El jorobadito

El jorobadito Símbolos, Alegoría y Motivos

El té con coñac (Símbolo)

El té con coñac que Rigoletto exige que se le sirva en casa de Elsa simboliza el respeto. El jorobado quiere que lo atiendan como atenderían a cualquier hombre respetable y decente. Claro, el hecho de que tenga que exigir ese té a punta de pistola deja en claro que, en casa de Elsa, no es tomado como un hombre de bien.

El beso (Símbolo)

El narrador le exige a su novia que bese a Rigoletto como prueba de su amor. Este beso funciona como un símbolo de dos caras. Por un lado, simboliza simplemente el amor. Si Elsa besara a Rigoletto, el narrador sabría que lo quiere. Por otro lado, de manera más compleja, el beso simboliza la humillación, pues besar al jorobado sería degradante para Elsa.

En un cuento en que el amor aparece totalmente atravesado por la humillación, el beso funciona como un símbolo complejo, que concentra sentidos opuestos y trae consecuencias caóticas.

El reloj y los botines de Rigoletto (Símbolos)

El reloj y los botines de Rigoletto funcionan como símbolo de la burguesía. El jorobado intenta lucirlos ante el narrador para demostrar que no es un "pelafustán", y que pertenece a la clase burguesa. Afirma que el reloj le costó veinticinco pesos y los botines, treinta y dos. Ambos precios son considerables para la época, y más aún para una persona de clase baja como Rigoletto.

El peñasco en el medio de un río (Alegoría)

Al describir su relación con Elsa, dice el narrador:

Por momentos la sentía implantada en mi existencia semejante a un peñasco en el centro de un río. Y esta sensación de ser la corriente dividida en dos ondas cada día más pequeñas por el crecimiento del peñasco, resumía mi deleite de enamoramiento y anulación. ¿Comprenden ustedes? La vida que corre en nosotros se corta en dos raudales al llegar a su imagen, y como la corriente no puede destruir la roca, terminamos anhelando el peñasco que aja nuestro movimiento y permanece inmutable" (19).

He aquí una alegoría conformada por diferentes metáforas. Por un lado, la corriente metaforiza la energía vital y las emociones del narrador. Es un flujo constante que simboliza su ser y su individualidad. Por otro lado, el peñasco simboliza a Elsa, una figura fría y autoritaria que interrumpe ese flujo vital y apaga las emociones del narrador. Por consecuencia, la división de la corriente en ondas cada vez más pequeñas representa la sensación del narrador de que su vida y su identidad se están viendo disminuidas y anuladas por la presencia de su novia.

Dormir al lado de las vías del tren (Símbolo)

El acto de dormir al lado de las vías del tren funciona aquí como un símbolo de libertad. El protagonista del cuento imagina que, si se casa con Elsa, tendrá un futuro totalmente gris, en el que se hallará sumido en las entrañas de la maquinaria burguesa, con una esposa que no le dará ningún tipo de placer y lo cargará de obligaciones. En contrapartida, se imagina liberándose del compromiso y de toda atadura durmiendo plácidamente junto a los rieles del ferrocarril.