Resumen
El Conde Lucanor le consulta a Patronio acerca de un hombre que se muestra muy amigo suyo y que lo empezó a alabar por su honra y sus bondades. Luego de hacer esto, aquel hombre le propuso un convenio que parecía favorable al Conde. Patronio pregunta cuál era aquel convenio y, al enterarse, le asegura al Conde que el hombre pretendía engañarlo dándole a entender que su poder y su estado son mayores de lo que en verdad son. Para evitar este engaño, Patronio le cuenta lo que le aconteció a un cuervo con un zorro.
Un cuervo encontró un pedazo de queso y se subió a un árbol para comerlo sin molestias ni recelos de nadie. El zorro, que pasaba por allí, notó el queso que tenía el cuervo y se puso a pensar de qué forma se lo podría quitar. Entonces empezó a hablar con el cuervo, alabando su nobleza y su apostura. El zorro halagó el color negro de las plumas del cuervo, tan brillante que se tornaba azul como la pluma del pavo real, y la negrura de sus ojos, que son los que mejor pueden ver, como los de la gacela. También afirmó que la gente que critica sus garras negras se equivoca, porque son tan fuertes como los de cualquier ave de su tamaño, y el cuervo supera a otros en la ligereza de su vuelo.
Habiendo dado estos elogios, el zorro le rogó a Dios que el cuervo le consintiera con oírlo cantar para confirmar que era mejor que cualquier otra ave en todos los aspectos. En este punto de la historia, Patronio le pide al Conde Lucanor que preste atención, porque si bien la intención del zorro era engañar al cuervo, todo lo que le dijo para hacerlo era verdad. Continuando el relato, Patronio dice que el cuervo, halagado, creyó que el zorro era su amigo y abrió el pico para cantar, haciendo que el queso cayera de su boca hasta el borde del árbol, donde el zorro lo tomó y se marchó.
Patronio concluye afirmando que el Conde debe saber que el hombre que tanto lo alaba lo quiere engañar y quitarle alguna cosa. Lo que el Conde debe hacer es tener recaudo y pensar si todas esas buenas cualidades son ciertas, para así entender si el hombre le decía la verdad o no. El Conde decide obrar de ese modo evitando el error, y Don Juan toma el ejemplo para su libro, el que cierra con estos versos: “Quien te alabare más de cuanto en ti hubiere / Cabe que de él te guardes, pues engañarte quiere” (p.33).
Análisis
El Ejemplo V recupera la fábula de Esopo del cuervo y el zorro, que se utiliza a menudo en la literatura infantil. En esta versión, Patronio acude a animales personificados para enseñarle al Conde por qué no debe fiarse de quien lo alaba demasiado. De esta manera, la analogía se apoya en la comparación entre dos situaciones en apariencia distintas –una de animales, otra de humanos– pero que son semejantes en cuanto a los riesgos que implican.
El Conde Lucanor quiere saber si le conviene hacer un pacto con un hombre que lo ha alabado. Patronio averigua cuál es aquel pacto, pero esta información no es revelada al lector. Esto, de alguna manera, vuelve a correr el eje respecto a lo que el Conde solicita y lo que Patronio otorga: lo importante no es saber cuál es el convenio en cuestión, sino descubrir las intenciones que se esconden detrás de palabras engañosas.
En la tradición popular, el zorro es un animal que se caracteriza por la astucia, capacidad que utiliza para engañar y obtener un beneficio. Su habilidad se expresa aquí en un discurso lleno de halagos cuyo objetivo es incitar al cuervo a soltar el pedazo de queso que el zorro quiere para sí. Pero al hacer eso, el zorro no acude a mentiras, sino a exaltar las bondades que el cuervo tiene. Por eso, Patronio le dice al Conde: “Aunque la intención del zorro era engañar al cuervo, sus razones fueron siempre verdades, y estad seguro [de] que los engaños y daños mortales son siempre los que se dicen con verdad engañosa” (p.31).
Este punto es importante, porque se relaciona con los temas de la honra, el estado y la vanidad. Puede ser cierto que el Conde es una persona con mucha honra y con un buen estado, pero debe observar con recelo a quien le dé a entender “que [su] poder y [su] estado es mayor de cuanto es en verdad” (p.29), porque con seguridad está intentando despertar la vanidad del Conde para obtener lo que quiere. Es lo que le ocurre al cuervo, que, al dejarse cautivar por las palabras del zorro, se dispone a mostrar que también es el mejor en el canto, y al hacer eso pierde el pedazo de queso, aquello de valor que quería conservar. El cuervo peca de vanidoso y por eso el zorro se sale con la suya.