Siddhartha

Siddhartha Citas y Análisis

"Empezó a intuir que su venerable padre y sus otros maestros, los sabios brahmanes, le habían ya comunicado la mayor y más excelsa parte de su sabiduría, que ya habían trasvasado lo mejor de sí mismos a su alma, vaso expectante, y el vaso no estaba colmado, ni el espíritu satisfecho, ni el alma tranquila, ni el corazón sosegado".

Narrador (Primera parte, Capítulo 1, p.12)

Esta cita se encuentra al inicio de la novela, en el primer capítulo. Desde este primer momento se presenta a Siddhartha como alguien que no se conforma con lo que otros maestros le enseñan. Esto presagia el afán de búsqueda que mantiene el personaje durante toda su vida y la forma en que alcanzará la sabiduría, esto es, no mediante palabras o doctrinas, sino a través de un camino propio.

"Pues esa misma huida, esa misma insensibilazación pasajera la encuentra el boyero cuando, en el albergue, se bebe unas cuantas copas de aguardiente de arroz o leche de coco fermentada. Porque luego deja de sentir su Yo y los dolores de la vida, insensibilizándose por breves instantes".

Siddhartha (Primera parte, Capítulo 2, p.29)

Siddhartha utiliza esta comparación para referirse a las técnicas que usan los samanas para huir del Yo. Él sugiere que esta huida del Yo es momentánea y que luego de ella las personas regresan a su estado habitual, sin modificar su condición previa. Si bien Govinda pone objeciones a esta comparación, porque cree que las técnicas samanas permiten ganar conocimientos, la comparación sirve para mostrar el cambio de actitud de Siddhartha. Pronto el protagonista dejará atrás los intentos de huir de su Yo como medio de alcanzar la sabiduría y, por el contrario, emprenderá un camino de autoconocimiento.

"Y empiezo a creer que este conocimiento no tiene peor enemigo que el querer saber, que el aprender".

Siddhartha (Primera parte, Capítulo 2, p.32)

Siddhartha expresa muchas veces sus ideas de manera paradójica, como vemos en este ejemplo. Con esta afirmación el protagonista explica por qué abandona a los samanas. Además de descreer en la posibilidad de alcanzar la iluminación por medio de la huida del Yo, como observamos en la cita anterior, Siddhartha comienza a pensar que no se puede aprender nada mediante doctrinas, y que el conocimiento se halla dentro de cada uno. Estas ideas son recurrentes en la novela y constituyen la causa que llevará al protagonista a alejarse de la doctrina de Gotama (Buda), a pesar de que él es, hasta ese momento, el ser más perfecto y el único que ha alcanzado el nirvana de todos los que Siddhartha conoce.

"Le dijo a Gotama que el verdadero tesoro y el secreto de Buda no era su doctrina, sino esa vivencia inefable e imposible de enseñar que el Sublime experimentara en el instante mismo de su Iluminación. Y para tener precisamente esa experiencia había partido él, Siddhartha, ahora".

Narrador (Segunda parte, Capítulo 5, p. 72)

En este pasaje vemos que Siddhartha, durante su encuentro con Buda, confirma aquello que ya sospechaba: que la experiencia de la iluminación no puede ser transmitida en palabras. Reconoce en Gotama al ser más perfecto que ha conocido, pero, no obstante, parte para iniciar su propio camino hacia el nirvana.

"Veía que los seres humanos se entregaban a la vida con un apego infantil o animal que él amaba y despreciaba al mismo tiempo".

Narrador (Segunda parte, Capítulo 6, p.101)

El narrador explica que Siddhartha, en su etapa de comerciante, a pesar de realizar muy bien su trabajo, se siente separado de la mayoría de las personas, distinto a ellas. Esto se debe a que todavía mantiene la conciencia de la dualidad del mundo (el mundo de las apariencias frente a lo esencial que se oculta tras él), tal como lo aprendió en su pasado como brahmán y como samana. Esto le impide apegarse a las cosas mundanas, alegrarse o sufrir con las situaciones de la vida diaria, como hace la mayoría de las personas.

"Soy como tú. Tú tampoco amas... ¿Cómo, si no, podrías practicar el amor como un arte? Acaso la gente como nosotros nunca pueda amar. Los hombres niños sí que pueden, y éste es su secreto".

Siddhartha (Segunda parte, Capítulo 6, p.105)

Siddhartha le dice a Kamala que ambos carecen de la capacidad de amar. Esto es lo que los separa, según él, de los "hombres niños". En esta imposibilidad, como se verá en al final de la novela, se encuentra una de las razones por las que Siddhartha aún no ha alcanzado la iluminación. Como observamos en la cita anterior, esta dificultad está dada porque aún persiste en el personaje la forma de entender el mundo de los brahmanes y samanas. Así como no siente apego por las cosas mundanas, como sí lo hacen los "hombres niños", Siddhartha tampoco puede sentir amor por nada ni nadie.

"Y además, en aquel momento, en aquella hora fabulosa, después de su maravilloso sueño, compenetrado aún en el Om, ¿cómo hubiera podido no amar a alguien o algo? En eso consistía, precisamente, el encantamiento operado en él durante el sueño y a través del Om: ahora amaba todo, sentía un amor jubiloso por todo cuanto veía. Y esta le pareció ser, además, la gran enfermedad que lo había afligido hasta entonces: el no haber podido amar nada ni a nadie".

Narrador (Segunda parte, Capítulo 8, p.133)

El descubrimiento de Siddhartha de su capacidad de amar es sustancial para avanzar en su camino a la iluminación. De hecho, luego de alcanzarla, considera el amor como "la cosa más importante que existe" (p.204) y logra sentir amor por todos los seres.

"¿Crees tú, querido amigo, que este camino puede serle ahorrado a alguien?"

Vasudeva (Segunda parte, Capítulo 10, p.170)

Siddhartha teme que su hijo se pierda entre los placeres mundanos de la ciudad. El anciano barquero le recuerda entonces, con estas palabras, que nadie puede impedir que su hijo recorra un camino propio, ni aun que sufra en su búsqueda de autorrealización, así como lo hizo el propio Siddhartha, a quien su padre tampoco pudo detener cuando se marchó de su casa. De esta manera, Vasudeva deja ver que el sufrimiento es parte del camino de autorrealización.

"Siddhartha escuchaba. Ahora era todo oídos, se hallaba totalmente inmerso en esa sensación, totalmente vacío y dispuesto a asimilar, consciente de que esta vez, por fin había aprendido el arte de escuchar (...). Pronto no pudo distinguir ya más aquellas voces (...). Y todo ese conjunto, todas las voces, todas las metas, todos los deseos, todos los sufrimientos, todos los placeres, todo el bien y todo el mal, todo eso junto era el mundo (...). Y cuando Siddhartha escuchaba atentamente ese río, aquel canto orquestado por miles de voces, (...) cuando no ataba su alma a una de esas voces ni se introducía en ella con su propio Yo, sino que las oía todas, percibiendo el Conjunto, la Unidad, entonces la gran canción de las mil voces se reducía a una palabra, a una sola, y esa palabra era: Om, la Perfección".

Narrador (Segunda parte, Capítulo 11, pp.189-190)

De esta manera se describe el momento de la iluminación de Siddhartha, cuando finalmente alcanza la meta que persiguió toda su vida. En este fragmento podemos ver la importancia fundamental que tiene la capacidad de escuchar el entorno. Observamos que al escuchar atentamente el río, el personaje consigue percibir la unidad de todo lo que existe. En el momento del nirvana, el Yo de Siddhartha se funde en esa unidad.

"(...) esta sonrisa de Siddhartha era exactamente la misma sonrisa de Gotama Buda: perenne, tranquila, fina, impenetrable, quizá bondadosa, burlona acaso, sabia, múltiple; la misma sonrisa que él había contemplado centenares de veces con profundo respeto. Así -y esto Govinda lo sabía-, así sonríen los seres perfectos".

Narrador (Segunda parte, Capítulo 12, p.210)

El narrador describe la sonrisa de Siddhartha después de que ha alcanzado la iluminación. La compara con la sonrisa de Gotama, quien también es un ser iluminado. En la novela, los personajes que experimentaron el nirvana comparten este gesto, junto con otras características, como la forma de andar o la mirada tranquila. Esta apariencia exterior es un símbolo de la paz interior que poseen.

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