Andrea, una joven huérfana de dieciocho años, se muda desde un pueblo español a la ciudad de Barcelona, tras el fin de la Guerra Civil, para estudiar Letras en la universidad. Una vez allí, debe compartir una lúgubre, sucia y desordenada casa con su familia materna: su anciana y senil abuela; su autoritaria tía Angustias; su excéntrico tío Román, el violinista; su violento tío Juan; Gloria, la verborrágica y sufrida esposa de Juan; el pequeño niño de Juan y Gloria del que no conocemos el nombre; la odiosa criada Antonia. Allí se siente incómoda desde el primer momento: la casa y sus habitantes no son como los recuerdos que guarda de su infancia y todas las fantasías previas sobre su nueva vida se comienzan a romper desde la primera noche.
En la primera parte de la novela, Andrea se encuentra bajo el dominio de Angustias, quien intenta controlar todo lo que su sobrina hace y formarla bajo lo que ella considera pautas de moralidad dignas de una jovencita. Sin embargo, el comportamiento de la propia Angustias es puesto en duda por sus hermanos, quienes la acusan de mantener un amorío secreto con su jefe. Cansada de la vida en esa casa, del trato que recibe de sus hermanos y de las sospechas que recaen sobre ella, Angustias se termina yendo a un convento para convertirse en monja. Los otros miembros de la familia tampoco son del agrado de Andrea, quien, desde el principio, conoce la violencia con la que se maneja Juan. Él golpea e insulta a su esposa en reiteradas oportunidades. Román, en cambio, aparece primero, ante los ojos de Andrea, como un hombre simpático y cordial. Él vive en la buhardilla de la casa y su cuarto es totalmente diferente a las desvencijadas habitaciones ocupadas por los demás. Sin embargo, esta percepción sobre el tío, pronto se termina, dado que presenta algunas actitudes y comportamientos extraños, como cuando revisa las pertenencias de su sobrina para inventar una historia de robo y así inculpar a Gloria. En contraste con este ambiente y estos personajes, Andrea frecuenta la universidad, un ambiente iluminado y alegre. Allí conoce a Ena, una bella joven de familia adinerada a la que admira desde el primer momento y con la que se convierten en mejores amigas.
La segunda parte de la novela comienza con nuestra protagonista libre de las ataduras de Angustias: dispone de su mensualidad, camina libremente por las calles, asiste a reuniones con sus compañeros de universidad y tiene citas con hombres. Pero no siempre le va bien. En relación con lo económico, Andrea no gestiona bien su dinero: gasta mucho los primeros días y le queda muy poco para el resto del mes, por lo que comienza a pasar hambre. En relación con los vínculos sociales, pasea con Ena y su prometido, Jaime, los domingos por la playa, hasta que comienza a distanciarse de su amiga; tiene una cita con Gerardo, un joven orgulloso y maleducado que no le gusta y con quien tiene su primer e inesperado beso; Pons, un compañero de facultad, la corteja y le presenta a un grupo de amigos bohemios, pero cuando tiene la oportunidad de ir a un baile en su casa, todo sale mal para la joven, que se siente pobre y desdichada entre esas ricas personas con las que no encaja. En su familia también se notan los estragos de la pobreza: no pueden siquiera comprar medicinas cuando el niño se enferma. Gloria apuesta en juegos clandestinos de cartas lo poco que saca vendiendo en secreto los cuadros de Juan a los traperos. Las ausencias de Gloria enfurecen a su marido y la violencia recrudece.
En la tercera y última parte, Andrea tiene un encuentro con la madre de Ena, quien le pide que interceda entre su hija y su tío Román para que esa relación termine cuanto antes. Andrea ya casi no tiene trato con Ena, dado que su amiga se ha alejado desde que mantiene un vínculo secreto con el hombre. En la charla entre la madre de Ena y Andrea, nos enteramos de que en el pasado, durante su adolescencia, Román y la mujer han mantenido una turbulenta relación amorosa mientras ambos cursaban sus estudios en el conservatorio y que el entonces joven Román ha aceptado un chantaje para alejarse de ella. Ahora la madre teme por su hija porque cree que la historia con ese hombre vil se repite con su hija y teme por ella. Una noche en la que Ena se halla en el cuarto de Román, Andrea los interrumpe y consigue que su amiga salga de allí. En ese momento, Andrea se entera de que Ena acaba de terminar con su plan: ella, conocedora de la historia pasada entre su madre y Román, ha concluido su venganza, humillando con su amor no correspondido a Román y amenazándolo con denunciarlo, ya que el hombre se dedica al contrabando. Tras estas confesiones, las muchachas se reconcilian. Al poco tiempo, Ena se marcha a vivir a Madrid, y Román se quita la vida en la casa. Cuando todo es oscuridad en la vida de Andrea, recibe una carta de Ena desde Madrid: la invita a vivir con ella, continuar sus estudios allí y le ofrece trabajo en el despacho del padre, por lo que la protagonista se despide de su familia y se marcha de allí para comenzar una nueva vida.
Toda la historia está narrada en primera persona por Andrea, la protagonista, que lo hace de manera retrospectiva, un tiempo después de acontecidos los hechos.