El hinduismo surge en la India después del año 500 a.C., y su existencia se prolonga hasta la actualidad. Esta forma religiosa surge de la evolución de las religiones védica y brahmánica, y las tres comparten algunos elementos en común. A continuación vamos a ver algunos conceptos básicos del hinduismo con el objetivo de facilitar la lectura de la novela que nos ocupa.
El concepto de Brahma o Brahman (no confundirlo con Brahmā ni con brahmán) proviene de los textos brahmánicos llamados Upanishads. Brahma es concebido muchas veces como el Principio Supremo, lo Absoluto. Es distinto de todo lo que el hombre puede conocer. Su definición es imposible porque excede la razón y la palabra humanas. En algunos casos, Brahma es concebido como la Conciencia. Brahma es también la única Realidad. Todo lo demás depende de él, surge de él y a él regresa. Además, Brahma está libre de causas y condiciones. Esta es una noción central del brahmanismo y del hinduismo. El budismo, en cambio, adopta otra posición y concibe que todo lo que existe se transforma en una sucesión de fenómenos sometidos a causas y condiciones.
El término Atmán (ātman) designaba originariamente el aliento. Tras una extensa evolución, la palabra comienza a significar el yo trascendente en su sentido más profundo y esencial; el alma, el espíritu individual, más allá de los diversos aspectos de la persona (el yo físico o somático, el yo emocional, el yo de la conciencia). El Atmán es la conciencia pura, pero cuando está encarnada en algún ser vivo, oculta su verdadera esencia y se manifiesta bajo otros aspectos (como los procesos mentales, la vida afectiva, el cuerpo físico).
Otro aspecto central de la doctrina hinduista es la idea de la reencarnación. Esto se relaciona precisamente con el punto señalado anteriormente: "Una de las consecuencias más graves que la ignorancia de su propia naturaleza tiene para el ātman encarnado, es que lo somete al ciclo de las reencarnaciones, que constituye el gran mal del cual todas las doctrinas filosóficas o religiosas de la India pretenden liberar a sus adeptos" (Tola, 2013, p.109).
La creencia en las reencarnaciones, por otro lado, está ligada a la doctrina de las retribuciones: “aquel que se comporta bien tiene la perspectiva de una buena reencarnación (en una casta alta, por ejemplo); aquel que se comporta mal tendrá una mala reencarnación (en una casta baja o como un animal)” (Tola, 2013, p.109). Con la liberación, o el nirvana, el hombre pone fin a este ciclo de reencarnaciones, libera al Atmán y encuentra su naturaleza verdadera. Por eso la liberación constituye la meta más importante a conseguir de todo ser humano.
Por otra parte, el budismo surge en la India a fines de la época brahmánica y coincide con el inicio de la época hinduista. El periodo inicial en la historia de la filosofía budista comienza en el momento en que Buda (566-486 a. C. aprox.) predica su doctrina.
El budismo sostiene que no existe una sustancia, es decir, una entidad que no deba su ser a nada y que no requiera de nada para subsistir. Esta característica, la insustancialidad, constituye el fundamento de la filosofía budista, y en esto se contrapone al brahmanismo y al hinduismo. Como explica Dragonetti, “Para el budismo nada escapa a la ley de la causalidad: todo debe su surgimiento y su existencia a un conjunto de múltiples causas” (2013, p.149).
Por otro lado, en el budismo primitivo existe una oposición insalvable entre el sansara (samsāra), el mundo tal como lo experimentamos, y el nirvana, considerando como la extinción del sansara, el fin de la cadena de las reencarnaciones y la liberación. Asimismo, para el hinduismo, el nirvana también pone fin al ciclo de reencarnaciones. Tanto para el hinduismo como para el budismo el nirvana representa el fin del sufrimiento. Sin embargo, a diferencia de lo que sucede en el budismo, para el hinduismo el nirvana significa también la unión con lo Absoluto, Brahma.