Multitud de negras rebusconas de achuras, como los caranchos de presa, se desbandaron por la ciudad como otras tantas harpías prontas a devorar cuanto hallaran comible (Símil)
A través de este símil, que compara a las mujeres que buscan achuras con caranchos, podemos apreciar cómo el narrador busca poner en evidencia el estado de animalización de una sociedad inculta y violenta. Por otro lado, luego se las compara con harpías, seres de la mitología griega que tenían rostros de mujer y cuerpos de ave de rapiña, y que, justamente, robaban alimento.
Es emperrado y arisco como un unitario (Símil)
Para los federales, la palabra ¨unitario¨ tiene una carga muy fuerte y negativa. En este símil se establece una relación directa entre adjetivos como ¨arisco¨ o ¨emperrado¨ y la palabra ¨unitario¨. Por su parte, los unitarios hacían lo mismo con los federales. Esta comparación es una muestra más de la rivalidad permanente que existía entre los dos partidos, y que se manifestaba tanto en las acciones como en las palabras.
Mas de repente la ronca voz de un carnicero gritó: -¡Allí viene un unitario!, y al oír tan significativa palabra toda aquella chusma se detuvo como herida de una impresión subitánea (Símil)
En este símil podemos observar otra vez cómo la palabra ¨unitario¨ genera una reacción inmediata en los federales. Escuchar el nombre del partido contrario produce una conmoción, como un golpe que lastima. Cuando el narrador dice ¨al oír tan significativa palabra¨, está ironizando respecto de lo exagerada que es la reacción de los federales ante la palabra ¨unitario¨.
¡Viva Matasiete! -exclamó toda aquella chusma cayendo en tropel sobre la víctima como los caranchos rapaces sobre la osamenta de un buey devorado por el tigre (Símil)
En este símil podemos observar otra vez la comparación que establece el narrador entre federales y animales. Así como lo había hecho con las mujeres que buscaban las achuras, ahora los caranchos rapaces son la chusma, es decir, el pueblo que está reunido en el matadero. Pero esta vez no se agota allí, en la imagen de los caranchos, sino que va más allá y establece un contexto mucho más específico: ¨sobre la osamenta de un buey devorado por el tigre¨. A partir de esta imagen bien específica, Echeverría busca dejar en claro el nivel de violencia que rodeaba todo lo que tuviera que ver con los federales.
Gotas de sudor fluían por su rostro grandes como perlas; echaban fuego sus pupilas, su boca espuma, y las venas de su cuello y frente negreaban en relieve sobre su blanco cutis como si estuvieran repletas de sangre (Símil)
En este símil podemos ver una descripción poética del estado en el que se encuentra el joven unitario cuando es sometido al interrogatorio. Gotas de sudor le caen por el rostro como perlas, sus pupilas echan fuego, la rabia desluce su blanco cutis. Este es un ejemplo de cuánto cambian los elementos comparativos que elige Echverría para los unitarios con respecto a los que elige para los federales. El autor de "El matadero" utiliza descripciones mucho más refinadas y poéticas para referirse a los unitarios que cuando se refiere a los federales. A lo largo de todo el relato podemos apreciar que esa diferencia de registro para referirse a unos y a otros se basa en la concepción que tenía Echeverría respecto de las diferencias intelectuales y sociales entre los dos grupos.