La Cautiva

La Cautiva Resumen y Análisis de la Parte segunda: "El festín"

Resumen

Al comienzo de esta parte, se retoma la situación que se estaba narrando al final de la primera: la escena nocturna en el desierto. Se describen los sonidos e imágenes del paisaje, entre ellos los "espíritus foletos", o luz mala, que hacen referencia a un mito tradicional muy famoso en las zonas rurales. Se le llama "luz mala" a la aparición de una luz flotante a la altura del suelo durante la noche, que en ocasiones se mueve o persigue al que la ve. Se dice que son las almas en pena de aquellos muertos que no fueron sepultados.

Luego, el grupo de indios reaparece en la escena y detiene su cabalgata. Han vuelto del "malón" o "maloca", y traen con ellos un botín que arrebataron a los hombres blancos: caballos, potros y yeguas, y cautivas jóvenes y bellas. Los indios descansan y encienden hogueras para preparar un festín como festejo del exitoso malón. Muy cerca de ellos, los niños y mujeres cautivos rememoran su hogar y lamentan su situación actual.

El grupo de indios se sienta en torno al fuego para cocinar la carne, y algunos de ellos degüellan a una yegua que estaba atada, para luego beber la sangre que borbotea de su cuello, todavía caliente. Finalmente, cuando el animal cae muerto, las indias comienzan a descuartizarlo.

Una vez terminada la comida, los indios empiezan a beber alcohol y a pelearse entre ellos, a causa de la borrachera. Se oye mucho bullicio, tanto de los indios, que chillan y lloran, como de los cautivos, aterrorizados por la situación. En eso, uno de los indios declara la guerra al hombre blanco y a su tiránico dominio. Como respuesta, Brián, un soldado que estaba prisionero entre los cautivos, sale cabalgando rápidamente a enfrentarlos. Le corta la cabeza, con una espada y al mismo tiempo, a dos indios: Quitur y Callupán. Con mucha valentía, se enfrenta a los demás, pero cae a causa de un bolazo (un golpe de boleadoras). Brián mata de un lanzazo a otro de los indios, Chañil, que era muy fuerte y valiente.

Luego de la pelea, las cautivas lloran desconsoladamente, aterradas por lo que han visto, y rezan a Dios. Las indias intentan tranquilizar a los hombres, interponiéndose entre ellos para evitar que siga la matanza. Muchas lloran a sus maridos muertos. Al rato, los indios se serenan y se van a descansar, en medio de los muertos y heridos. Los gritos de dolor de los moribundos se mezclan con los ronquidos de los ebrios, el aullido de los lobos y los ruidos de los animales carroñeros. La débil luz de las hogueras que se están apagando ilumina los restos del festín.

Análisis

En la segunda parte del poema, el ambiente y los personajes son los mismos, pero existe un cambio en el punto de vista. El primer canto, titulado "El desierto", es en su mayor parte una descripción estática del paisaje como visto desde fuera, un plano general del ambiente donde se desarrollará la historia. En "El festín", en cambio, el punto de vista se focaliza en un sector concreto de ese inmenso desierto, y hace una descripción más detallada de los personajes que se presentaron fugazmente en la primera parte (los indios), para poner luego en marcha la acción. La descripción general toma un carácter dinámico y concreto.

La descripción del festín está organizada en torno a la caracterización de los indios como brutales, bárbaros y salvajes. Por un lado, se los representa como un grupo completamente desordenado y violento que se comporta irracionalmente. Por ejemplo, se pelean y atacan entre ellos. Por otro lado, Echeverría establece un campo de significado orientado a representar a los indios como animales, por medio de elementos literarios como metáforas y símiles: los describe como "sedientos vampiros", explica que el alcohol "los convierte en abominables fieras", y que el indio ebrio "como animal se revuelca". En tercer lugar, existe otro campo de significado que relaciona el festín de los indios con un banquete satánico. A lo largo de este canto, se leen varias menciones a las hogueras que prenden los indios para calentarse y para cocinar su comida. La visión del fuego y la imagen distorsionada de los rostros de los indios iluminados por la luz de las fogatas contribuye a la comparación con un festín diabólico. De manera más expresa, Echeverría utiliza adjetivos como "infernal" (en "infernal alarido") y "sabática" ("sabática fiesta"), y también toma una cita de la Divina Comedia de Dante Alighieri como epígrafe, más precisamente de su primera parte, "el Infierno".

En contraste con esta caracterización, a los cautivos se los describe rezando constantemente. Esta diferencia ilustra uno de los temas del poema: la tensión entre civilización y barbarie. Como se dijo más arriba, los indios no forman una sociedad ordenada por normas, se comportan como salvajes y no creen en Dios. Echeverría arma un sistema de oposiciones entre los criollos y los indios para reafirmar las virtudes de la cultura y los valores de la civilización, representados por las sociedades urbanas modernas y por la religión.