El hombre
Es el protagonista de la novela y viaja por la carretera con su hijo pequeño. Cree que ha sido designado por Dios para proteger al chico y lo hace a toda costa. A diferencia de su hijo, el hombre sigue siendo profundamente suspicaz e incluso paranoico con respecto a las verdaderas intenciones de las personas que se cruzan en su camino. Se muestra reacio a acercarse a otros viajeros para ofrecerles ayuda, incluso cuando el chico le pide que lo haga. El hombre está cada vez más enfermo a medida que avanza la historia. Al final de la novela, fallece junto a un arroyo en un claro del bosque.
El chico
El chico nace en el mundo postapocalíptico, por lo que no sabe de la vida antes de la catástrofe. Viaja por la carretera con su padre y cree que ellos son los buenos que "llevan el fuego". En varios encuentros con otros viajeros en el camino, el niño da cuenta de su fe en la humanidad y su humilde confianza en los demás. A pesar de sus roces cercanos con la violencia brutal y la muerte, algunos de los cuales lo afectan profundamente, el chico siempre le suplica a su padre que ayude a los necesitados. Tras la muerte de su padre, el niño es rescatado por un hombre que le asegura que su grupo también pertenece a los buenos.
El hombre quemado
El hombre y su hijo encuentran en el camino a un hombre cuyas pisadas han dejado huellas en el alquitrán caliente de la carretera. El hombre ha sido alcanzado por un rayo y tiene muchas quemaduras. El niño quiere detenerse y ayudarlo, pero su padre se niega. Continúan su camino y el chico lo ve, detrás de ellos, derrumbándose en la carretera. Esta experiencia afecta mucho al chico, que deja de hablar con su padre durante unos días.
El hombre del camión
Este hombre se ve envuelto en un violento enfrentamiento con el hombre y su hijo. Primero intenta engañar a los protagonistas invitándolos a unirse al grupo, pero el padre no confía en él. Entonces este hombre toma al chico y le pone un cuchillo en la garganta. El padre lo asesina inmediatamente de un disparo en la cabeza.
La esposa del hombre
La esposa del protagonista ya falleció, y su situación solo se describe en flashbacks. A pesar de los ruegos de su marido, decidió suicidarse para evitar ser violada y asesinada, lo que creía eventualmente inevitable. No se atrevió a despedirse del chico antes de hacerlo.
El niño
El hijo ve a otro niño durante el viaje y corre tras él, asegurándole que él y su padre no pretenden hacerle daño. El niño se esconde y el padre le prohíbe a su hijo buscarlo. Como sucede con otras personas que se encuentran en la carretera, el chico se siente mal por no poder ayudarlo. Más aún, en este caso continúa preguntándose, por mucho tiempo, qué habrá sido del pequeño, y si tendrá quién lo cuide.
Los prisioneros del sótano
Dentro de una habitación subterránea cerrada con candado en una gran casa, el padre y el hijo encuentran un grupo de personas desnudas, algunas de ellas mutiladas, que les piden ayuda con desesperación. Son el alimento de un grupo de cuatro hombres y dos mujeres. Lo único que atinan a hacer los protagonistas es salir corriendo de allí para no ser convertidos, ellos también, en comida.
Los caníbales
Son cuatro hombres y dos mujeres que controlan la casa en la que los protagonistas encuentran a los prisioneros. Ellos atrapan personas y las encierran en un sótano para convertirlos luego en comida. Cuando los protagonistas entran a inspeccionar esa casa, estas seis personas se acercan, por lo que padre e hijo deben huir precipitadamente.
Ely
Ante la súplica del niño, el padre accede a darle comida a un anciano que encuentran en la carretera, y luego extiende su generosidad invitándolo a acampar con ellos esa noche. Mientras cenan, el anciano se presenta como Ely, aunque luego confiesa que no es su nombre real. Profundamente nihilista, Ely desea un mundo donde la humanidad ya no exista.
Tres hombres harapientos
Los protagonistas se topan con tres hombres vestidos con harapos y armados con trozos de tubería. Cuando el padre los amenaza con su arma de fuego, los tres hombres se ven obligados a dejarlos pasar sin robarles ni hacerles daño.
Tres hombres y una mujer embarazada
Cuando se encuentran con un pequeño grupo de tres hombres y una mujer embarazada, los protagonistas se esconden. Sin embargo, el grupo se da cuenta de que hay alguien y abandona apresuradamente su campamento. La gente deja atrás los restos de su cena: un infante quemado.
El ladrón
Se trata de un hombre que intenta robar el carrito y otras pertenencias de los protagonistas cuando estos se alejan de su campamento frente al mar. Siguen sus huellas y, cuando lo alcanzan, el hombre lo amenaza con la pistola. Aunque el hombre suplica por su vida, y el niño trata de ayudarlo, el padre obliga al ladrón a desnudarse y se queda con su ropa y sus zapatos. Más tarde, ante la insistencia del chico, los protagonistas regresan para devolverle sus pertenencias pero no lo encuentran, por lo que las dejan sobre la carretera.
El hombre que dispara flechas
Al atravesar un pueblo, los protagonistas son atacados por un hombre que les dispara flechas desde una casa. Una alcanza la pierna del padre, quien incendia la casa con una pistola de bengalas. No está claro si el disparo mata al hombre o no, aunque escuchan sus gritos desde afuera. Cuando el niño le pregunta más tarde a su padre, este le jura que no lo mató.
Una mujer
Cuando el hombre entra a la casa desde donde se disparaban las flechas, encuentra a una mujer abrazando al hombre de las flechas.
Un hombre con una escopeta
Un hombre con una escopeta aparece cerca del final de la novela. Le ofrece al chico unirse a su familia luego de la muerte del padre. Viaja con una mujer, un niño y una niña.
La mujer del hombre de la escopeta
Esta mujer le da la bienvenida al chico a su familia. Anima al niño a hablar con Dios, funcionando para él como una suerte de figura redentora.
