Resumen
Un hombre persigue a una mujer a través de una biblioteca. Ella escapa mientras habla de los derechos de la mujer. 5000 años los separan, 5000 años en los que ella ha sido vejada por él, mientras que él trata de justificarse por medio de alabanzas personales y busca textos en la biblioteca que puedan apoyar sus teorías.
Toda la biblioteca de literatura española de los siglos XVI y XVII es enemiga del propósito del hombre, por las atrocidades contra la mujer que allí se refieren. El joven luego cita a Bachofen, quien habla de un matriarcado prehistórico antes del dominio masculino, pero estos argumentos no convencen a la mujer, puesto que son incomprobables y solo aumentan su resentimiento.
Cuando ya se siente derrotado, el hombre se acuerda de Heinz Wölpe y su propuesta: al principio solo había un sexo, el femenino, y de él comenzó a surgir un ser mediocre e incompleto, estéril frente al poder de la maternidad. Ese ser se fue apropiando poco a poco de algunos órganos esenciales y en un momento se hizo imprescindible para la procreación. Así, la mujer en un momento tuvo necesidad de buscar al hombre, tras esa separación progresiva, para poder procrear.
Esta tesis agrada a la muchacha, quien entonces piensa que el hombre es un hijo que se ha portado mal con su madre a través de toda la historia. Entonces, la mujer perdona a su perseguidor y deja que se acerque a ella. Así, el relato concluye con la pareja teniendo relaciones sexuales en la biblioteca.
Análisis
Este breve relato presenta la historia de Eva, la protagonista, perseguida en una biblioteca por un hombre anónimo que intenta seducirla con una serie de citas bibliográficas. El cuento es un claro ejemplo de la intertextualidad arreoliana que se ha mencionado también en relatos anteriores: La intertextualidad, como procedimiento literario, implica un diálogo entre diversos textos de la cultura. En este sentido, “Eva” establece una relación con otras obras de la literatura occidental, mediante las citas cultas que el perseguidor realiza en su intento de seducción, y el mismo nombre de la protagonista es una referencia intertextual que conecta al personaje del cuento con el personaje bíblico.
El nombre de Eva alude a la primera mujer creada por Dios en la tradición judeo-cristiana, y representa a todos los seres femeninos, como el propio texto lo muestra: “Durante cinco mil años ella había sido inexorablemente vejada, postergada, reducida a la esclavitud” (p. 37). Según el relato bíblico, Eva es creada a partir de una costilla de Adán, el primer hombre, y es quien come la manzana prohibida del Árbol del conocimiento, lo que lleva a la expulsión del hombre del paraíso. No es coincidencia, entonces, que el cuento se desarrolle en una biblioteca, espacio donde se reúne y conserva el conocimiento de la humanidad.
El perseguidor recurre a los libros para su conquista: en ellos busca argumentos que apoyen sus teorías y justifiquen el trato que los hombres han dado, históricamente, a las mujeres. Sin embargo, muchos libros son “un dilatado arsenal enemigo” (p. 37) para su objetivo, puesto que abundan en datos que apoyan la postura de la mujer y delatan la dominación histórica masculina.
Así, se mencionan a varios autores y las tesis que han sostenido sobre el papel de la mujer en sociedad. El primero en citarse es J. J. Bachofen, un filósofo que sostenía la idea de un matriarcado prehistórico que luego cedía paso al dominio masculino. Esto solo sirve para encender el resentimiento de la mujer, y entonces su perseguidor cita a Heinz Wölpe, a través de quien puede modificar la tesis bíblica sobre la mujer nacida de una costilla del hombre. La tesis de Wölpe propone que la mujer fue el primer ser humano, y que de ella nació el hombre. Este nuevo concepto complace a la protagonista, quien cambia su actitud y se deja seducir por su perseguidor.
El narrador concluye el cuento con un nuevo episodio en la historia: “Y allí en la biblioteca, en aquel escenario complicado y negativo, al pie de los volúmenes de conceptuosa literatura, se inició el episodio milenario, a semejanza de la vida en los palafitos” (p. 38). Esta referencia a la vida en los palafitos, que son construcciones de civilizaciones primitivas hechas sobre pilares dentro del agua, vincula el final del texto con la cita de Bachofen que menciona como argumento el perseguidor y que hablan de “una civilización oscura, regida por la mujer, cuando la tierra tenía en todas partes una recóndita humedad de entraña y el hombre trataba de alzarse de ella en palafitos” (p. 37). Este regreso sobre la cita que coloca a los palafitos como la primera forma del hombre de rebelarse contra la mujer insinúa, con mucha ambigüedad, que al final del relato el hombre ha conseguido su objetivo y domina, nuevamente, a la mujer -como hizo a partir de la vida en los palafitos.
A su vez, la posición de la mujer que rechaza la idea de un patriarcado primitivo como argumento de seducción, pero que acepta la idea de la primera mujer como creadora de la humanidad, pone a la Eva del relato como una mujer emancipada de todas las convenciones y que no quiere ser la “jefa”, sino que quiere ser la “primera”. De esta forma, Arreola estructura un relato humorístico dedicado a la lucha entre los sexos y burlándose, de forma culta, de la vanidad femenina: Eva es seducida cuando el hombre indica que ella ha llegado al mundo antes que él, y gracias a eso consigue su propósito, que es conquistarla.