Luces de bohemia

Luces de bohemia Imágenes

La presencia de fuerzas policíacas y militares

A partir de la Escena Segunda, las fuerzas policiales y militares están casi siempre presentes en esta obra. En algunos casos tienen participación en la escena y en otros solo se alude a su presencia mediante distintos indicios. Para esto se recurre muchas veces a imágenes auditivas o visuales, por ejemplo: "De tarde en tarde el asfalto sonoro. Un trote épico. Soldados Romanos. Sombras de Guardias. —Se extingue el eco de la patrulla" (p.255), o "Se oyen estallar las bofetadas y las voces tras la puerta del calabazo" (p.262). Estas imágenes sirven para crear una atmósfera amenazante y opresiva.

El aspecto físico de los jóvenes modernistas

El aspecto de los jóvenes modernistas se describe con imágenes grotescas: "Unos son largos, tristes y flacos; otros, vivaces, chaparros y carillenos" (p.255). "Chaparro", según la definición de la RAE, significa que es "grueso y de poca altura". "Carillenos" son personas que tienen la "cara abultada, voluminosa o gruesa". Este procedimiento sirve para degradar a los personajes y, de esta manera, representar una realidad deforme, grotesca y absurda.

Vallé-Inclán ya había tomado distancia del movimiento modernista cuando escribe la Luces de bohemia. A pesar de admirar a algunos de sus exponentes, como a Rubén Darío, acá crea una imagen degradante de los que llama “Epígonos del Parnaso Modernista” (p.255). La palabra "epígono" (seguidor de una escuela o un estilo, especialmente propio de una generación anterior), junto a las imágenes mencionadas, funciona como una burla sarcástica hacia los jóvenes integrantes del movimiento modernista.

La vestimenta

La descripción de la vestimenta de los personajes crea una imagen contundente de miserabilismo. Por ejemplo, en la Escena Primera se la ve a Claudinita "despeinada, en chancletas, la falda pingona" (p.242), y en la Escena Segunda se lee: "asoma la chica de una portera -Trenza en perico, caídas calcetas, cara de hambre" (p.248). La vestimenta y las descripciones físicas de los personajes, junto con el decorado de los escenarios y el juego de luces y sombras consiguen formar la imagen de un Madrid decadente y miserable.

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