La trágica historia del doctor Fausto, también conocida como Doctor Fausto, es una obra de teatro inglesa escrita por Christopher Marlowe. La fecha de composición es incierta. La obra fue representada por primera alrededor de 1592. Se imprimieron dos versiones de la obra, aunque ninguna de ellas durante la vida de Marlowe. La versión de 1604 es más corta (1517 versos), y hasta el siglo XX se consideró el texto de referencia. La versión de 1616 es más larga (2121 versos), pero tradicionalmente se ha considerado que las adiciones fueron escritas por otros dramaturgos. Actualmente, se sostiene que el texto B (de 1616) es el más cercano al original, y es el que se ha utilizado para esta guía de estudio.
Originalmente, la obra constaba de un prólogo, trece escenas y un epílogo. En su versión inglesa, la obra está escrita principalmente en verso blanco (versos sin rima de pentámetro yámbico), y contiene, además, algunos fragmentos en prosa.
La época en la que vive Marlowe es de una gran transformación para Europa Occidental: los nuevos avances científicos revolucionan las antiguas ideas sobre astronomía y física, el descubrimiento de América transforma la concepción europea del mundo, y la creciente disponibilidad de traducciones de textos clásicos ejerce una poderosa influencia en la literatura y el arte ingleses. Además, las cosmovisiones cristiana y pagana conviven y se relacionan de manera rica y, a menudo, paradójica. Esto puede verse en muchas de las obras de Marlowe, donde se aprecian indicios de esa compleja interacción.
Uno de los grandes cambios de la época de Marlowe es el ascenso de Inglaterra, que se convierte en ese entonces en potencia mundial. Cuando la reina Isabel I llega al poder en 1558, seis años antes del nacimiento de Marlowe, Inglaterra era una nación débil e inestable. Desgarrada por conflictos internos entre católicos y protestantes, una economía en ruinas y un liderazgo inestable, Inglaterra era vulnerable a la invasión de sus rivales más fuertes del continente. Cuando Isabel muere, en 1603, el débil país se había convertido en una potencia de primer rango, a punto de transformarse en la nación más poderosa del mundo. Cuando el joven Marlowe llega a Londres para trabajar como dramaturgo, la capital de Inglaterra era un importante centro de comercio, aprendizaje y arte. Con el paso del tiempo, la importancia financiera, intelectual y artística de la ciudad se incrementa aún más, a medida que Londres continúa su transformación, pasando de ser el centro anodino de una nación remota a una de las metrópolis más prestigiosas del mundo.
El teatro inglés entra por entonces en su época dorada, coronada por la gloria de Shakespeare. Marlowe es un gran innovador del verso blanco. La riqueza de su verso dramático anticipa a Shakespeare, y muchos argumentan que Marlowe lo ha influenciado en gran medida.
Al igual que su obra anterior, Tamerlán, La trágica historia del Doctor Fausto es una obra que plantea profundas preguntas sobre la moral, la religión y la relación de las personas con ambas. Inglaterra era un país protestante desde la época de Enrique VIII, padre de la reina Isabel I. Si bien existían diferencias teológicas y doctrinales entre la Iglesia de Inglaterra y la Iglesia Católica Romana, la primera hereda gran parte de la riqueza cultural, de pensamiento y de tradición de la segunda. El cristianismo era una mezcla de influencias divergentes y a menudo contradictorias, incluyendo las tradiciones religiosas de Oriente Próximo, la herencia del pensamiento y las instituciones clásicas grecorromanas, las religiones mistéricas, y la superstición y la magia del norte de Europa.
La brujería y la magia formaban parte de sistemas de creencias extendidos por toda Europa, anteriores al cristianismo. Estas primeras creencias sobre la magia eran inseparables de la medicina popular. Las mujeres, en particular, utilizaban una combinación de magia y medicina herbal para tratar enfermedades comunes. Pero a medida que el cristianismo se expande y asimila o rechaza otros sistemas de creencias, quienes practican la magia llegan a ser considerados malvados. La visión del hechicero cambia irrevocablemente a partir del siglo V, cuando la magia comienza a verse como un culto al diablo, ajeno a las prácticas y creencias de la Iglesia y, quienes la practican son excomulgados y asesinados.
La Reforma protestante no abole esta práctica opresiva y violenta. Sin embargo, la magia continúa dominando la imaginación popular y, en el folclore popular, persisten visiones benignas y ambiguas de la magia. En ese entonces, las concepciones académicas complican aún más el panorama, especialmente después del Renacimiento, puesto que los académicos incorporan a sus estudios materias que hoy no se consideran científicas: astrología, alquimia y demonología. Algunas de estas disciplinas difuminan los límites entre la búsqueda aceptable del conocimiento y la herejía.
Así, a medida que evoluciona la concepción de la brujería, ciertos temas cobran relevancia. Dentro del folclore se extiende, entonces, la creencia de que una vez rechazado a Cristo, un hechicero puede entregar su alma al diablo, recibiendo a cambio poderes. Numerosas historias cristianas presentan este tipo de tratos, y uno de los más famosos evoluciona en torno al personaje histórico Johannes Faustus, un astrólogo alemán de principios del siglo XVI.
Marlowe toma la trama de una obra de teatro alemana anterior sobre Faustus, pero transforma la antigua historia en una obra controvertida. El Doctor Fausto de Marlowe es la primera gran versión de la historia, aunque no la última (en el siglo XIX, el escritor alemán Johann Wolfgang von Goethe crea su gran obra Fausto). Por otro lado, el término "pacto fáustico" ha llegado a significar un acuerdo para obtener una ganancia terrenal a un alto costo ético y espiritual, o, alternativamente, cualquier elección con beneficios efímeros y un precio exorbitante.