Genero
Novela.
Configuración y Contexto
La novela transcurre en la ciudad de Barcelona. Las acciones tienen lugar entre octubre de 1939 y septiembre de 1940, período inmediatamente posterior a la finalización de guerra civil española.
Narrador y Punto de Vista
La narración está en primera persona y el punto de vista es el de la protagonista y testigo de los hechos, Andrea.
Tono y Estado de Ánimo
Al comienzo y al final de la novela, el tono es esperanzador; durante varios pasajes de la novela, melancólico y angustiado.
Protagonista y Antagonista
La protagonista es Andrea. Los antagonistas son sus tíos: Angustias, Román y Juan, por diferentes motivos y en distintos momentos de la novela.
Conflicto Principal
Andrea llega a Barcelona con la expectativa de encontrar esa libertad que tanto necesita para ser feliz, pero se encuentra con los obstáculos que los miembros de su propia familia le imponen.
Climax
El punto más alto de la novela se establece cuando Andrea ingresa al cuarto de Román cuando este está con Ena, y esta está concluyendo su venganza. Luego de esto, Ena le confiesa todo a su amiga y Román se suicida.
Presagio
En la novela, se presentan numerosas situaciones que dan cuenta de pistas o presagios. Por ejemplo, cuando Andrea llega a la casa, la abuela abre la puerta y, al ver que llega de la calle, la confunde con Gloria. Con el correr de las páginas, sabremos que Gloria suele ir de noche, a escondidas de su marido, a la casa de su hermana.
En el capítulo VI, se presenta un conflicto por el pañuelo bordado que Andrea regala a Ena. Cuando la narradora recuerda esto, anuncia: "Y mucho más tarde, recordándolo, he pensado que una especie de predestinación unió a Ena desde el principio a la vida de la calle de Aribau" (52).
Luego, Andrea asiste al baile en la casa de Pons y, antes de ir, se lo imagina como el baile de "La Cenicienta": el baile al final no resulta como ella esperaba, pero, al igual que el personaje del cuento, Andrea termina huyendo antes de que termine.
Otro ejemplo se da cuando justo antes de enterarse de la muerte de Román, Andrea se acuesta y tiene un presagio: "No sé qué latidos amargos tenían las cosas aquella noche, como signos de mal agüero" (198).
Atenuación
La abuela intenta atenuar la conducta de sus hijos, caracterizada por la violencia física o verbal, reiterando en diversas oportunidades lo mucho que se querían en el pasado y lo buenos que son. También Gloria intenta suavizar el carácter de Juan, al principio de la novela, frente a Andrea: le dice que es un hombre buenísimo.
Alusiones
En la novela, la narradora alude a algunas obras literarias y artísticas.Uno de los ejemplos más concretos es cuando Andrea alude al cuento "La Cenicienta". Ella se compara con la princesa del relato tradicional al prepararse para el baile de Pons, y luego lamenta que no todo sale como lo imagina.
Otro ejemplo de alusión es cuando Andrea, acostada en su cama, cita la Biblia, pero con un sentido profano tras escuchar a Román suplicar a Gloria.
El hermano más pequeño de Ena Berenguer se llama Ramón Berenguer, "como si fuera un antiguo conde de Barcelona" (90). Ramon Berenguer, en efecto, es el nombre y apellido del Conde de Barcelona y Gerona (1035-1076), de Osona (1054-1076) y de Carcasona y Rasés (1068-1076), conocido como "Defensor y muro del pueblo cristiano".
Luego, en el atelier de los bohemios, hay varias alusiones a reconocidos artistas: Iturdiaga pasa un tiempo estudiando a Gustavo Adolfo Bécquer; Pons, con poco éxito, busca imitar a Picasso; tienen un cuadro con una frase asignada a Homero.
Por último, se alude constantemente, aunque el tema no se trate de forma directa más que en una ocasión, a la guerra civil española, recién concluida cuando Andrea llega a Barcelona.
Imágenes
Ver sección "Imágenes".
Paradoja
N/A.
Paralelismo
A través de la alegoría, se establece un paralelismo entre la violencia de la guerra y la de la casa de la calle Aribau.
Metonimia y Sinecdoque
"Me acordaba –tumbada en mi cama– de la cordial acogida que me hicieron en casa de Ena sus parientes y de cómo, acostumbrada a las caras morenas con las facciones bien marcadas de las gentes de mi casa, me empezó a marear la cantidad de cabezas rubias que me rodeaban en la mesa" (89). En este caso, la sinécdoque se formula a partir de la mención de las cabezas en lugar de las personas.
Personificación
En esta novela, en varias ocasiones, las personas sufren un procedimiento por el cual se las animaliza: "Gloria volvió a chillar" (25); "El cuarto de Gloria se parecía algo al cubil de una fiera", (29); y, al revés, los animales se humanizan. Por ejemplo, el loro habla y dice "palabrotas" y Antonia, la criada, se refiere al perro como su "hijito".
En cuanto a la personificación de las cosas, también sucede. Sobre todo, por ejemplo, con la percepción que la narradora tiene de la ciudad y lo que ella le genera. Para la narradora, la ciudad tiene vida propia. Al hablar de los recuerdos que tiene de la casa de Aribau y su infancia, dice que la casa "se había quedado encerrada en el corazón de la ciudad" (20). Cuando Andrea llega a Barcelona, tiene la sensación de ver "una masa de casas dormidas" (13), por el silencio que impone la medianoche en una ciudad que de día es puro ruido. Al otro día, al despertar, sostiene que le parece un milagro "aquel primer rumor de la ciudad diciéndome tan claro que era una realidad verdadera como mi cuerpo" (19). Es decir, esa ciudad, para ella, duerme y también se comunica con ella, le habla.