La humedad de la casa de Gamaliel (Símbolo)
A ojos de Cruz, la humedad de la casa de Gamaliel Bernal, que mancha y colorea los rincones de su patio, es un símbolo de la abundancia y anuncia la riqueza de una familia que prosperó gracias al cultivo de los frutos de la tierra.
La biblioteca de Don Gamaliel (Símbolo)
Gamaliel Bernal invita a Cruz a pasar a la biblioteca para discutir su propuesta de matrimonio con Catalina con el objetivo de impresionarlo con el lujo y la solemnidad de la estancia. A ojos de Cruz, la biblioteca aparece como un símbolo del carácter venerable de don Gamaliel y de su posición social acomodada y respetable.
La liberación de los pájaros (Símbolo)
Cuando Artemio Cruz se presenta por segunda vez en la casa de Catalina y le cuenta que ha amenazado a Ramón, su amante, y que este ha abandonado Puebla, Catalina camina hasta las jaulas de los pájaros que trinan en su jardín y les abre las puertas para que alcen vuelo y escapen del aquel lugar. Cuando el último pájaro vuela, Catalina cierra sus ojos y acepta la mano de Cruz. Así, la liberación de los pájaros simboliza, por contraste, la libertad que Catalina está a punto de perder en manos de Cruz.
El cruce del río (Motivo)
El cruce del río es un motivo que se repite una y otra vez, como un recuerdo que acecha y perturba a Cruz en su lecho de muerte: "Esa mañana lo esperaba con alegría. Cruzamos el río a caballo" (p. 14) es una frase que se repite casi en cada capítulo, en las secciones narradas en primera persona.
Cruz recuerda una mañana en que cabalgó junto a su hijo, Lorenzo, por la estancia de Cocuya y ambos cruzaron el río a caballo. Ese mismo día, Lorenzo le manifiesta sus planes de mudarse a Europa y descubrir su vida en el viejo continente. Poco tiempo después, Lorenzo muere luchando junto a los republicanos en la Guerra Civil Española. Después de enterarse de su muerte, el día del cruce del río a caballo en el que Lorenzo le contó sus planes queda grabado en la memoria de Cruz y funciona como un elemento bisagra, un antes y un después en su vida.
El laberinto (Símbolo)
En la novela, el laberinto es utilizado en más de una ocasión como símbolo de la vida y de las experiencias humanas. Cada individuo debe recorrer su propio camino y encontrar la salida a su laberinto. Cruz es consciente de ello y sabe que cada elección que realiza abre nuevos caminos, a la vez que cierra otros. El laberinto es un símbolo que utiliza también Octavio Paz en su ensayo El laberinto de la soledad para referirse a la identidad mexicana y a los avatares de su historia. Carlos Fuentes, al poner el laberinto en boca de Cruz, actualiza el símbolo para aplicarlo a los avatares de una vida en concreto: Artemio comprende que su vida fue un laberinto por el que avanzó guiado por su deseo y su voluntad, aunque no logró salir de él. En efecto, si el laberinto representa la complejidad de la vida, la única manera de escapar de él es por medio de la muerte.