Molière construye al protagonista de su obra sobre la base de un rasgo importante: su misantropía. Es interesante, entonces, detenernos también en una definición más extensiva sobre este término, según cómo este es entendido históricamente y en la actualidad.
La misantropía es el desprecio o el odio hacia la especie humana, el comportamiento humano o la naturaleza humana. El término tiene su origen en las palabras griegas misos (“odio” en español) y anthropos (“hombre” o ”humano”). La misantropía, entonces, se basa en un juicio negativo sobre los defectos que se considerarían extensivos a toda la humanidad. Por lo tanto, la actitud negativa del misántropo no se dirige solo a algunas personas individuales o grupos de personas, sino a la humanidad en su conjunto. Esto distingue a los misántropos de grupos como los racistas, los misóginos y los misándricos, que mantienen una actitud negativa hacia ciertas razas o géneros, respectivamente.
Un rasgo propio de las personas misántropas es considerar a los defectos humanos como incorregibles o irrectificables, lo cual conduce, necesariamente, al aislamiento. El juicio negativo apuntaría a defectos de distintas índoles: por un lado, los defectos intelectuales, como el pensamiento ilusorio, el dogmatismo, la estupidez y los sesgos cognitivos, son los que conducen a creencias falsas, los que obstruyen el conocimiento o los que violan las exigencias de la racionalidad. También se señalan los defectos morales, como la crueldad, la indiferencia hacia el sufrimiento de los demás, el egoísmo y la cobardía, que suelen identificarse tanto con tendencias a promover lo malo como a actitudes inadecuadas hacia los valores éticos en su conjunto. Por último, encontramos los defectos estéticos, que se refieren a la fealdad causada por las actividades humanas y la falta de sensibilidad hacia la belleza. La mayoría de los misántropos, tal es el caso del protagonista de la obra de Molière, suelen centrarse en los defectos morales.
Según diversos estudios, la misantropía puede derivar en formas de vida diferentes. Algunos misántropos se ven conducidos a la violencia, otros al miedo y a la reclusión en soledad, a la resignación depresiva o al activismo ambiental.
La misantropía figura en varias obras de arte y de filosofía. Además, guarda íntimas relaciones con el pesimismo filosófico, aunque este implica una actitud negativa, no solo hacia la humanidad, sino hacia la vida en su conjunto. Las consideraciones misantrópicas se han utilizado como argumento a favor del antinatalismo, postura que considera malo el hecho de existir y sostiene que, por ende, debe frenarse la procreación.
En la historia de la literatura resaltan dos obras importantes sobre la misantropía: Odio a mis congéneres del satírico William S. Gilbert, y El misántropo de Molière.