Nada es la primera novela de la autora española Carmen Laforet. Se publica en el año 1945, por la Editorial Destino, tras haberse consagrado ganadora del Premio Nadal de novela, creado por la revista Destino de Barcelona en homenaje a la memoria de su redactor jefe Eugenio Nadal Gaya. Laforet es la primera galardonada y recibe la mención el 6 de enero de 1945. En 1948, además, obtiene el Premio Fastenrath, de la Real Academia Española. Tal es el éxito de la novela desde el inicio que su joven autora, Laforet, quien tiene apenas veintitrés años al momento de la publicación, salta a la fama de forma inusitada, y Nada se convierte en un clásico de la literatura española, hasta el punto de ocupar un lugar en la lista de las cien mejores novelas en español del siglo XX según el reconocido periódico español El Mundo.
La historia que narra la obra se desarrolla justo después de la culminación de la guerra civil española, cuando el país se encuentra bajo la órbita de la dictadura franquista. Se trata de una novela difícil de encasillar. Se encuentra en sintonía, en algunos rasgos, con el Bildungsroman y con corrientes literarias como el existencialismo y el tremendismo. Se trata, además, de la primera novela de la época escrita por una mujer que se presenta como una antítesis de la novela rosa. Cuenta, a la vez, con una redacción que se destaca por su técnica, que, si bien no es totalmente innovadora, permite el arribo de una sensibilidad diferente, ya que intercala un estilo sobrio y sencillo con descripciones que crean imágenes impresionistas y expresionistas del ambiente de la posguerra: las consecuencias relacionadas con la pobreza, el malestar, los vínculos rotos y la violencia; todo esto con la maestría de no centrarse, precisamente, en el tema bélico y a través de un estilo novedoso para la época. Aunque la escritora niega el carácter autobiográfico de la novela, acepta haber tomado cierta inspiración en su propia experiencia y hay muchos críticos que afirman que hay situaciones concretas de la vida de la autora reflejadas en las páginas de Nada.
La historia está narrada en primera persona, de manera retrospectiva, por la protagonista, quien cuenta las experiencias pasadas a la edad de dieciocho años en la ciudad de Barcelona, lugar al que se muda para estudiar una carrera universitaria. La novela cuenta con un epígrafe del célebre poeta Juan Ramón Jiménez (1881-1958), contemporáneo a la autora, aunque algo mayor que ella. Se trata de un fragmento de un poema suyo, también titulado "Nada", publicado en el año 1936 en la antología Canción:
A veces un gusto amargo,
Un olor malo, una rara
Luz, un tono desacorde,
Un contacto que desgana,
Como realidades fijas
Nuestros sentidos alcanzan
Y nos parece que son
La verdad no sospechada... (9)
La función de este poema, al ubicarse aquí, en una posición evidenciada, como epígrafe al comienzo de la obra, es anticipar las sensaciones amargas que experimenta la protagonista en Barcelona, señalar la importancia que tienen estas en la configuración del mundo y de la historia que narra la joven y, además, resaltar que es la sagacidad y desarrollo de sus sentidos e impresiones lo que le permite percibir la "verdad no sospechada" que descubre durante su estadía allí: son sus sensaciones las que se tornan "realidades fijas", como reza el poema. La casa en la que vive durante su estancia en la ciudad y sus habitantes, su abuela y tíos de la familia materna, no son lo que ella ansía antes de llegar y contrastan en varios aspectos con la vida que se le ofrece en el ámbito de la universidad.
La obra tiene dos versiones cinematográficas: una española, Nada (1947), de Edgar Neville, y una argentina, Graciela (1956), de Leopoldo Torre Nilson.