Resumen
Escena Primera
En la Escena Primera Max Estrella, un poeta ciego andaluz, conversa con su esposa, Madama Collet. Están en su casa, que es un guardillón pequeño, en Madrid. Madama Collet le lee a Max una carta en la que le informan que ya no publicarán sus escritos, por el cual le pagaban cien pesetas. Max se pregunta en qué redacción van a admitirlo ciego, y plantea la idea del suicidio. Su mujer intenta mejorar su ánimo; le dice que piense en Claudinita, su hija, y en la novela que está escribiendo.
Don Latino llega de visita a la casa de Max, quien por un momento alucina que recobra la vista y dice que tienen que regresar a París, a “renovar aquellos tiempos” (p.241). A Claudinita no le gusta la presencia de Don Latino; lo acusa de estar siempre ebrio. Don Latino, por pedido de Max, vendió unos libros que este le dio. Solo le dieron tres pesetas. Ambos se dirigen a la librería para deshacer el trato. Madama Collet y su hija le piden a Max que no vaya, porque temen que él y Don Latino se dirijan a la taberna de Pica Lagartos. Su mujer se ofrece a buscar alguna pertenencia suya para empeñar, a fin de pagar la cena de esa noche. Max desoye los pedidos y sale apoyado en el hombro de Don Latino.
Escena Segunda
Zaratustra, el dueño de la librería, les dice a Max y Don Latino que no puede devolverles los libros porque ya los ha vendido. Mientras Max discute con Zaratustra y lo acusa de bandido, entra a la librería Don Gay. Es escritor y amigo de Zaratustra. Acaba de llegar de Londres. Afuera de la librería, en la calle, varios policías pasan con un hombre maniatado. Por otro lado, un chico pelón con una bandera en su mano grita “Viva España”. Max, Don Latino y Don Gay no prestan atención a estos acontecimientos y conversan sobre Inglaterra y sobre la religión.
Don Gay dice que en Inglaterra se convirtió “al cristianismo de oraciones y cánticos, limpio de imágenes milagreras” (p.246). Max sostiene que el pueblo español tiene una concepción religiosa miserable y que reduce los grandes conceptos como la vida y la muerte a imágenes vulgares. Don Gay cuenta que en Inglaterra se vive mejor, con menos dinero, y que las personas son más limpias. Él regresó a España porque necesita el sol de este país. Mientras conversan, se asoma a la librería una joven preguntando por la entrega semanal de la novela El hijo de la difunta. No tiene interés en comprarla, sino en saber si se ha casado uno de los personajes. La chica se va, y Max y Don Latino se dirigen a la taberna de Pica Lagartos.
Escena Tercera
En la taberna, un joven le avisa a Max que está buscándolo Enriqueta La Pisa Bien. Ella le dice a Max que su madre necesita el dinero que le ha fiado por el décimo de lotería, porque se encuentra enferma. Max se dirige a ella con malos tratos y arroja sobre la mesa el décimo. Enriqueta la Pisa Bien lo guarda. Ella y Don Latino presagian que el número va a resultar ganador, porque es capicúa. El chico de la taberna le aconseja a Max que no deje que la mujer se lo lleve. Max le pide a Enriqueta que no se vaya y envía al joven a vender su capa. Don Latino le sugiere al chico que si alguien desprecia la capa por su mala calidad, le diga que perteneció a primer poeta de España, refiriéndose a Max.
Max invita a beber un trago a Enriqueta La Pisa Bien. Entra a la taberna el Rey de Portugal, un proxeneta que obtiene beneficios de la prostitución de Enriqueta. Un borracho que está en la taberna y ella coquetean y él se enoja. En este momento regresa el chico que fue a vender la capa de Max. Tiene un pañuelo en su cabeza con manchas de sangre: lo golpeó un agente de la Acción Ciudadana, una organización parapolicial conservadora. El Rey de Portugal dice: “Viva la huelga de proletarios” (p.252). Entran a la taberna obreros y mujeres en estado de exaltación. El Rey de Portugal y La Pisa Bien salen a la calle a apoyar la protesta. Pica Lagartos cierra la taberna.
Max recibe nueve pesetas por su capa. Quiere volver a comprar el décimo de lotería pero La Pisa Bien ya no está en el lugar. Junto a Don Latino se dirigen a la Buñolería Modernista en su búsqueda. Se escucha un grito de protesta contra la Acción Ciudadana.
Análisis
Esta obra transcurre “en un Madrid absurdo, brillante y hambriento” (p.240), como se explica antes de la Escena Primera. Las doce primeras escenas muestran los sucesos de la última noche de Máximo Estrella. Estas escenas transcurren desde el atardecer hasta el amanecer del día siguiente. Las últimas tres escenas ocurren durante el día siguiente a su muerte, y escenifican su velatorio y entierro, y el regreso de Don Latino a la taberna de Pica Lagartos. El tiempo puede situarse durante la primavera, por la acotación de la Escena Décima: “El perfume primaveral de las lilas embalsama la humedad de la noche” (p.285).
La Escena Primera comienza presentando al personaje principal, Máximo Estrella, y el entorno donde vive. Max es un poeta andaluz ciego y bohemio que vive junto a su esposa, Madama Collet, y Claudinita, la hija de ambos, en condiciones paupérrimas. La primera acotación dice que viven en un guardillón, un espacio situado entre el último piso de un edificio y la armadura del techado, que generalmente no es habitable. También vemos en esta escena que carecen de comida para cenar, y que Collet se dispone a empeñar alguna de sus pertenencias para conseguir dinero.
Esta escena transcurre durante el atardecer. La “hora crepuscular” (p.241) que indica la acotación también representa simbólicamente el final de algo. En este caso alude a la condición del protagonista, quien se aproxima a su muerte. Además, el apellido de Max, Estrella, se relaciona precisamente con el sol, lo que permite trazar un paralelismo entre ambos, como vemos en una acotación más adelante: “la guardilla queda en una penumbra rayada de sol poniente. El ciego se adormece, y la mujer, sombra triste, se sienta en una silleta” (p.241). Este, como muchos de los escenarios de la obra, es un espacio sombrío, en penumbras. En las acotaciones, los elementos lumínicos son importantes. También los personajes en varias ocasiones se describen como sombras, como en esta caso Collet, “triste sombra”. Asimismo, leemos en la Escena Segunda: “MÁXIMO ESTRELLA y DON LATINO DE HISPALIS, sombras en las sombras de un rincón” (p.250). La oscuridad y las sombras que dominan las escenas son un símbolo de la miseria de los ámbitos y los personajes que se presentan en la obra.
El personaje de Max Estrella se inspira en una persona real: un amigo de Valle-Inclán, Alejandro Sawa, a quien el dramaturgo conoció en el ambiente de la bohemia madrileña, y quien murió en 1909. Una carta que Valle le escribe a Rubén Darío tras la muerte de su amigo muestra algunos puntos de coincidencia: “Alejandro deja un libro inédito (…). El fracaso de todos sus intentos para publicarlo y una carta donde le retiraban una colaboración de sesenta pesetas que tenía en El Liberal, le volvieron loco en los últimos días. Una locura desesperada. Quería matarse. Tuvo el final de un rey de tragedia: loco, ciego y furioso” (citado en Caudet, 2017, p.88).
Valle construye en su pieza teatral un personaje con muchos puntos de semejanza con Alejandro Sawa. Este poeta, como Max, también tenía una esposa francesa y una hija. Asimismo, había vivido un tiempo en París, había colaborado con varias publicaciones periodísticas y había terminado sus días ciego y con escasos recursos económicos.
La línea con la que comienza esta obra, “Vuelve a leerme la carta del Buey Apis” (p.241), alude precisamente a aquella “carta donde le retiraban una colaboración de sesenta pesetas que tenía en El Liberal”, mencionada en la correspondencia entre Valle y Darío. El “Buey Apis” alude al dios egipcio de la fertilidad y del sol (que es en realidad un toro), posteriormente considerado un dios funerario. Con este nombre se alude en la obra al director de El liberal, un periódico español en el que Sawa había colaborado.
Así, el personaje de Max puede verse como un homenaje o una loa de Valle a su amigo Sawa, donde se destaca la genialidad de aquel poeta. En este sentido, el nombre Máximo Estrella puede ser leído simbólicamente, como lo más grande en su especie (Máximo) y como un cuerpo que brilla (Estrella). Esto último está asociado a su genialidad, como podemos ver, por ejemplo, en un comentario de Don Latino refiriéndose a Max: “¡El genio brilla con luz propia!” (p.308). También en este sentido, se refiere a él llamándolo “aquel astro” (p.312).
Sin embargo, el personaje ficcional, Max, es un antihéroe que posee también características negativas, como su alcoholismo o la falta de consideración con su esposa e hija, a quienes ha dejado sin cena mientras él gasta dinero en la taberna (Escena Tercera) y en el café (Escena Novena) en su última noche. Además, este personaje se autodefine como un “canalla” (p.278) por aceptar el dinero del fondo de los Reptiles del ministro. De manera que la loa que ofrece esta pieza es parcial, y el retrato del protagonista que se construye posee características ambivalentes.
Por otro lado, muchos de los personajes de la obra están inspirados en personas reales, como Zaratustra, el librero de la Escena Segunda. Este personaje se relaciona con Gregorio Pueyo (1860-1913), un librero y editor español, promotor del movimiento modernista. El nombre ficcional alude al nombre de un profeta persa, Zaratustra, y al libro Así habló Zaratustra (1883), del filósofo alemán Friedrich Nietzsche. Este autor ha tenido una gran influencia en la generación del '98, un grupo de intelectuales españoles al que Valle-Inclán pertenecía. En la obra de Nietzsche hay una fuerte crítica a la religión católica. Por esta razón, no es casual que el nombre Zaratustra se utilice precisamente en esta escena, donde se critica la forma de concebir la religión por parte de la sociedad española. A propósito, Max dice: “Este pueblo miserable, transforma todos los grandes conceptos en un cuento de beatas costureras. Su religión es una chochez de viejas que disecan al gato cuando se les muere” (p.248).
Como podemos ver, el personaje Zaratustra está animalizado, es decir, presenta características de animales. Este es un recurso propio de la estética del esperpento, género en el que se inscribe esta obra (volveremos más adelante sobre esto). Su finalidad es rebajar a los personajes. Por ejemplo, en el caso de Zaratustra, se lo describe como “abichado” y con cara de “tocino” (p.245). También Don Latino está animalizado, en este caso mediante el uso de un símil: “interviene con ese matiz del perro cobarde, que da su ladrido entre las piernas del dueño” (p.245).
En esta escena aparece también otro personaje vinculado a la bohemia madrileña y a la generación del '98: Don Gay Peregrino, inspirado en Ciro Bayo (1859-1939), un escritor español, traductor, viajero y amigo de Valle-Inclán. En esta escena, el personaje vuelve de un viaje a Londres y habla de la religión y la sociedad inglesas. Su nombre ficcional está relacionado con el título de la primera obra que publicó Bayo, El peregrino entretenido. Viaje romancesco (1910).
Por otro lado, en esta escena vemos que Max, Don Gay y Zaratustra no muestran interés por los enfrentamientos entre los obreros y la policía que tienen lugar afuera de la librería. Inmiscuidos en otros asuntos, se mantienen al margen de la tensa situación social que se vive en ese momento en las calles de Madrid. En esta acotación podemos ver cómo se destaca la actitud de estos personajes, a los que se compara con pájaros por su placentera conversación, mientras que se resalta el contraste con el clima de violencia que se experimenta afuera: "reunidos como tres pájaros en una rama, ilusionados y tristes, divierten sus penas en un coloquio de motivos literarios. Divagan ajenos al tropel de polizontes (…)” (p.246). Otra acotación además señala que "Un retén de polizontes pasa con un hombre maniatado" (Ídem.). Se trata probablemente de un personaje que reaparece posteriormente en la Escena Sexta: el preso catalán.
En la Escena Tercera, las manifestaciones y el clima de violencia toman más protagonismo. Vemos que algunos personajes se involucran en las manifestaciones, como el Rey de Portugal, quien exclama: “¡Viva la huelga de proletarios!” (p.252), y La Pisa Bien. También acá podemos observar cómo se alzan las persecuciones en las calles. El Chico de la Taberna muestra señales de la violencia policial cuando entra en escena con un pañuelo con manchas de sangre en la cabeza. Él señala como culpable de su herida a un integrante de la "Acción Ciudadana", una organización parapolicial conservadora.
Max y Don Latino, sin embargo, pese a las revueltas en la calle y a que muchos de los diálogos de los personajes se centran en ellas, hablan sobre la posibilidad de que el décimo de lotería de La Pisa Bien resulte ganador. De esta manera, vemos que ambos continúan manteniéndose al margen de la situación social, y solamente se preocupan por sus asuntos personales. La actitud de Max va a modificarse luego, principalmente en la Escena Sexta, como veremos más adelante.