Demetrio Macías
Se trata del protagonista de la novela. Es un hombre alto, robusto, lampiño y de tez cobriza. Por una desavenencia con el cacique de la zona, empieza a ser perseguido por los federales y, como consecuencia, se ve obligado a abandonar su rancho, su mujer y su hijo. Por su coraje se convierte en el jefe de un grupo de forajidos que también se enfrentan a los federales. Solo por esa rivalidad son considerados revolucionarios, aunque ninguno de ellos conoce o se interesa por los ideales de la revolución. Gracias a su coraje, su liderazgo y su puntería gana suficiente fama para atraer a otros hombres a sus filas. Tras una serie de victorias contra los federales y el consejo de una de sus hombres, Luis Cervantes, consigue ascender de rango hasta ser nombrado general. Demetrio no entiende sobre política y tampoco le interesa la revolución. A diferencia de la mayoría de los hombres que luchan junto a él, a Demetrio no le interesa el dinero y los objetos de valor que puede saquear tras sus victorias. Para él, un trago y una buena mujer es todo lo que necesita. Su historia se asemeja a la de un héroe en el sentido más clásico, ya que continúa luchando y se precipita a su muerte para cumplir con un destino del que no puede escapar, impulsado por circunstancias y fuerzas que él mismo no comprende. Esta condición está expresada con absoluta claridad en el Capítulo 6 de la Tercera parte en la que, ante la pregunta de su mujer sobre por qué continúan luchando, Macías arroja una piedra al abismo y dice: “Mira esa piedra cómo ya no se para…” (p.148).
Luis Cervantes
Durante los primeros capítulos, los hombres de Demetrio lo llaman “curro”, mote despectivo utilizado para referirse a alguien de la ciudad, que anda bien vestido y es refinado. Se trata de un estudiante de medicina y periodista que escribía en contra de los revolucionarios hasta que decide unirse a la lucha del lado de los federales. A partir de una serie de humillaciones a las que se ve sujeto en las filas de los federales, empieza a simpatizar con la causa de los desposeídos. En una de las batallas, Luis huye de los federales y termina en el caserío en el que se hospedan Demetrio y sus hombres. Allí se gana la confianza del jefe y se integra a sus tropas, ascendiendo hasta el lugar de secretario. Ganarse la confianza de los otros soldados le lleva más tiempo. Si bien en un principio parece creer en los ideales de la causa revolucionaria, a medida que avanza la acción, Luis muestra cinismo al pronunciar discursos grandilocuentes que no coinciden con su hipocresía y sus constantes esfuerzos por beneficiarse de manera egoísta. Cuando ya ha sacado todo lo que desea de la revolución, la abandona y se muda a los Estados Unidos.
Alberto Solís
Este personaje ofrece un contrapunto con respecto a Luis Cervantes, pues se trata de un intelectual que se ha desilusionado de la revolución, pero en lugar de optar por la degradación moral, permanece atento y preserva una mirada crítica sobre lo que sucede a su alrededor. Su función dentro de la novela es destacar o hacer más visibles los defectos de Cervantes.
Anastacio Montañés
Es la mano derecha de Demetrio y su compañero más fiel. Se une a los revolucionarios porque estaba siendo perseguido por los federales tras meterle “un navajazo a un capitancito faceto” (p.43). Siempre que puede repite que él no es muerto de hambre, sino que es un ranchero con bueyes y siembras. Es un hombre robusto, de barba y cejas espesas y mirada dulzona. Es un gran soldado y, al contrario que muchos otros, no cae en excesos de violencia y tampoco participa de los saqueos desenfrenados.
Venancio
Es “el médico” que acompaña a la banda de Demetrio. En realidad, es un barbero que pretende tener conocimientos de medicina y se da aires de intelectual porque leyó dos libros. Se une a Demetrio porque está prófugo por envenenar a su novia. Es el primero que acepta a Luis Cervantes dentro de la banda, pero solamente porque se siente halagado por el joven que le dice que va a poder sacar el título de médico, después de la revolución.
Pancracio
Es otro de los hombres de confianza de Demetrio. A diferencia de Anastasio, él sí se deja llevar por sus impulsos. Su cara es lampiña y tiene una mandíbula saliente y “ojos torvos de asesino” (p.17).
La Codorniz
Otro de los hombres de Demetrio. Se trata de un personaje secundario. Es uno de los que más disfruta de saquear para luego intercambiar su botín con otros hombres. Se une a Demetrio porque está prófugo por haber robado un reloj y unos anillos.
El Meco
Forma parte del grupo de forajidos de Demetrio, aunque su rol en la novela es secundario.
Manteca
Al igual que El Meco, es un hombre que pertenece a las tropas de Demetrio.
Camila
Se trata de una muchacha servicial y de buen carácter que atiende a Demetrio y a sus hombres mientras él se recupera de la herida que recibe en combate con los federales. Camila se enamora de Luis Cervantes, quien la ignora y la encuentra fastidiosa. Demetrio, en cambio, se enamora de ella y trata de seducirla. Más tarde en la historia, Luis engaña a Camila para llevársela consigo y entregársela a Demetrio. Al principio la muchacha está desconsolada, pero luego se encariña con Demetrio. Eso causa celos rabiosos en la Pintada quien termina por asesinar a Camila.
La Pintada
Se trata de una “soldadera”, es decir, mujeres que acompañaban a los hombres en la revolución. Algunas de las soldaderas participaban activamente en las peleas, mientras que otras hacían tareas como cocinar y limpiar los cuarteles en los que se hospedaban los soldados. La Pintada participa activamente, especialmente cuando se trata de saquear las ciudades por las que pasan. Siempre consigue un mejor botín que otros soldados, le gusta beber y comportase de manera extravagante, como cuando lleva a una yegua al medio de la sala de la casa en la que se hospedan. Al principio sigue a las tropas de Natera, pero luego se une a Demetrio, junto con Margarito. Cuando conoce a Demetrio se obsesiona con él a tal punto que, cuando él la echa por pedido de Camila, la Pintada asesina a la muchacha.
Margarito
Al igual que la Pintada, Margarito inicialmente pertenece a las tropas de Natera, pero le pide permiso a Demetrio para unirse a las suyas. Es un hombre rubio, de ojos claros y una violencia calculada y cruel. Disfruta del sufrimiento de sus víctimas.
General Natera
Su nombre completo es Pánfilo Natera y si bien es un personaje histórico, algunos de los hechos en los que participa en la novela son ficcionales. Demetrio y sus hombres se unen a Natera en Fresnillo para avanzar sobre el último reducto de soldados federales en el norte del territorio. Es él quien asciende a Demetrio a coronel y luego a general como premio a sus victorias. El general Natera, a diferencia de Demetrio, participa activamente de la revolución, la comprende y se involucra en la política. Termina siendo quien manda sobre Demetrio, que prefiere que le den órdenes a tener que tomar decisiones.
Don Mónico
Se trata del cacique de Moyahua con quien Demetrio tuvo una desavenencia en un local del pueblo. Tras el incidente en el que Demetrio le escupió las barbas, don Mónico acusó a Demetrio de maderista (ver Glosario) para conseguir que los federales lo persiguieran. Debido a ese altercado, Demetrio debió dejar su rancho y dedicarse a la vida de revolucionario.
Señora Remigia
Esta mujer recibe en su casa a Demetrio y lo cuida, mientras él se recupera de una herida. Odia a los federales y está dispuesta a ayudar a los revolucionarios.
Fortunata
Vecina de la señora Remigia. Con la excusa de pedirle un favor a su vecina, va a casa de Remigia y termina contándole a Demetrio la historia de cómo los federales se llevaron a su única hija y le pide que no dejen ni un federal vivo.
Pachita
Otra vecina de la señora Remigia que se acerca a su casa con la excusa de necesitar un favor, para luego hablar con Demetrio y ofrecerle palomo para curarle la fiebre. La señora Remigia corta en dos pedazos el palomo y los pone sobre el vientre de Demetrio.
María Antonia
A pesar de ser una mujer muy fea, picada de viruela y con cataratas, tiene fama de ser una mujer “alegre”, ya que todos los hombres han estado con ella. Pancracio la considera suya. Cuando Camila sufre por el amor no correspondido que siente por Luis Cervantes, María Antonia se burla de ella y le dice que ninguna pena puede durar tanto como le dura a Camila.
Mujer de Demetrio
Se trata de una mujer dócil con su marido, pero altiva con los desconocidos. Esto lo muestra en el primer capítulo, donde pide a su marido que mate a los federales que han irrumpido en su casa y han matado a su perro Palomo. Cuando se encuentran ella y su marido tras dos años de ausencia, ella se alegra hasta que se da cuenta de que Demetrio va a seguir peleando y tiene una premonición de que no va a volver.
La "futura esposa" de Luis Cervantes
Es una muchacha rubia de 14 años a la que raptaron de su casa el Meco y Manteca durante un saqueo. Luis intercambia algún objeto por quedarse con la chica y la lleva a la celebración por la victoria de Zacatecas. Allí, todos se fijan en ella, incluido Demetrio. Pero a la noche, cuando el jefe intenta llevársela al cuarto, la Pintada interviene y la encierra en un cuarto. A la noche, Margarito encuentra la llave y se mete al cuarto de la muchacha.
Jede de los federales
Se trata del oficial a cargo de la tropa que intenta tenderles una trampa a Demetrio y sus hombres en el Capítulo 16 de la Primera parte. Es rubio, con bigotes retorcidos y presumido. Imagina que por la victoria sobre Demetrio seguramente va a recibir un ascenso, pero sus aspiraciones se ven frustradas cuando los federales pierden la pelea contra los revolucionarios y él muere cuando Pancracio lo empuja desde el pretil de la iglesia en la que estaba acuartelada su tropa.
Paisano
Este hombre ayuda a los revolucionarios a ganar la pelea contra los federales en el Capítulo 16 de la Primera parte, cuando Demetrio y sus hombres pasan por un pueblo antes de llegar a Fresnillo. Les ofrece información e, incluso, los deja entrar a su casa. Lo único que pide a cambio es que le dejen alertar a su hermano que está entre los federales porque se lo han llevado en la leva. Pancracio mata al hermano de este hombre.
Sargento federal viejo
Camino a Fresnillo, Demetrio y sus hombres se encuentran con un viejo que conduce un burro. Interrogan al hombre quien les dice que en el pueblo se encuentran solo doce soldados federales. Luis Cervantes desconfía del hombre, pero Demetrio decide atacar confiado. Luego, descubrimos que el viejo es en realidad un sargento de los federales e intentó tenderles una trampa. Demetrio lo acuchilla.
Pifanio
Es un peón con el que Demetrio y Camila tratan en el rancho donde se hospedan por una noche en Tepatitlán. Si bien se trata de un personaje secundario cuya aparición es brevísima, la conversación entre él y Demetrio va a resonar en la mente del jefe hacia el final de la novela.
El hombre tiene una deformidad en una de sus piernas por lo que cojea. Camila y Demetrio se compadecen de él y le preguntan sobre su trabajo. A pesar del esfuerzo que pone en sus tareas y el modo recio con el que trabaja, Pifanio se queja del patrón y del sueldo.
Hacia el final de la novela, cuando Anastasio se cuestiona por qué siguen luchando, Demetrio ve con lucidez que ahora son ellos, los revolucionarios, los que se parecen al peón que "reniega y reniega y a mátenos y mátenos" (p.144). Con esto quiere decir que, sin comprender por qué, continúan acatando las órdenes que vienen de arriba.
Vale detenerse en el nombre del personaje que alude a la revelación que tiene Demetrio cuando comprende el papel que cumple en la revolución.
Agapita
Se trata de la madre de Camila. Piensa que a su hija le han hecho mal de ojo y le da una golpiza para remediar su pena.
Valderrama
Se trata de un poeta que se une a la banda de Demetrio cuando Luis Cervantes ya se ha ido. Su figura se asemeja a Luis en cuanto a que disfruta de hacer discursos sobre la revolución. Sin embargo, es aún más reticente de participar en combate que Luis y pronto abandona las filas.