La sangre en “La gallina degollada” (Símbolo)
La sangre en el cuento funciona como un símbolo del destino trágico de la familia Mazzini-Ferraz. En primer lugar, la sangre cumple un rol fundamental en relación con el factor hereditario de la enfermedad de los cuatro hijos. Aunque existe un enigma en torno a la enfermedad, los padres comprenden que la sangre familiar transmite la enfermedad. El factor hereditario de la enfermedad es lo que genera la disputa entre el matrimonio y lo que propicia la conformación de un clima terrorífico en la historia.
Por otro lado, el cuento termina con un charco enorme de sangre en la cocina. La hija menor del matrimonio Mazzini-Ferraz esquiva -inexplicablemente- la maldición de la enfermedad familiar, pero, en cambio, es asesinada por sus hermanos. Aunque no sufre la enfermedad familiar, sus hermanos la castigan y resuelven así la trágica fatalidad que condena a la familia.
La pared de ladrillos en “La gallina degollada” (Símbolo)
La pared de ladrillos de “La gallina degollada” simboliza las limitaciones de los seres humanos. Los cuatro hijos del matrimonio Mazzini-Ferraz pasan los días sentados en el patio, contemplando esa pared y escandalizándose con la partida de la luz del sol en el atardecer. Desean mirar más allá pero ese cerco se los impide. En este sentido, la pared representa todo lo que esos niños no pueden hacer.
Significativamente, los cuatro niños asesinan a su hermana Berta cuando ella logra treparse a una silla y mirar más allá del cerco. Su hermana puede hacer lo que ellos no pueden: ha logrado mirar el atardecer y, también, ha podido esquivar la maldición familiar. Por eso, luego de ver "cómo su hermana lograba pacientemente dominar el equilibrio, y cómo en puntas de pie apoyaba la garganta sobre la cresta del cerco, entre sus manos tirantes" (19) -acciones imposibles para esos niños- la degüellan.
El alambrado de “El hombre muerto” (Símbolo)
De un modo similar al caso anterior, el alambrado de “El hombre muerto” simboliza las limitaciones de los hombres frente a la inevitabilidad de la muerte. Luego de clavarse el machete en su cuerpo y siendo consciente de la llegada inminente de la muerte, el personaje mira repetidas veces a ese alambrado y reflexiona sobre su muerte y el sentido de su vida.
El protagonista se enfrenta con los límites de su cuerpo físico. Por ejemplo, no puede cruzar el alambrado porque se encuentra malherido. Sin embargo, el narrador omnisciente aclara que "puede aún alejarse con la mente, si quiere" (108). Imagina cómo sería irse con la mente de su cuerpo y ver "el alambrado empequeñecido en la pendiente" (108). En este sentido, el alambrado representa el condicionamiento de la mortalidad de los hombres.
La casa en “El almohadón de plumas” (Símbolo)
La casa de Alicia y Jordán se describe por el narrador de este modo: “La blancura del patio silencioso —frisos, columnas y estatuas de mármol— producía una otoñal impresión de palacio encantado. Dentro, el brillo glacial del estuco, sin el más leve rasguño en las altas paredes, afirmaba aquella sensación de desapacible frío” (73). Se resalta el frío y la blancura del espacio. En ese sentido, la casa desempeña un papel simbólico en el cuento. La frialdad y la palidez del espacio físico se relaciona con la frialdad y la palidez de Alicia. Es decir que la descripción de la casa funciona como un indicio o un anticipo de la enfermedad de la protagonista. Algo similar sucede en el cuento “La caída de la casa Usher” de Edgar Allan Poe: la fisura de la casa anticipa la tragedia de los habitantes.
Las hormigas corrección en “La miel silvestre” (Símbolo)
Benincasa, el protagonista de “La miel silvestre”, se presenta como un intruso que ingresa a la naturaleza profanando un espacio sagrado. Es decir, no tiene el conocimiento necesario para ingresar a la selva y no muestra el respeto que corresponde y, por eso, es devorado por las hormigas corrección. En ese sentido, las hormigas simbolizan la capacidad de la naturaleza de corregir las transgresiones de los hombres.
El acorazado en “La guerra de los yacarés” (Símbolo)
El acorazado que utilizan los hombres para destruir el dique de los yacarés simboliza la actitud violenta, irrespetuosa y destructiva que tienen los hombres al ingresar a espacios naturales. Es decir, en este cuento, los hombres utilizan cañones y granadas para destruir los diques que obstaculizan el paso. Sin embargo, los barcos de guerra representan el modo corriente en el que los hombres ingresan a la naturaleza.