Sonetos

Sonetos Preguntas de Ensayo

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    ¿Cómo aparecen representados el amor platónico y el amor carnal?

    En el transcurso de la obra, el yo lírico se enamora dos veces.

    Su primer amor es el justo joven. Con él tiene un amor absolutamente platónico. En los sonetos dedicados al justo joven no aparece ni una sola referencia al encuentro sexual. El amor platónico tiene como característica principal, precisamente, carecer de lazos sexuales. Aquel que ama platónicamente solo desea poder contemplar la belleza de su amado, sin necesidad de tener una conexión física con él. En los sonetos dedicados a este joven, el yo lírico tiene como objetivo fundamental lograr que la belleza de su amado sea eterna, ya sea convenciéndolo de tener un hijo (que heredaría su belleza) o intentando capturar dicha belleza en sus versos.

    En el extremo opuesto aparece el amor por la dama oscura. Este está signado por el deseo carnal. Los sonetos dedicados a la dama oscura están llenos de imágenes y alusiones a las relaciones sexuales. El yo lírico padece el amor carnal que siente por la dama oscura, aun siendo correspondido (algo que nunca sucede con el justo joven). Lamenta la carnalidad de su vínculo con ella. Así, su amor está atravesado por la culpa. Considera que el placer sexual que obtiene con ella es despreciable. En definitiva, considera a la dama oscura como un mal inevitable, pues siente una atracción hacia la oscuridad carnal de la que no puede escapar.

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    Enumere diferentes elementos característicos del Renacentismo que aparecen en los sonetos.

    El elemento característico del Renacimiento que tiene más importancia en los Sonetos de Shakespeare es la revaloración de la antigüedad clásica. Esto puede verse tanto en referencias a diferentes mitos como a la filosofía platónica. Precisamente, el amor platónico y la "Teoría de las ideas" de Platón están presentes de manera subyacente a lo largo de toda la obra en el modo en que el yo lírico concibe la realidad.

    También debe destacarse la importancia del pensamiento racional y la valoración negativa que tiene todo lo relativo a lo sensorial. Incluso en la última parte de la obra, cuando el yo lírico está entregado al goce que le proporciona la dama oscura, la razón aparece para reprocharle dicha entrega, que se opone a la cordura y la lógica.

    Por último, las referencias a los elementos naturales, características del Renacimiento, también atraviesan toda la obra. Durante la primera parte, el yo lírico compara constantemente al justo joven con elementos naturales, mientras que en los sonetos dedicados a la dama oscura, el yo lírico toma distancia de las alusiones poéticas a la naturaleza afirmando que, a través de estas, no se puede describir la belleza de manera fiel.

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    ¿De qué manera está presente la reflexión metaliteraria dentro de la obra?

    Una de las características distintivas de la estética barroca que aparece reflejada en los Sonetos de Shakespeare es la reflexión metaartística, es decir, la reflexión sobre el arte dentro de la obra de arte. En este caso, dicha reflexión es metaliteraria o, si se es más preciso aún, metapoética: la poesía de Shakespeare reflexiona acerca de la poesía.

    El punto de partida para que esto suceda es que el yo lírico declara dentro de los sonetos su condición de poeta. Su primera reflexión metapoética aparece en el “Soneto XVII”, el último de los “sonetos de la procreación”. Allí, el yo lírico, de diversos modos, afirma que nadie creerá en los versos que él pueda escribir acerca de la belleza del justo joven porque esta es imposible de describir con fidelidad.

    Luego, en el “Soneto XXI”, el yo lírico reflexiona ya no sobre sus versos sino sobre el modo en que los demás poetas intentan representar la belleza. Les critica que abusen de las comparaciones con elementos de la naturaleza, la grandilocuencia y la pompa. Se distingue de ellos afirmando que sus versos son humildes, carecen de charlatanería y no caen en el facilismo poético de repetir expresiones poéticas trilladas, típicas del petrarquismo.

    En este sentido, es importante destacar que los sonetos de Shakespeare se enmarcan dentro del petrarquismo pero introducen variantes estilísticas y temáticas, e, incluso, se distancian críticamente y llegan a parodiarlo.

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    ¿Cuáles son las diferencias formales entre los sonetos de Shakespeare y los petrarquistas?

    El “soneto petrarquista” está formado por catorce versos endecasílabos (de once sílabas) divididos en dos estrofas de cuatro versos y dos de tres. El "soneto shakesperiano" también está formado por catorce versos, pero estos son decasílabos (constan de diez sílabas) y su distribución es diferente: las primeras tres estrofas tienen cuatro versos y la última tiene dos (a esta se la denomina "pareado").

    Por otro lado, el esquema de la rima del soneto petrarquista es abba abba cde cde; mientras que el esquema de la rima en los sonetos de Shakespeare es abab cdcd efef gg. Así, el "soneto shakespereano", en lugar de tener cuatro rimas, como el soneto petrarquista, contiene siete rimas.

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    ¿Qué importancia tiene el paso del tiempo dentro de la obra?

    Este tema, característico del periodo barroco, es fundamental a lo largo de toda la obra.

    En los “sonetos de la procreación”, el yo lírico le suplica fervientemente al justo joven que encuentre una mujer que dé a luz a su hijo. Solamente así podrá conservar su belleza para la posteridad y vencer la tiranía del paso del tiempo, que, tarde o temprano, arrasará con ella.

    A partir del “Soneto XVIII”, el yo lírico abandona esta estrategia contra el tiempo e intenta combatir los estragos que este genera en la belleza del justo joven a través de sus poemas. Sin embargo, rápidamente entiende que esta es una empresa imposible, porque la belleza del joven es indescriptible.

    Más allá de los estragos que genera el paso del tiempo en la belleza del joven, hay varios sonetos en los que el yo lírico se refiere a lo que genera el paso del tiempo en él. Por ejemplo, en el “Soneto LXII”, se lee: “Pero cuando el espejo me muestra tal cual soy/ golpeado y rajado por curtida vejez/ entiendo lo contrario del amor a mí mismo/ y amar de esta manera sería iniquidad” (p. 91).

    Algo que queda claro en estos versos es que, para el yo lírico, el paso del tiempo tiene una conexión directa con la posibilidad de amar. El yo lírico solo puede amar lo bello. El paso del tiempo destruye la belleza y, por lo tanto, le impide al yo lírico amar. En el ejemplo citado, este, incluso, deja de amarse a sí mismo. La belleza es el ideal supremo del yo lírico, y el paso del tiempo, así, se convierte en su némesis.

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