San Manuel Bueno, mártir es una novela publicada por Miguel de Unamuno en 1931.
La crítica ha discutido acerca de si esta obra es una novela o una nivola. Nivola es un neologismo inventado por Unamuno para denominar así sus obras y distanciarlas de las novelas realistas que dominaron la escena literaria española en el siglo XIX. Sin embargo, si se examinan detenidamente los preceptos del autor acerca de lo que es una nivola, San Manuel Bueno, mártir no entra dentro de esta categoría, como sí lo hacen la mayor parte de sus obras. Las características que distinguen fundamentalmente esta novela dentro del conjunto de obras de Unamuno, y que no la convierten en una nivola, son el profundo desarrollo psicológico de los personajes y su estructura, que responde a la división tradicional en introducción, nudo y desenlace. Es decir, esta obra es excepcional dentro de la obra del autor en términos formales.
San Manuel Bueno, mártir es escrita por Unamuno durante un periodo de gran agitación en España: la Segunda República Española está a punto de comenzar a gobernar el país (de hecho, comienza en 1931, año de la publicación). Este cambio político, además, le permite volver a Unamuno de su exilio en Francia, que había durado seis años. El autor había sido exiliado por oponerse al dictador Primo de Rivera. Las problemáticas políticas e ideológicas del momento aparecen reflejadas sutilmente dentro de la obra, sobre todo a través de la figura de Lázaro, el hermano de la narradora.
En 1933, la editorial Espasa Calpe vuelve a editar esta novela junto con “tres historias más”. Unamuno, en el prólogo, se pregunta cuál fue la razón de unir a San Manuel Bueno, mártir con esas otras historias, y afirma que a los protagonistas de esta novela, así como los de las historias, los atosiga el problema de la personalidad, es decir, saber si uno es la misma persona cuando cambia radicalmente su modo de pensar las cosas.
En esta guía, el análisis se realiza separando la novela en cinco partes, aunque la misma no está dividida de este modo, sino en 25 fragmentos que se pueden considerar secuencias. Las primeras 24 secuencias están narradas por Ángela, mientras que la última es un epílogo ficcional del autor. En este, Unamuno utiliza una técnica clásica de Miguel de Cervantes (que aplica, incluso, en El Quijote de la Mancha): afirma que la obra que el lector tiene en sus manos no fue escrita por él, sino que es un manuscrito que encontró entre sus papeles.
Al ser un libro de memorias (Ángela recuerda su vida y la de su familia junto a Don Manuel), está narrada en gran parte en pretérito, aunque al comienzo y al final Ángela narra en presente, desde el momento en el que está escribiendo dichas memorias.
En esta novela, además, aparece planteada la teoría de Unamuno acerca de la "agonía del cristianismo", que sostiene que todas las religiones sirven en tanto tienen significado y legitimidad para sus seguidores. Esta postura lleva al autor a enfrentarse tanto con los católicos conservadores como con los progresistas con ideas seculares.
Se considera que esta es la obra más importante de Miguel de Unamuno, quien muere cinco años después de escribirla. En aquel entonces, San Manuel Bueno, mártir fue incluida en la lista del Vaticano de libros que los católicos deberían evitar leer. Sin embargo, con el paso del tiempo, la obra logró mayor aceptación por parte de la iglesia. Incluso, Pablo Iglesias, líder del partido político Podemos, de España, se la regaló al Papa Francisco en su último encuentro con él.