El entierro de la madre de Cometierra (Imágenes auditivas y visuales)
En las escenas iniciales se narra el entierro de la madre de la protagonista. El cementerio es un lugar silencioso, pero se ofrece una imagen auditiva que da cuenta de las voces humanas que se despiden de la muerta: "Mientras, las voces rezan" (10). La sonoridad va acompañada de imágenes visuales que remiten a la decadencia, la tristeza y la muerte que marcan el lugar: "Un amarillo basura, fiebre, o un gris, gris chapa, gris enfermo el dolor" (10).
El comienzo de las visiones de Cometierra (Imágenes visuales)
La narradora describe el trance que la lleva de la realidad al plano de las visiones a través de imágenes visuales:
La casa se me oscureció como si la hubiesen tapado con una tela negra. Tuve ganas de prender la luz para que no nos tragara la noche que la tierra había desplegado alrededor nuestro. Tan oscuro todo, tan un pozo profundo al que nunca llegaba la luz del sol, que bueno no podía ser. Cuando estaba a punto de parar, de abandonar por el miedo y abrir los ojos, empezó a irse la oscuridad, como si alguien estuviera prendiendo velas, una atrás de la otra, y los ojos se acostumbraran a ver. (23)
De ese modo, se establece un juego entre la luz y la oscuridad. Por un momento, cuando está adentrándose en la visión, Cometierra no logra ver nada; todo está oscuro. Pero luego comienza a ver de a poco, cuando la escena se va iluminando paulatinamente.
El terreno alrededor de la casa (Imágenes visuales y olfativas)
La protagonista observa con frecuencia el terreno que rodea su casa, sobre todo porque es allí donde otros desconocidos dejan las botellas de sus desaparecidos para que ella pueda ayudarlos. Sin embargo, cuando sale para encontrarse con Ezequiel, ella ve la belleza de ese terreno:
Cuando salí a mi terreno el sol pegaba lindo. Hacía que todo se viera más verde. Me gustó. Me olvidé por un rato de que tenía hambre. No solo la tierra olía, las plantas también. Mientras caminaba, respiraba tratando de que ese olor se me metiera en el cuerpo. Era lo único que me faltaba para terminar de despertarme. (54)
Para describir este espacio de manera positiva, se entrecruzan imágenes visuales que remiten a la luz solar y el verde de las plantas con el olor de la vegetación, que a la chica también le resulta muy placentero.
La tierra (Imágenes táctiles)
La protagonista entra en contacto con la tierra de manera frecuente, no solo al comerla para provocar sus visiones, sino también tocándola. En muchas ocasiones busca pisar la tierra descalza, por ejemplo, ya que esto le trae calma, la tranquiliza o le permite estar mejor conectada con la realidad. En otros momentos, se detiene a observar si la tierra está seca o húmeda, dura o blanda. Además, se refiere específicamente a la temperatura de la tierra a través de imágenes táctiles: "Al principio la tierra es fría, pero en la mano y después en la boca entra en calor. Separé un poco y lo levanté. Me lo llevé a la boca. Tragué. Cerré los ojos, sintiendo cómo la tierra se calentaba, cómo me quemaba adentro, y volví a comer un poco más" (57). En esta cita da cuenta de que, al entrar en contacto con su cuerpo, y más específicamente con el interior de su cuerpo, la tierra pasa del frío al calor.
