todo lo contrario piensa Lawrence. Desde su moral puritana, el hermano menor de la familia juzga severamente a las mujeres. Cuando Diana sale con Edward Chester, Lawrence pregunta despectivamente: "¿Es con ese con el que se acuesta ahora?" (21). De inmediato, Helen y la madre lo reprenden. Por supuesto, Lawrence también se indigna con el coqueteo de Odette. Cabe destacar, además, que Ruth, la esposa de Lawrence, es una mujer sometida a la moral de su esposo y, por lo tanto, alejada de toda sensualidad.

Tras la partida del hermano menor de Laud's Head, la moral represora desaparece. La última imagen del cuento es clara al respecto. El narrador, desde la terraza de la casa, observa a su esposa y su hermana saliendo desnudas, sin rubor alguno, del mar. Lejos de escandalizarse o sentir que allí hay algo impúdico, el narrador las encuentra hermosas y llenas de gracia, y se las queda mirando.

El ocio

Nadar en el mar, jugar al tenis o al backgammon, beber cócteles, ir a la playa, ir a un baile o a una exposición de flores, disfrutar de la puesta del sol: las actividades ociosas que llevan a cabo los Pommeroy son muchas y muy variadas. Claro, todos están allí de vacaciones y es, por lo tanto, lógico que dediquen su tiempo a actividades de este tipo.

¿Quiénes son los únicos que no participan de estas actividades? Por supuesto, Lawrence y su familia. Mientras que los Pommeroy se entregan al ocio, el hermano menor no participa de ninguna actividad recreativa y censura a sus familiares por "perder el tiempo". Para Lawrence, la familia se distrae en el ocio porque es incapaz de enfrentar el presente. Hacer actividades recreativas es para él un síntoma más de evasión.

Cabe destacar que Ruth va al baile de disfraces. No obstante, es la única que no va disfrazada; lleva un vestido de noche, lo que desentona con el evento. Esta aparición sorpresiva de la esposa de Lawrence en el baile da a pensar que ella no necesariamente comparte el desprecio de su marido por el ocio, sino que ella y sus hijos se ven sometida a su severa ley.

La familia

"Adiós, hermano mío" presenta a la familia como una construcción compleja, llena de amor y lealtad, pero también de tensiones y rencores. Lejos de presentar un ideal familiar, Cheever construye a los Pommeroy como una fuerza contradictoria y dinámica. De hecho, la solidez de sus lazos y la lealtad mutua se han construido a partir de la trágica muerte del padre. Es decir, los Pommeroy tienen un vínculo estrecho porque comparten la misma sangre, sino porque la fragilidad los ha instado a unirse. Eso no significa que no se quieran genuinamente, pero sí deja en claro que la familia no se ha unido de una manera natural, respondiendo simplemente a la fuerza impuesta por los lazos de sangre.

Al respecto, la figura de Lawrence es clave. El hermano menor, quien ha compartido menos tiempo con los demás Pommeroy, no encaja dentro de esta lógica familiar. Cuando el padre de la familia murió, Lawrence no se unió a sus hermanos y su madre, sino que se alejó de ellos. Dijo, por primera vez, "adiós". No hubo fuerza natural que lo instara a quedarse con los Pommeroy y estrechara lazos con ellos. La naturaleza de Lawrence siempre fue en sentido contrario al de su familia.

Durante todo el cuento, el narrador intenta entender por qué Lawrence es tan distinto a ellos, por qué no puede encajar en la dinámica familiar, y no encuentra explicación alguna. Mientras tanto, el hermano menor de los Pommeroy actúa como un catalizador que expone las contradicciones y la fragilidad familiar. El golpe que el narrador le asesta sobre el final del cuento, y que lo expulsa de Laud's Head, es fundamental para que la familia se sostenga. Lawrence, con su pesimismo y su comportamiento distante, ha ido socavando la supuesta solidez de los Pommeroy, evidenciando así que una familia no se sostiene por el mero hecho de compartir un apellido.

La religión

"Adiós, hermano mío" pertenece al grupo de cuentos de John Cheever en el que abundan las reflexiones y alusiones ligadas a la religión, pese a que ninguno de los personajes es devoto. El autor no intenta adoctrinar en la fe a través de su literatura, sino que utiliza las alusiones, la moral y la historia religiosa para darles profundidad a los diversos conflictos espirituales que atraviesan sus personajes.

Entre los diversos elementos religiosos que aparecen en "Adiós, hermano mío" podemos destacar la alusión a la parábola bíblica del hijo pródigo, el paralelismo de la historia del narrador y Lawrence con la historia de Abel y Caín, el apodo de Lawrence ("Little Jesus"), la comparación con entrar en el mar y bautizarse y, fundamentalmente, la recapitulación de la historia de los antepasados de la familia Pommeroy que fueron ministros en la iglesia protestante.

En relación con este último punto, cabe destacar que el narrador compara a Lawrence con uno de esos antiguos familiares religiosos por su moral censora y severa. Teniendo en cuenta esta comparación y la mala relación del protagonista del cuento con el hermano menor de la familia, podría afirmarse que, desde el punto de vista del narrador, la religión está ligada a una moral culposa y juzgadora, que poco y nada tiene de positivo. Es importante dejar en claro que esto no es una postura autoral (Cheever, de hecho, era sumamente religioso) sino una posible lectura que se desprende de este cuento en particular.