La Cautiva

La Cautiva Resumen y Análisis de la Parte sexta: "La espera"

Resumen

Se hace de noche nuevamente. María y Brián siguen escondidos en el pajonal. Ella planeó refugiarse del calor y descansar durante el día, y ponerse en marcha durante la noche. Sin embargo, la salud de Brián empeora a cada momento. Intentan seguir camino pero las heridas de Brián vuelven a abrirse y él está muy debilitado. Al ver esto, María decide esperar un poco más, al menos hasta el día siguiente. Tiene fe en que podrán seguir al día siguiente, y le transmite fortaleza y confianza.

María no advierte, o no quiere advertir, que su marido está cerca de la muerte, porque esto significa que ella también morirá. No desespera, porque piensa que su voluntad de volver sanos y salvos podrá superar los obstáculos de la huida.

Se acerca la noche y en el desierto el cielo se oscurece por completo. A lo lejos, se ve una faja luminosa que se va moviendo. La llanura se está incendiando. El fuego crece cada vez más, alimentado por el viento. Brián sigue recostado sobre el pasto y no lo advierte. María oye un ruido, pero tampoco parece darse cuenta de la amenaza del fuego que se acerca a ellos. Solamente puede ver la oscuridad de la noche, y lamentarse porque todavía falta mucho para que se haga de día.

María mira a Brián y, en ese instante, oye un bramido que la hace temblar. Un tigre se les acerca, buscando alimento entre los matorrales. En silencio, María toma el puñal para defenderse del ataque y matar al tigre.

Análisis

En este canto se plantea por primera vez la idea de que la esperanza desmedida de María sea producto de una negación. Hay un cambio en el punto de vista sobre María: si en los cantos anteriores ella aparecía como una heroína valiente y convencida, en este canto se empieza a sugerir que sus acciones son quizás irracionales, y que su desmedida esperanza en salvarse es solamente negación de la situación sin salida en la que se encuentran. Esto se puede leer en los versos: "El descarnado fantasma/de la realidad no ve", "ciega pasión la domina". El narrador omnisciente puede ver y narrar las amenazas, pero los personajes no pueden advertirlas. Por ejemplo: "Brián (...) como ajeno de sentido, nada ve". A los personajes se les va apagando el sentido y la racionalidad, víctimas de las fuerzas de la naturaleza. El cansancio y la pérdida de los sentidos (vista, oído) se plantea como el motivo de las decisiones equivocadas que toman los personajes.

Por otro lado, se sugiere que el afán de María por salvar a Brián está motivado por la dependencia de ella como mujer de Brián: "Sin el amor que en sí entraña/¿qué sería? Frágil caña". Echeverría la postula como una heroína romántica hasta este punto del poema, y la caracteriza como un personaje activo y fuerte. Sin embargo, esta mujer responde al arquetipo romántico: no vale por sí misma y su valor y heroicidad provienen del amor pasional por su esposo.

Por último, en el título del canto se puede advertir este cambio de perspectiva. Lo que antes era esperanza por la huida, se trunca y queda solo la "espera". Los personajes solamente pueden resistir dándose ánimos, "permanecen inactivos" hasta que llega el desenlace, es decir, la muerte. Al principio de este canto se anticipa la posibilidad de la muerte como final de los personajes. Echeverría vuelve a insistir con la figura del des-astre como mal presagio: "Su astro, al parecer, declina/como la luz vespertina". Los personajes pierden su estrella, tanto porque se les acaba la suerte (la "buena estrella"), como porque se quedan sin una guía que los lleve a casa.