Con la publicación de Miseria en 2023, Dolores Reyes subraya su interés en explorar las condiciones de la maternidad en la cultura contemporánea de Argentina y América Latina, ya que, en ella, los lectores acompañamos el proceso de embarazo de uno de los personajes principales. Sin embargo, la maternidad y las figuras de madres ya constituyen un núcleo relevante en Cometierra, primera novela de la autora.
Por un lado, la madre de la protagonista, asesinada antes de que comience la narración, es una suerte de personaje en negativo, cuya ausencia es resaltada constantemente. Las escenas iniciales narran su velorio y su entierro; luego se relata la visión de la protagonista que devela que su madre ha sido víctima de un femicidio perpetrado por el padre, y, en los capítulos finales, Cometierra visita su tumba en el cementerio, años más tarde, como instancia de clausura del doloroso proceso de duelo. Además, la chica recuerda el cariño y la protección de su madre a lo largo de toda la narración. Por ejemplo, recuerda que la mujer le preparaba milanesas con papas fritas, su comida favorita, para sus cumpleaños, o que le aconsejaba qué zonas del barrio evitar para no cruzarse con personas peligrosas. Así, la figura de la madre representa el cuidado y el amparo.
En segundo lugar, retomando esa conexión entre maternidad y cuidados, cabe destacar que, en la mayor parte de los casos, quienes buscan a las personas desaparecidas son sus madres: la mujer elegante busca a su hijo Ian, Marta busca a Florensia, la tía de Ezequiel busca a María, Eloísa busca a Dypi. Estas mujeres, motivadas por el amor y la responsabilidad, acaban por encargarse de activar procesos de búsqueda, de aportar información y de hacer justicia por las víctimas, en un contexto en que las instituciones y el Estado no lo hacen.
En tercer lugar, la novela expone, de manera sutil pero contundente, que las chicas del barrio donde vive la protagonista suelen quedar embarazadas cuando todavía son muy jóvenes; muchas, incluso, durante la adolescencia. Esto queda ilustrado en el primer sueño de Cometierra con la seño Ana. Cuando la maestra le pregunta por sus compañeras de escuela, las novedades giran, en buena medida, alrededor de embarazos:
Yo le contaba que había visto a Candela preñada o que la Sofi se había mudado a la vuelta de casa con un flaquito que trabajaba en moto.
—Mi hermano dice que van a tener un bebé —dije y la seño hizo un silencio enorme. (45)
Además, cuando la protagonista deja de ir a la escuela, cuenta que no es tan extraño que las chicas del barrio dejen de estudiar, aunque suelen hacerlo porque quedan embarazadas. Siguiendo esta línea, es posible interpretar que el niño que Cometierra ve corretear en su visión final, al irse de Pablo Podestá, es hijo de Walter y Miseria, que es todavía una adolescente.
En cuarto lugar, resulta fundamental destacar el capítulo 12 de la novela. En un sueño, la seño Ana le dice a la protagonista que ella hubiese querido vivir un embarazo y tener una hija, parecida a sus alumnas de la escuela. Por su parte, Cometierra le responde que ella no quiere ser madre de ninguna manera, porque implica demasiado sufrimiento, ya que los hijos terminan por desaparecer, es decir, por ser violentados de alguna manera. Algo semejante ha pensado antes, al ayudar a la madre de Ian: ver al niño asesinado por su padre le hace pensar que, si se tratara de su propio hijo, ella nunca podría sacarse esa imagen de la cabeza. Entonces, asegura: "Nunca sería una madre. No quería" (32).
De estas maneras, Cometierra explora las condiciones precarias en las que se ejerce la maternidad en contextos marginalizados y dominados por la violencia. Las madres en esta novela tienen hijos cuando son demasiado jóvenes, o sufren porque sus hijos son violentados, o se la pasan buscándolos porque están desaparecidos, o son ellas mismas víctimas de la violencia y dejan desamparados a sus hijos. Además, el caso de la seño Ana da cuenta de que la violencia femicida también violenta su deseo de maternar, que nunca llega a realizarse. La postura de la protagonista en torno a la maternidad parece condensar todas estas problemáticas: no quiere ser madre porque en este contexto es, de un modo u otro, estar condenada al sufrimiento.