José Zorrilla escribe Don Juan Tenorio. Drama religioso-fantástico en dos partes en el corto plazo de veintiún días. La obra se estrena el 28 de marzo de 1844 en el teatro de la Cruz de Madrid. Este drama ha llegado a convertirse en uno de los más populares del repertorio tradicional español. Zorrilla se lo dedica a Don Francisco Luis de Vallejo, íntimo amigo suyo y corregidor de Lerma (Burgos).
La primera representación tuvo un éxito moderado y, en los días sucesivos, abundaron los reparos acerca de la obra. Sin embargo, con el tiempo, este drama se convierte en uno de los más conocidos del teatro español y gana una enorme popularidad. Esto se debe sobre todo a que comienza a representarse todos los años en la festividad de Todos los Santos y en el Día de los Difuntos, los días 1 y 2 de noviembre respectivamente, en lugar de la obra que se representaba habitualmente hasta ese momento: No hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague, y convidado de piedra, de Antonio de Zamora (1660-1727).
Según el propio Zorrilla, su obra es una refundición de esta última y de El burlador de Sevilla y convidado de piedra, de Tirso de Molina (1579-1648). De estas obras, el dramaturgo toma al personaje don Juan y parte de la trama, pero introduce modificaciones significativas, como el personaje de doña Inés y la salvación final del protagonista.
El personaje don Juan, cuyo hito inicial se halla en el drama de Tirso, es considerado un mito universal. Es el arquetipo del seductor hábil en los escarceos amorosos, que conquista mujeres a las que no ama. Existe una abundante cantidad de obras inspiradas en este personaje, por ejemplo: Dom Juan ou le festin de pierre (Molière, 1665); Don Giovanni (Lorenzo da Ponte y Wolfgang Amadeus Mozart, 1787); El estudiante de Salamanca (José de Espronceda, 1840); Don Juan (Lord Byron, 1879).
En el drama de Zorrilla, el personaje mítico se aleja parcialmente del arquetipo que encarna y sus comportamientos adquieren una complejidad más humana. Por otra parte, la obra se inscribe dentro del Romanticismo. Numerosos críticos la han señalado, incluso, como una de las más representativas de este movimiento en España.