El país de las mujeres

El país de las mujeres Imágenes

El atentado contra la presidenta

Al final del primer capítulo de la novela, se narra el momento exacto cuando le disparan Viviana. Este segmento textual integra varios tipos de imágenes sensoriales, aportándole dramatismo a la escena:

No oyó el disparo pero un calor viscoso la golpeó fuertemente en el pecho y la frente y la hizo perder el equilibrio. Cayó hacia atrás sin remedio, desplomándose cuan larga era. Aún alcanzó a oír el griterío que irrumpió a su alrededor. Vio un hombre flaco, también de gorra, con cara de buen samaritano inclinarse sobre ella. Quebrándose en el caleidoscopio del líquido tornasol en el que lentamente sintió hundirse, vio los rostros de Eva, Martina y Rebeca como reflejos asomados a un estanque. Cuando oyó el aullar plañidero de las ambulancias, ya sus pensamientos, como si alguien hubiese abierto una trampa, corrían a desaguar en un total silencio (13).

De esa manera, se enfatizan las sensaciones y percepciones de la protagonista. Las imágenes táctiles remiten a la sensación de calor y pegajosidad que provocan las balas al entrar en su cabeza y en su torso. Las imágenes auditivas crean un efecto de confusión y distorsión sonora que refleja los instantes en los que pierde el conocimiento: los gritos y las sirenas de ambulancias que escucha a su alrededor de pronto se ensordecen. Por último, las imágenes visuales también expresan esa transición hacia el desmayo: ve los rostros de sus compañeras como reflejos tornasolados que se disuelven en forma de caleidoscopio.

El galerón imaginario

Cuando la conciencia de Viviana se despierta en el galerón, en los capítulos iniciales de la novela, se describe este espacio imaginario aprovechando una serie de imágenes sensoriales. Se trata de un lugar sumamente silencioso: "Y qué extraño el silencio. Silencio sepulcral. Se erizó toda. Ya no se oía la ambulancia, ni los gritos de la gente, ni la conversación apresurada de Eva, Martina y Rebeca" (19). Además, allí adentro se produce un juego de luces y sombras: "Sobre su cabeza vio un techo de zinc, cruzado por vigas de madera, gruesos alambres y bombillos de los que irradiaba una luz débil y amarilla" (19). El espacio es gris y, más adelante, la luz parece ponerse más intensa, pero a sus espaldas el espacio está sumamente oscuro, y, aunque sabe que hay un pasillo, no logra ver si al final existe una puerta.

La erupción del volcán Mitre

La erupción del volcán Mitre es un hito en la historia de Faguas, y uno de los factores que contribuyen con la llegada del PIE al gobierno. El episodio se describe a través de una serie de imágenes sensoriales:

Para demostrar que estaba vivito y coleando se llenó de venas rojas que lo surcaban desde el pico a las faldas y sopló de la boca del cráter a intervalos primero, como si aprendiera a respirar, y luego, como dragón medieval furioso, una densa nube oscura, cruzada aquí y allá por delgadas líneas de fuego (29).

Así, se destacan las imágenes táctiles que remiten al calor fogoso de los estallidos de lava y las imágenes visuales que mencionan los colores de la gama del rojo entrando en contraste con el cielo ennegrecido por los humos. Esta idea de oscuridad se repite casi de inmediato: "Viviana se asomó a la ventana. El cielo encapotado empezaba rápidamente a oscurecerse. En menos de quince minutos el sol de las tres de la tarde se ocultó sin dejar rastro" (29). Además, la catástrofe natural produce una situación de emergencia y desesperación narrada mediante imágenes auditivas de la escena urbana: "La radio empezó a emitir el característico pitido de emergencia. Un locutor histérico habló de evacuar las zonas más próximas y de procurarse refugio para la nube de gases" (29).

La salida de Viviana del estado de coma

Cuando Viviana sale finalmente del estado de coma, la experiencia se narra desde su perspectiva. El narrador recupera el punto de vista de la protagonista y destaca, como en la escena inicial del disparo, las sensaciones y percepciones del personaje. Para ello, entrelaza una cadena de imágenes sensoriales. En primer lugar, se destacan las imágenes visuales: "La deslumbró el resplandor. Poco a poco, sin embargo, Viviana reconoció la luz, la vio como si fuera la primera vez, sus ojos fijos en las partículas de polvo flotando en los rayos que entraban por la ventana. Qué fluida era, pensó, cómo lo inundaba todo como un aire encendido" (235). En segundo lugar, aparecen imágenes auditivas: "Oyó el bip bip de las máquinas" (235); "Le pareció oír, como si se tratara de una máquina puesta a funcionar por un invisible mecanismo, el chirriar de su ser reacomodándose en su interior, echando a andar los engranajes, reconociéndose" (235). En tercer lugar, las imágenes táctiles dan cuenta de su corporalidad inmóvil, su peso, sus dolores y el contacto con los dispositivos médicos colocados en su cuerpo: "Se sintió pesada, un barco encallado suspendido en la claridad (...), percibió su cuerpo doliente, horadado, la sonda en la nariz, el brazo con la línea del suero, la molestia en la uretra. Permaneció inmóvil con los ojos abiertos mucho rato" (235).

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