Los de abajo

Los de abajo Resumen y Análisis Primera parte, Capítulos 11 - 15

Resumen

Capítulo 11

Camila intenta decirle a Luis Cervantes lo que siente por él. Sin embargo, frente al estudiante de medicina, la muchacha se desarma y no logra articular las palabras. Luis pierde la paciencia con ella y se lo hace saber. Dolida, Camila desaparece unos días. Mientras tanto, la madre de la muchacha es quien ocupa su lugar llevándole todos los implementos necesarios a Luis para su curación.

Luego de tres días, Camila vuelve a acercarse a Luis y esta vez toma coraje para dejarle saber que está enamorada de él. Él la ignora. Ella continúa con su charla y le cuenta cómo es servir a Demetrio Macías: el jefe trata de seducirla y se propasa con ella. A Luis la historia le resulta graciosa y le dice a Camila: “Si el jefe te quiere, ¿tú que más pretendes?” (p.42). Camila se siente desconcertada y huye nuevamente.

Capítulo 12

Una tarde, Pancracio y Manteca juegan a las cartas mientras Anastasio sigue el juego con desinterés. Cerca de allí se encuentra Luis, meditabundo. Anastasio se acerca al joven e inicia una conversación, aunque el único que habla es él. Le cuenta a Luis el motivo por el que se unió a Macías: “le metí un navajazo a un capitancito faceto” (p.43). Además, intenta encontrar con Luis un punto en común: el estudiante de medicina es un hombre refinado que según Anastasio “es de zapato pintado y moñito en la camisa” (p.43), pero él tampoco es un muerto de hambre, es dueño de un rancho y no lucha con los revolucionarios por necesidad, sino por gusto.

Mientras Anastasio le da charla a Luis, Pancracio y Manteca se pelean por el juego. Eso le sirve a Anastasio para diferenciarse de ellos y aclarar ante Luis que a él no le gustan ni el juego ni los insultos. A lo lejos, Anastasio alcanza a ver que se levanta una polvareda y asume que se trata de soldados federales. Todos se entusiasman porque piensan que están por pelear, pero finalmente se decepcionan cuando se dan cuenta que se trata de dos arrieros con su recua.

Los dos hombres traen noticias del último reducto de los federales en el norte. Se encontraban apostados en dos cerros, pero el general Pánfilo Natera estaba reuniendo hombres para atacarlos.

Luis Cervantes escucha con atención y comprende que vencer a los federales en ese reducto implica el fin de Huerta, quien había asumido la presidencia ese mismo año. Con entusiasmo piensa que lo que deben hacer es unirse a Natera y participar de esa campaña. A todos les resulta extraño que Luis Cervantes se incluya a sí mismo en los proyectos de Demetrio y sus hombres.

Uno de los más sorprendidos es el propio Demetrio, quien no llega a comprender por qué Luis Cervantes desea unirse a sus filas, pues lo encuentra muy distinto al tratarse de un “curro”, es decir, un hombre más refinado. Luego, para hacerle comprender por qué él se unió a la lucha, Macías se dispone a narrar los hechos que lo llevaron a convertirse en un revolucionario.

Capítulo 13

En este capítulo, Macías le cuenta a Luis Cervantes su historia con don Mónico, el cacique de Moyahua, con quien tiene un altercado que lo lleva a convertirse en un revolucionario.

Macías se refiere a sí mismo como un ranchero, ya que es dueño de un pedazo de tierra para cultivar, unas vacas y su casa. Según narra, es común que los rancheros de la zona vayan cada ocho días a Moyahua para oír la misa, comprar en el mercado, hacer encomiendas y distraerse un poco. Para esto último, los rancheros asisten a la tienda de Primitivo López en donde toman unas copas y se divierten. Muchas veces surgen problemas entre los presentes e incluso interviene la policía. En general, los conflictos se resuelven.

En una ocasión, en la tienda de López, Demetrio escupe las barbas de don Mónico, un cacique local. Debido a ese acto insolente, don Mónico se asegura de que los federales persigan a Macías acusándolo de “maderista” (seguidor de Francisco I. Madero, presidente de México a partir de 1911 y hasta su asesinato en 1913 a causa del golpe de Huerta).

A causa de la persecución, Macías se va de su pueblo, Limón, y en el camino se incorporan a sus filas otros hombres que escapaban de la ley por distintos motivos. Así termina su relato.

Como respuesta, Luis Cervantes le insiste en que conviene unirse a la campaña de Pánfilo Natera, quien desea atacar al último reducto de federales en Zacatecas. A Demetrio ese plan no le gusta porque implica responder a un jefe. El joven intenta persuadir a Demetrio diciéndole que cuando la revolución gane, a sus hombres y a él, que es un jefe sin importancia, nadie les va a reconocer el esfuerzo y los van a mandar de vuelta a casa.

A Macías no le interesa otra cosa que volver a su rancho, pero Cervantes insiste que ese destino es injusto porque los poderosos seguirán ganando dinero, mientras que ellos deberán volver a sus vidas humildes. Con un discurso grandilocuente, trata de persuadir a Demetrio de que es su destino ser uno de los ayuden a liberar la patria de la injusticia. Para Luis, la historia que recién le compartió sobre el cacique don Mónico no es lo que verdaderamente lo motiva a pelear, sino la necesidad de protestar contra “el caciquismo que asola toda la nación” (p.49).

Mientras Luis Cervantes pronuncia estos discursos sobre los principios detrás de la lucha, Venancio interviene para alabar y expresar cuán cierto es lo que expone el estudiante de medicina.

Capítulo 14

Demetrio comenta con Anastasio lo que sugiere Luis Cervantes. Admira la facilidad con la que el “curro” expresa sus ideas. Anastasio comenta más de una vez “¡Lo que es eso de saber leer y escribir!” (p.50) y reconoce la habilidad de Cervantes, pero no está convencido de unirse a la campaña de Natera. Su preocupación radica en que los hombres de Demetrio son muy pocos, pero el jefe le dice que no se preocupe porque hay modos en los que se puede conseguir más hombres, por ejemplo, liberando las cárceles de los pueblos por los que pasen, camino a Zacatecas.

La decisión está tomada: al día siguiente salen hacia el norte. Algunos de los hombres quieren llevarse a las mujeres con ellos, pero Demetrio no quiere que haya un mal recuerdo del paso de los revolucionarios como sí los hay del paso de los federales. Para despedirse del pueblo que tan bien los ha acogido, organizan un baile. En medio de la conversación sobre las impresiones que los revolucionarios debieran dejar en el pueblo, Cervantes le hace creer a Macías que el amor por Camila es recíproco.

Luego, Camila se encuentra con Luis Cervantes. Este insiste en que se sienta halagada por la atención de Demetrio. Camila le da las espaldas para poder confesarle que lo quiere a él y no a su jefe. Cuando se da vuelta ve que Luis la ha dejado sola.

Capítulo 15

Es la noche del baile. Todos están alegres. La única ausente es Camila. Casi al final del festejo, Demetrio aprovecha para agradecer a los vecinos por su hospitalidad y promete acordarse de ellos cuando triunfe la revolución. Las vecinas despiden a los hombres con buenos deseos.

Otro día, una de las mujeres, de quien se dice que tuvo encuentros sexuales con todos los hombres, se burla de Camila. La madre de Camila, señá Agapita, piensa que su hija lleva ya muchos días triste y considera que alguien le ha hecho mal de ojo. Para curar a su hija de la pena, le propina una paliza con un anillo de cuero. Si bien Camila es quien más sufre, todas las mujeres se apenan por la partida de los hombres.

Demetrio y sus hombres están de camino a Fresnillo para unirse al general Natera. Se encuentran a gusto en el camino, porque se sienten libres y poderosos.

En el camino, a lo lejos, ven a un viejo con harapos conduciendo un burro cargado de yerba. Demetrio le pregunta cuántos federales hay en el pueblo, y el viejo contesta que no llegan a doce. Además, cuenta lo que sabe sobre las campañas en Guadalajara, San Luis Potosí y Fresnillo. Demetrio lo deja ir, pero antes le advierte que no debe hablar sobre ese encuentro.

Empujados por la noticia de que son muy pocos los federales que se encuentran acuartelados en el pueblo, los hombres quieren enfrentarlos de inmediato. Demetrio detiene el impulso de sus hombres para acampar y empezar la emboscada al alba.

Análisis

Esta parte de la novela sigue dos tramas: la principal, que se centra en la banda de revolucionarios; y una secundaria, que desarrolla el amor de Camila por Luis. La trama secundaria le da un tenor más humano a la obra, pero también pone en relieve el machismo. Luis considera que Camila no puede pretender más que ser la querida de Demetrio. Los sentimientos de la muchacha hacia él le parecen irrelevantes porque considera que debería sentirse halagada por recibir las atenciones del jefe. Luis le dice a Camila: “¡Imagínate lo que serías al lado de él!” (p.52), desestimando a la muchacha por sí sola ya que solo la asociación con un hombre le daría su valor.

En cuanto a la trama principal, Luis comienza a adquirir protagonismo, sobre todo, porque es el único que puede interpretar las noticias que traen los dos arrieros sobre la posible campaña en Zacatecas. Solo él puede darle una proyección mayor a esta banda de forajidos. Empezamos a ver con claridad la distancia entre la cosmovisión de Demetrio y sus hombres y la de Luis Cervantes. Para Luis es inconcebible no aprovechar esa oportunidad para cobrar notoriedad en la revolución uniéndose a las tropas de Natera. Sin embargo, los argumentos que presenta inicialmente son herméticos y no convencen a Demetrio, quien prefiere volver a su tierra que seguir una causa ajena bajo el mando de otro.

El Capítulo 13 está compuesto por la narración que hace Demetrio de lo sucedido con el cacique de Moyahua para explicarle a Luis por qué se levantó, y la sucesiva interpretación de Luis de ese relato. Para Demetrio el asunto es sencillo: lucha porque debe huir o enfrentar de los federales que lo persiguen por una gresca personal entre él y el cacique local; en el camino, otros hombres valientes en circunstancias similares se unieron a su banda. Conviene detenerse en cómo relata su historia Demetrio. Si bien empieza utilizando la primera persona del singular, “Yo soy de Limón” (p.46), rápidamente empieza a hablar de “nosotros los rancheros” (p.46). Luego, utiliza el pronombre “uno” para describir lo que los rancheros hacen cuando van de sus ranchos al pueblo de Moyahua: “Oye uno su misa…. Entra uno con los amigos a la tienda…” (p.46). El efecto que esto genera es el de la despersonalización. Su historia no es distinta a la de otros rancheros. Esto se vincula con el tema de la heroicidad porque el héroe nunca es individual, encarna el destino de la comunidad. Además, la insistencia en una experiencia colectiva se relaciona con el tema de la alteridad, ya que, con su relato, Demetrio intenta acercar a Luis, alguien ajeno a su comunidad, a la realidad de los rancheros.

Sin duda, los motivos detrás de las acciones de Demetrio no son ideológicos y de interés nacional, más bien son personales y se reducen a su comunidad más inmediata. Luis, en cambio, reinterpreta lo que quiere decir Demetrio para dotar su lucha de un sentido ulterior de mayor alcance y por eso dice que la lucha de Demetrio no es contra un cacique, sino contra el caciquismo. Sin embargo, ese salto de lo particular a lo abstracto lo puede hacer Luis, pero no Demetrio. De hecho, el argumento más efectivo que utiliza Luis en todo su discurso apela a lo más cercano, a la comunidad más directa: “¡No hay que olvidarse de lo más sagrado que existe en el mundo para el hombre: la familia y la patria!” (p.48). Solo ahí, a Demetrio le brillan los ojos y dice: “— ¿Qué, será bueno ir con Natera, curro?” (p.48). Finalmente, toman la decisión de irse a Fresnillo para reunirse con Natera y dejan atrás buenas impresiones. Todas las mujeres se apenan de verlos partir. Por ahora, los revolucionarios cuentan con el apoyo del pueblo. Al final de ese episodio nos encontramos con una anticipación: María Antonia ve a Demetrio y a sus hombres a lo lejos en el camino y dice que “parecen juguetes de rinconera” (p.54), imagen que nos remite a la descripción de los federales en el Capítulo 2 que parecían hombres diminutos en caballos de miniatura” (p.15).

Hacia el final del capítulo, el narrador describe cuán a gusto se sienten Demetrio y sus hombres en el camino. Por fin arriba de su caballo, Demetrio se “se sentía rejuvenecido; sus ojos recuperaban su brillo metálico peculiar, y en sus mejillas cobrizas de indígena de pura raza corría de nuevo la sangre roja y caliente” (p.55). El caballo es un símbolo importante porque remarca el brío y la fuerza bruta y, por momentos, se identifica totalmente con su jinete. Cabalgar en busca de aventuras es el destino del héroe y por eso se siente en su elemento. Los otros hombres comparten esa sensación y hacen correr a sus caballos como si “pretendieran posesionarse de toda la tierra” (p.55). Arriba de sus caballos estos hombres se sienten invencibles.

El campesino viejo con el que se encuentran en el camino anuncia una nueva aventura para el héroe. Por ahora hemos visto como Demetrio experimenta la separación de su lugar de origen, el llamado a la aventura y ahora cruza el umbral de lo conocido porque elige seguir el camino que le propone Luis donde la lucha ya no es local, sino que lo va a ubicar en el centro de la Revolución. Demetrio pasa de la cosmovisión local y comunitaria a la cosmovisión universalista.