El desierto
"La cautiva" es la primera obra literaria argentina en la que se describe el paisaje local. El autor expresa en el texto “Advertencia” que el objetivo que pretende alcanzar con el poema es “pintar algunos rasgos de la fisonomía política del desierto”. Elige este paisaje porque “el desierto es nuestro más pingüe patrimonio” del cual no solo hay que “extraer riquezas para nuestro engrandecimiento sino también poesía para nuestro deleite moral y fomento de nuestra literatura nacional”.
Por lo tanto, para Echeverría es necesario crear el paisaje para poder fundar la literatura nacional. Caso contrario, la literatura argentina sería una mera copia de los modelos cultos españoles. Por otro lado, el desierto es el escenario más romántico que propone la región del Río de la Plata: exótico, grandioso y casi no explorado. Echeverría construye el paisaje del desierto como vasto y vacío.
En este sentido, existe una relación entre la percepción del paisaje del desierto y el programa político de la Generación del ’37. Como se dijo anteriormente, Echeverría y el resto de los intelectuales de esta corriente valoran las ideas liberales europeas, entre ellas, la libertad individual y la independencia de los pueblos oprimidos. El ámbito de difusión de estas ideas es la ciudad, las universidades, los Salones Literarios y las librerías. Por lo tanto, el entorno urbano es la condición de posibilidad para la propagación de las ideas europeas en América.
Por el contrario, el entorno rural plantea dificultades para la difusión y la discusión de nuevas ideas políticas, principalmente por la distancia entre los lugares habitados, la poca densidad de población y la falta de instituciones educativas. En este contexto, la vastedad y lo inconmensurable del desierto dificultan el tránsito de ideas y de personas, y es un obstáculo directo para el progreso y la modernización del país.
La frontera
"La cautiva" es una de las primeras expresiones del drama de frontera argentino. Justamente, el objetivo de los protagonistas es lograr cruzar la frontera de vuelta.
La frontera, en este contexto, es el espacio (real o imaginario) que limita las zonas del territorio americano colonizado por los imperios europeos desde el siglo XV al XIX, por un lado, y los territorios habitados y gobernados por las comunidades originarias, por el otro. Se puede considerar la frontera como un espacio imaginario porque no existía un límite geográfico como los que conocemos hoy en día entre los estados-nación, claramente delimitado y controlado. En este contexto, la frontera en "La cautiva" (y en la mayor parte de la literatura argentina del siglo XIX) es el espacio intermedio entre la zona de influencia de la cultura criolla y urbana, y la zona de influencia de las comunidades indígenas. Este límite demarca dos realidades políticas distintas y, más aún, dos realidades culturales muy diferentes.
Esto está ilustrado, en el poema de Echeverría, en la reacción de los cautivos al festín. Del otro lado de la frontera, es decir, del lado de los indios, las costumbres y las reglas son otras, y la ley de los criollos es inválida o inexistente. De allí intentan escapar los protagonistas durante todo el poema: el cruce de esa frontera simbólica es el objetivo de María y Brián.
En el poema se tematiza la relación entre la población urbana criolla y las comunidades originarias que viven en las zonas rurales. La convivencia entre ambas culturas no es homogénea durante los siglos XIX y XX: hay tiempos de negociación y paz que se ven interrumpidos por incursiones bélicas de un lado y del otro de la frontera, los llamados “malones”, por un lado, y las campañas al desierto, realizadas por el ejército argentino o compañías militares organizadas por el poder político de Buenos Aires, por el otro. En la octava parte de "La cautiva", en el monólogo de Brián, él le cuenta a María sobre una época en la que los soldados confiaban en los indios y había paz entre ellos, pero los indios resultaron ser ladrones y traicioneros.
Este tema es retomado numerosas veces en la literatura argentina del siglo XIX. El mismo Echeverría, en "El matadero", narra nuevamente un cruce simbólico de frontera: un joven unitario de Buenos Aires se pierde y llega a un matadero, en donde los trabajadores lo torturan y asesinan cruelmente a causa de su identidad. La frontera es también uno de los temas centrales del poema más importante de la literatura gauchesca argentina: El gaucho Martín Fierro. El protagonista del poema de José Hernández, tras enfrentarse con la ley, es reclutado forzosamente como soldado y enviado a la frontera. Allí sufre penurias por las pésimas condiciones en el fortín. Decide desertar y vuelve a su rancho, pero su mujer ha muerto y sus hijos escaparon de allí. Luego de varias peripecias, y perseguido por la policía, Fierro cruza la frontera, al final del poema, para buscar una vida mejor entre los indios.
El honor
En "La cautiva" se expresan dos concepciones del honor como valor de aquella época. Por un lado, Brián lamenta morir herido en el desierto huyendo de los indios. Desde su punto de vista, es más honroso para un soldado de la Patria morir en el campo de batalla luchando por la nación. Esta idea del honor está fuertemente influenciada por los ideales liberales del Romanticismo y, más específicamente, por el Romanticismo social americano. Desde esta perspectiva, la libertad es el valor más importante, y es necesario combatir la dependencia política e intelectual desde todos los aspectos de la actividad social. Por lo tanto, un soldado debe morir luchando para ser honrado como un héroe de guerra.
Por otro lado, también se expresa en el poema la concepción de honor en las mujeres. Si bien los ideales liberales suponen una modernización de las ideas, en el campo de la moral individual, los rígidos principios y la estricta moral social cristiana siguen muy vigentes. En ese sentido, una mujer honrada era aquella dedicada a su marido, que ha tenido relaciones solamente con él, cuyo deseo está subordinado a las necesidades reproductivas y/o a los deseos de su marido. En este contexto, generalmente se segrega y discrimina a las mujeres que han sido tomadas como cautivas y abusadas por los indios. Por este motivo, cuando María se libera de sus ataduras y va a rescatar a su marido, la primera reacción de él es asumir que ella ya no es una mujer digna de él, pues seguramente los indios la deshonraron. Esta actitud, vista desde el contexto social actual, puede ser tomada como despreciable y exagerada. Más aún si se tiene en cuenta el coraje y la valentía de María al arriesgarse para rescatar a Brián. Sin embargo, es necesario tener en cuenta el contexto social e histórico en el que el poema es escrito para interpretar el conflicto moral del personaje.
Civilización vs. barbarie
"La cautiva" recoge y sintetiza temas que todavía no han sido planteados expresamente en obras literarias, filosóficas ni periodísticas, pero que están efectivamente presentes en la sociedad en esos momentos. Uno de ellos es la relación entre la ciudad y la civilización cristiana y europea, por un lado, y el mundo rural, por el otro.
En el poema de Echeverría se borra la diferencia entre el mundo rural organizado (la economía ganadera, por ejemplo) y las comunidades originarias (los indios que retrata Echeverría). Aquí, Echeverría dramatiza el conflicto en la historia ficcional de María y Brián. El final trágico de los protagonistas resalta el enfrentamiento irreconciliable entre naturaleza y cultura. María, el personaje femenino, representa el modelo moral y social de la cultura. Se opone y escapa a la crueldad de la naturaleza salvaje, representada por el desierto y los indios.
Esta oposición es un tópico común en la literatura argentina del siglo XIX. Será retomado explícitamente por Domingo Faustino Sarmiento en su libro más célebre: Facundo. Civilización y barbarie, de 1845. También es un tema recurrente en la literatura gauchesca culta, por ejemplo en El gaucho Martín Fierro (1872), de José Hernández, y en la literatura política o de ideas de la época.
La libertad
La libertad es el fin último que persiguen los protagonistas de "La cautiva". Este es un tema típico del romanticismo. Los escritores románticos del siglo XIX, influenciados por las ideas liberales de la Revolución francesa, consideran que la libertad es condición necesaria para la modernidad, en oposición al despotismo de las monarquías absolutas y los modelos del neoclasicismo.
En América, los escritores románticos son abiertamente antihispanistas y nacionalistas, por lo que defienden la libertad y la autonomía política y estética respecto a España. En el poema, el obstáculo a la libertad de los protagonistas son los indios, no la monarquía absoluta, pero el ideal republicano de “libertad o muerte” está igualmente expresado al final de la tercera parte, cuando María pone de manifiesto que, antes de volver a ser cautiva de los indios, prefiere suicidarse con el puñal.
La naturaleza hostil
A diferencia de los románticos europeos, que ven en la naturaleza un paisaje idílico, del que valoran el exotismo, Echeverría hace chocar a sus personajes con una naturaleza indómita y hostil. Los elementos de la naturaleza operan contra el objetivo de los cautivos. En concreto, los indios que los persiguen, los animales feroces y carroñeros que los asechan y el incendio del que deben escapar son ejemplos de las fuerzas de la naturaleza que se les oponen.
Además, en la naturaleza, los personajes no encuentran caminos ni señales que les indiquen cómo volver a casa, ni hay un puente para cruzar el arroyo, lo que María debe hacer a nado. Echeverría presenta el espacio rural como una serie de barreras e impedimentos, siempre desde la perspectiva criolla. De hecho, la historia de María y Brián como expresión del drama social americano es la que termina dejando un signo en la naturaleza: la cruz y el ombú.
El amor romántico / el amor trágico
El tema del amor romántico o el amor trágico recorre todo el poema y explica muchas de las acciones de los protagonistas. María es una típica heroína romántica, que actúa impulsada por el amor por su marido y su hijo. Es sumamente pasional, hasta el límite de tomar decisiones irracionales al momento de enfrentarse a la muerte. Este amor exagerado también implica la idealización extrema de su amado como su razón de ser y existir. Ella quiere salvar a Brián a toda costa, porque eso significa salvarse a ella misma. Sin él, ella no es nada, no concibe la vida sin Brián. Tanto es así que, muertos Brián y su hijo, María fallece casi automáticamente.
La historia de amor trágica es un tema recurrente en las obras que pertenecen a la corriente literaria del Romanticismo. Las historias de amor suelen terminar mal, truncadas por las normas sociales o un destino adverso, como es el caso de "La cautiva". En este sentido, los amantes románticos son capaces de todo con tal de vencer las barreras que les dificultan estar juntos, incluso enfrentarse a la muerte. Finalmente, no obstante, el destino adverso los vence. En "La cautiva", la tragedia le da eficacia al tópico del enfrentamiento entre cultura y naturaleza, y le da un matiz épico al poema.