Carlos se casa con Eloísa Dubuc para mejorar su posición económica pero con el matrimonio termina endeudándose. (Ironía situacional)
Al comienzo de la novela, Carlos contrae matrimonio con Eloísa Dubuc. El móvil que justifica esa unión es económico: la familia de Carlos sabe que Eloísa contrajo una enorme herencia luego de enviudar, lo cual capta la atención de la calculadora madre de Carlos. Esta logra controlar a su hijo y lo convence para que se case con aquella mujer, que es mucho mayor que él, pero que promete mejorar el estatus social de la familia Bovary.
No obstante, luego de casados, Eloísa revela que ha perdido su fortuna y es depositaria, por el contrario, de una enorme deuda. Así, irónicamente, el plan de los Bovary de enriquecerse termina convirtiéndose en lo contrario.
Rodolfo y Emma dan inicio a su aventura adúltera mientras escuchan un discurso sobre la moral. (Ironía situacional)
En el Ayuntamiento, durante los comicios agrícolas, Rodolfo pone en práctica su plan: seducir a Emma y convencerla de engañar a su marido con él, para conseguir así acostarse con ella. El hombre, en el capítulo anterior, ha planeado una estrategia para manipular a la mujer, poseerla y luego descartarla, cuando se aburra. El lector asiste a los pensamientos de Rodolfo y, por lo tanto, sabe que las promesas de amor que le hace en el Ayuntamiento a Emma son mentiras.
En paralelo a este escena de cortejo, el narrador alterna lo que sucede en el encuentro a solas entre Rodolfo y Emma con fragmentos del discurso que en ese mismo momento está brindando un funcionario. Se trata de un discurso sobre la moral y los buenos valores. Resulta irónico entonces que mientras Rodolfo engaña impunemente a Emma, y mientras ella comienza a considerar la posibilidad de engañar a Carlos, la novela esté presentando una defensa de la moral. El contraste contribuye a exaltar la hipocresía de Rodolfo y el egoísmo con que Emma se comportará en adelante.
Carlos incita a Emma a ir a cabalgar con Rodolfo sin darse cuenta de que la propuesta oculta un cortejo. (Ironía dramática y situacional)
Luego del encuentro en el Ayuntamiento, en que Rodolfo declaró su amor a Emma, el hombre la visita en su casa y al ver llegar a Carlos, le propone llevar a cabalgar a su mujer. Carlos, completamente ajeno a las verdaderas intenciones amorosas de Rodolfo, cree que es una buena idea. Emma intenta resistirse para no caer en la tentación, argumentando que no será bien visto que alguien la vea a solas con otro hombre. Sin embargo, Carlos no siente ninguna sospecha y le insiste a su esposa para que haga una actividad que será buena para su salud. Así, la novela construye, por un lado, una ironía situacional, en la medida en que es Carlos, con su intervención, quien propicia su propio padecimiento: el engaño de su mujer. Asimismo, se trata de una ironía dramática, en la medida en que el lector sabe cuál es el verdadero fin de ese encuentro a solas y anticipa que la cabalgata se convertirá en otra cosa.
Será muy recurrente este tipo de ironía dramática en relación con Carlos, en la medida en que el personaje permanece enceguecido por su amor a Emma y es incapaz de sospechar de ella. Ni siquiera evidencias materiales, como la carta de Rodolfo que Emma olvida en el desván, son pruebas suficientes para que él desconfíe de su esposa.
Carlos insiste para que Emma se quede sola en Ruán para ir a la ópera, dando lugar así a que Emma y León comiencen su romance. (Ironía dramática y situacional)
En la ópera de Ruán, Emma y Carlos se encuentran con León, quien vuelve a sentir su amor por Emma y está dispuesto a esta vez sí declararle su amor. Es por eso que, al saber del gusto de Emma por la ópera, sugiere que ella se quede una noche más en Ruán para volver a ver el espectáculo. Carlos, por su parte, preocupado una vez más por la salud y el bienestar de Emma, decide que es una buena idea, y propone dejar sola a Emma en Ruán mientras él regresa a Yonville. Nuevamente, mediante una ironía dramática, el lector sabe lo que el personaje no: la idea de León es quedarse a solas con Emma, para poder intimar con ella.
En efecto, al día siguiente Carlos regresa a su casa, y Emma y León consuman su amor. Así, una vez más, es Carlos quien, irónicamente, da lugar a que el engaño que lo perjudica pueda desencadenarse. Gracias a él, Emma y León dan inicio a un romance que tendrá derivaciones trágicas en la vida de Emma y del mismo Carlos.