Tom Ripley es un joven reservado que se gana la vida en Nueva York realizando fraudes y estafando personas. Tiene pocos amigos y, salvo una tía fría y distante que se encargó de él luego de que sus padres murieran ahogados cuando era niño, no cuenta con ningún otro familiar.
Un día, Herbert Greenleaf localiza a Tom y se entrevista con él. Mr. Greenleaf es un hombre rico y también el padre de Dickie, un conocido lejano de Tom. Herbert está angustiado porque su hijo se fue a vivir a Italia y no quiere regresar a casa, a pesar de que su madre está enferma de muerte y de que él lo necesita para que se encargue del negocio familiar. Mr. Greenleaf le propone a Tom pagarle un viaje a Italia para que convenza a Dickie de volver y Tom, consciente de que es una buena oportunidad para cambiar el rumbo de su vida, acepta.
Cuando Tom llega a Mongibello, donde vive Dickie, se encuentra con que este no lo recuerda. Su visita le resulta desagradable y tiene una amiga cercana, Marge, que está rondando siempre a su alrededor. Sin embargo, con el paso de los días consigue ganarse la confianza de Dickie y se vuelven buenos amigos. Finalmente, Dickie le ofrece a Tom que se vaya a vivir con él.
Marge no se encuentra feliz con la nueva amistad de Dickie. Ella sospecha que Tom es homosexual y consigue transmitirle su temor a Dickie. Con el tiempo, se vuelve evidente que la amistad de Dickie se ha esfumado y que solo desea que Tom se vaya de su casa. Extremadamente angustiado por la situación, humillado por los rumores acerca de su sexualidad y resentido profundamente con Marge, Tom aprovecha un último viaje realizado con Dickie para asesinarlo en un paseo en lancha. Luego hunde la lancha manchada de sangre y deja el cadáver de Dickie en el océano, con el objeto de asumir su identidad y quedarse con su dinero.
Tras ello, Tom regresa a Mongibello, le dice a Marge que Dickie ha decidido pasar un tiempo en Roma y se muda allí, donde comienza a vestirse y actuar como Dickie. Durante un tiempo, cobra los cheques de él y le escribe cartas a Marge y a los Greenleaf haciéndose pasar por el otro. Sin embargo, las cosas se complican cuando un amigo de Dickie, Freddie Miles, lo sorprende presentándose en la casa donde Tom vive. Freddie comienza a sospechar que algo malo ha pasado y Tom termina por asesinarlo impulsivamente. Luego deja el cadáver fuera de la ciudad y lo abandona, para que la policía lo considere víctima de un robo.
Al día siguiente, la policía interroga a Tom, quien se hace pasar por Dickie y consigue distraerlos. Aunque la policía no parece sospechar de Dickie, tiempo después descubren la lancha manchada de sangre. Para peor de males, los bancos comienzan a sospechar que las firmas en los cheques de Dickie son falsas. En suma, Dickie se transforma en objeto de atención de la policía y la prensa, por lo que Tom decide huir a Palermo y volver a adoptar su propia identidad.
Con el paso del tiempo, la prensa italiana comienza a cubrir la historia de la desaparición de Dickie y Tom se convierte en una celebridad menor por asociación. Con la creencia de que no se encuentra en peligro, se muda entonces a Venecia y empieza a gozar de su nuevo estatus social. Un día, Marge lo visita y Tom intenta convencerla de que Dickie se ha suicidado. Por esa época se presenta también Mr. Greenleaf, quien lleva a un investigador privado estadounidense para que se encargue de buscar a su hijo. Con todo, Tom consigue hacerles creer que Dickie se ha quitado la vida y se libra de que sospechen de él.
Cuando las cosas se calman, Tom, que se está quedando sin dinero, falsifica el testamento de Dickie, en el que se nombra a sí mismo como el único heredero de todas sus posesiones. Tras enviarle el testamento a Mr. Greenleaf, Tom viaja hacia Grecia, un destino largamente anhelado. Al llegar a allí, teme que el testamento haya alertado a la policía. Tom sabe que su jugada es arriesgada y que lo pone en una situación de peligro. Sin embargo, pronto descubre en la prensa que no hay nuevas noticias acerca del caso, y recibe una respuesta de Mr. Greenleaf, en la que afirma aceptar el testamento. Libre y con la conciencia de que no corre peligro, Tom se dispone a disfrutar de su nueva vida de hombre rico.