William Shakespeare escribe once obras de teatro basadas en hechos históricos. Todas ellas están relacionadas con diferentes acontecimientos que sacudieron a la nobleza británica entre el siglo XIII y el siglo XV. La primera de estas obras es Enrique VI, que consta de tres partes y fue escrita entre 1590 y 1591. Luego vinieron Ricardo III (1591), Ricardo II (1595), El Rey Juan (1596), Eduardo III (1596), las dos partes de Enrique IV (1597-1598), Enrique V (1599) y Enrique VIII (1613).
Dentro de estas once obras, hay ocho que forman parte de la denominada Henriada. Este título proviene de “Henry”, nombre anglosajón de los reyes que, en español, son llamados “Enrique”. Las ocho obras que forman parte de la Henriada, a su vez, están divididas en dos tetralogías.
La primera tetralogía está conformada por las tres partes de Enrique VI y Ricardo III. En estas cuatro obras se representa la inestabilidad que se vivió en el reino británico tras la muerte de Enrique V. La guerra civil inglesa, conocida como Guerra de las Rosas, tiene una gran importancia en estas obras. La Guerra de las Rosas comenzó en 1455 y terminó en 1487. La segunda tetralogía de la Henriada está conformada por Ricardo II, las dos partes de Enrique IV y Enrique V. Esta segunda tetralogía es denominada Tetralogía Lancaster. Aquí se analiza el proceso político que comienza con la usurpación del trono de Ricardo II por parte de Enrique Bolingbroke (posteriormente, Enrique IV), y termina con el reinado de Enrique V. Como se ve claramente, en la primera tetralogía se representan hechos que sucedieron después de los que se representan en la segunda. Sin embargo, se considera que la primera es aquella que retrata la Guerra de las Rosas porque fue escrita y representada en el escenario antes que la otra.
La crítica considera que, a nivel dramático, la segunda parte de la Henriada es mucho más lograda que la primera. En la primera tetralogía, Shakespeare se enfoca más en presentar el marco general político que en construir la figura de un héroe épico. Esta figura era típica dentro del teatro shakesperiano. La segunda tetralogía, claramente, tiene un héroe épico: el príncipe Hal, quien en las dos partes de Enrique IV se presenta ante el público como un joven revoltoso que va madurando y demostrando sus virtudes hasta convertirse en el extraordinario rey Enrique V.
La segunda tetralogía, además, tiene mucha más llegada al público que la primera. Se considera que esto se debió a varios factores. Por un lado, Shakespeare, en 1597, es mucho más conocido que en los primeros años de esa misma década. Por otro lado, la presencia de un héroe épico facilita el consumo de la obra por parte del público común, no especializado. Además, en la segunda tetralogía aparece un personaje que inmediatamente es amado por el público: Sir John Falstaff, quien arranca carcajadas en ambas partes de Enrique IV, y fallece en Enrique V.