"No doy por el mundo más de lo que el el mundo vale: es un teatro en el que cada uno hace su papel, y a mi me tocó uno triste" (p. 58) (Metáfora)
Con esta metáfora, Antonio describe el mundo como un teatro, y su propia vida con un papel que le ha tocado interpretar. Mientras que la metáfora manifiesta la creencia en un destino prefigurado para cada persona, rompe a su vez la cuarta pared y resulta un guiño para la audiencia que contempla la obra: Antonio es, de hecho, un personaje siendo interpretado por un actor. El motivo del mundo como teatro es recurrente en la literatura barroca.
"No es malo el payaso, pero come mucho; / para aprender es un caracol, y duerme de día / más que el gato montés. La mía no es colmena / para zánganos, y así lo dejo ir" (p. 97) (Metáforas)
Shylock utiliza una enumeración de metáforas para quejarse de su criado, Lancelot. Como no aprende, se refiere a él como un caracol; como es perezoso, lo compara al lince, y finalmente se refiere a su propia casa como una colmena en la que se debe trabajar arduamente. Aquí, su criado es un zángano, es decir, el macho de la abeja que solo cumple la función de fecundar a la hembra.
"Diez veces más veloces son las tórtolas de Venus / cuando vuelan a atar los lazos del amor / que cuando deben mantenerlos atados" (p. 99) (Metáfora)
Con esta metáfora, Salarino explica que, en general, los amantes son más impetuosos al inicio de una relación que cuando el vínculo ya está consolidado. El lenguaje figurativo continúa, y Salarino compara al amante con un potro brioso, y luego ilustra el cansancio y el agotamiento de las relaciones recurriendo a la imagen de un barco que regresa desgastado a la costa:
¡Muéstrame el caballo que al volver
mide sus tediosos pasos con igual ardor
que el galope de ida! Todo lo que es,
con más ardor es perseguido que alcanzado.
Como un potro, o como el hijo pródigo
zarpa de su bahía nativa el barco engalanado,
pero las ráfagas busconas lo soban y abrazan,
y después regresa como el hijo pródigo,
las velas raídas, las costillas gastadas,
flaco, roto y arruinado por las busconas ráfagas"
(p. 99).
"Ya que soy perro, cuídate de mis dientes" (p. 137) (Metáfora)
En este pasaje, Shylock utiliza una metáfora para responder con ingenio a Antonio. El cristiano lo ha llamado "perro" en numerosas ocasiones, y Shylock, que busca venganza, se lo manifiesta continuando la figuración y advirtiéndole que se cuide de su próximo ataque.
"[El anillo] estaba pegado a tu dedo / por tus juramentos, remachado a tu carne / por tu fe" (p. 179) (Metáfora)
Porcia le recrimina a Bassanio haberle entregado el anillo que ella le regaló al jurista que salvó a Antonio de la venganza de Shylock, y recurre a una serie de metáforas para ilustrar la solidez de ese vínculo: el anillo aparece pegado al dedo o remachado a la carne por los juramentos y la fe cristiana, y esa solidez del vínculo es lo que Bassanio ha traicionado al entregar el anillo.