Siddhartha

Siddhartha Resumen y Análisis Primera parte, Capítulos 1-2

Resumen

Capítulo 1: El hijo del brahmán

Siddhartha, el hijo de un brahmán, y su mejor amigo, Govinda, crecen aprendiendo las costumbres de los brahmanes: las abluciones sagradas, los sacrificios religiosos y la meditación. Siddhartha se destaca por su belleza, inteligencia y deseos de aprender, lo que provoca gran orgullo en su padre y en su madre. Ellos imaginan que en el futuro Siddhartha llegará a ser un sacerdote de gran sabiduría. Todos en el pueblo quieren a Siddhartha, en especial Govinda, quien lo admira mucho y quiere mantenerse a su lado.

A pesar de su condición, Siddhartha no se siente contento. Su vida no lo hace feliz ni colma sus aspiraciones. Comienza a dudar de las enseñanzas de su padre y de los demás brahmanes. Se pregunta si hay otro camino para acceder al Atmán. Observa que su padre y sus otros maestros, a pesar de que poseen muchos conocimientos y de que realizan adecuadamente las prácticas religiosas, no tienen paz interior. Siddhartha comienza a pensar entonces que debe descubrir al Atmán en su interior, en su propio Yo, pues "todo lo demás no era sino búsqueda vana, extravío, confusión” (p.15).

Un día pasan tres samanas por el pueblo de Siddhartha, y él decide que se unirá a ellos al día siguiente, para comenzar a seguir sus prácticas ascéticas. Su padre no está de acuerdo, pero Siddhartha permanece inmóvil durante toda una noche para demostrarle el anhelo que siente por realizar su propósito. Su padre finalmente accede y lo autoriza a abandonar su casa, pues se da cuenta de que no podrá detenerlo.

A la mañana siguiente, Siddhartha se marcha al bosque junto a Govinda.

Capítulo 2: Con los samanas

Siddhartha y Govinda se unen a los samanas. Se despojan de sus pertenencias, incluidas sus túnicas, y se entregan a una vida dedicada a la meditación y a largos períodos de ayuno. Siddhartha siente rechazo por las actividades mundanas porque cree que los placeres y la felicidad que proporcionan son engañosos; le parecen una "podredumbre encubierta" (p.24).

La única meta que persigue Siddhartha desde entonces es vencer y matar a su Yo, de manera que desaparezcan sus impulsos y pasiones. Él considera que de esa forma logrará alcanzar la paz y conocer "lo más íntimo del Ser, lo que ya no es el Yo, sino el gran Misterio" (p.24). Para conseguir su objetivo, se somete a diferentes dolores corporales y aprende a dominarlos. También aprende a controlar su respiración. Además, a través de las técnicas samanas de despersonalización y ensimismamiento, logra experimentar por un lapso de tiempo la vida de otro ser, como la de un animal. De esta manera escapa transitoriamente de su Yo. Sin embargo, al cabo de un tiempo, regresa a su condición previa, sin observar cambios significativos.

Siddhartha intuye que no ha progresado en su búsqueda y se siente lejos de la sabiduría y de la iluminación. Compara las prácticas de los samanas, que tienen como objetivo huir del Yo, con las de un boyero que bebe aguardiente con la misma finalidad. Sospecha que estos métodos no resultarán suficientes para alcanzar el nirvana. Además, sabe que ningún samana, ni siquiera el más anciano, lo ha alcanzado. En consecuencia, concluye que solo hay un conocimiento valioso, que es el que se encuentra en el propio Atmán, y opina que todos los otros conocimientos resultan contraproducentes para acceder a él. A Govinda le producen angustia estas nuevas ideas de su amigo.

Luego de casi tres años de vivir junto a los samanas, ambos amigos se enteran de que un hombre al que llaman Gotama, el Sublime o Buda, alcanzó el nirvana. Muchos de los samanas desconfían de él, porque consideran que la doctrina que proclama se aparta de sus tradiciones. Sin embargo, Govinda le propone a Siddhartha ir a escucharlo. Él se sorprende de la iniciativa, porque suponía que Govinda permanecería durante toda su vida con los samanas. Acepta, pero insiste en que ya no confía en la utilidad de las enseñanzas de otros maestros. Los dos amigos abandonan entonces a los samanas y se dirigen en busca de Gotama.

Análisis

Uno de los obstáculos más difíciles para abordar esta novela es el uso que encontramos en ella de conceptos religiosos y filosóficos del hinduismo. Aunque los conflictos de Siddhartha pueden entenderse a nivel intuitivo, el desconocimiento de ellos hace difícil una comprensión más cabal de la novela. Por eso, comenzaremos por explicar algunos de los conceptos más significativos. Cabe aclarar que, como ocurre con cualquier tradición religiosa o filosófica, existe una gran diversidad de opiniones, incluso sobre los temas centrales. El acercamiento que se presenta acá tiene como objetivo proporcionar una base para apreciar los temas tratados en Siddhartha.

Aunque algunos conceptos budistas se vuelven más importantes a medida que avanza el libro, Siddhartha en general toma los conceptos del hinduismo como punto de partida. El hinduismo es una religión panteísta. Esto quiere decir que lo divino, Brahma, es en última instancia indistinguible del mundo. El mundo no solo está impregnado de lo divino, sino que, en realidad, también es lo divino. Lo divino que reside en los humanos se llama Atmán. Sin embargo, no es que el Atmán sea una parte incompleta de Brahma. Brahma es indivisible, por lo que el Atmán es solo el nombre que le aplicamos a Brahma en el individuo.

Para el hinduismo, el mundo de los fenómenos que experimentamos a diario se llama Maya. Este mundo es una ilusión, un velo que cubre la esencia de la realidad absoluta, o Brahma. Es importante destacar que para esta concepción religiosa, nuestro Yo también es Maya. El Atmán, el espíritu individual, en cambio, es la naturaleza verdadera del individuo. Cuando el Atmán está encarnado en algún ser vivo, oculta su verdadera esencia. El ciclo de reencarnaciones, por medio del cual el Atmán transmigra de una vida a otra, es el "sansara" (Saṃsāra o samsara). Para liberarse de ese ciclo, el Atmán debe identificarse con su verdadera naturaleza. Esta liberación disuelve la individualidad y reúne al individuo con la totalidad del ser, o Brahma.

Siddhartha es hijo de un brahmán, un sacerdote hindú. Según la concepción hinduista, nuestra condición en la vida actual es el resultado directo de las acciones que realizamos en vidas anteriores. Según esta concepción, nacer brahmán significa que el Atmán se acerca al final de su viaje de autoconciencia. Como brahmán, el papel de Siddhartha en su vida es trabajar con determinación para alcanzar el nirvana, la unidad con Brahma. Es esta búsqueda la que vemos realizar al protagonista durante toda la novela.

Siddhartha es excepcionalmente hábil en las prácticas religiosas de los brahmanes. Sabe cómo meditar en el mantra más sagrado, el Om, y reconoce el Atmán dentro de sí. Sin embargo, aunque aprendió todo lo que los brahmanes podían enseñarle, se siente insatisfecho. Además, nunca oyó hablar de ningún brahmán que haya alcanzado el nirvana. Por esta razón se une a los samanas, esperando que su doctrina de autopurificación lo ayude a alcanzarlo.

De esto surge un tema importante a considerar en la novela. En ella vemos que hay muchas formas en que las personas pueden acercarse a lo divino. Ningún camino se presenta, en última instancia, mejor que otro. Para Siddhartha, el brahmanismo no funciona del todo por sí mismo.

En esta novela también es fundamental observar el paralelismo entre la vida del protagonista, Siddhartha, y la de Buda (566-486 a.C., aproximadamente), a quien se hace referencia generalmente por su nombre Gotama (o “Gautama” en otras traducciones). Siddhartha y Gotama son otros nombres de Buda, quien adquiere este último nombre después de su iluminación. Aunque él nació como príncipe y no como brahmán, también poseía una inteligencia precoz y un excelente aspecto físico, tal como presenta el protagonista de esta obra. Además, ambos se dedican a una vida religiosa y filosófica. No es necesaria una comparación minuciosa entre ellos para entender la novela, pero sí ser conscientes de algunas similitudes que el autor introdujo intencionalmente (volveremos sobre este punto en el análisis de los capítulos 3-4). Además, trazar este paralelismo entre Siddhartha y Buda es una forma de presagiar el destino del primero.

A nivel formal, las oraciones de esta novela no poseen una estructura complicada. Para las descripciones se utilizan elementos que, aunque son simples, evocan imágenes mentales claras y potentes: se usan palabras como "sombra", "sol", "río". Este estilo contrasta fuertemente con los conceptos complejos y abstractos que el autor introduce. Esta combinación ayuda a dar un tono religioso a la escritura, resaltada por las repetidas alusiones a libros sagrados hindúes, en particular los Upanishads y el Rig Veda. Además, esto se ve subrayado por la puntuación y la sintaxis de la novela, en la que se separan ciertas declaraciones con dos puntos. Por ejemplo: "Por la noche, tras la hora consagrada a la contemplación, Siddhartha dijo a Govinda: Mañana a primera hora, amigo mío, Siddhartha se unirá a los samanas. Él también será un samana" (p.17). Acá podemos notar también el uso de la tercera persona en el enunciado autorreferencial. Esto también le aporta a la novela un tono más religioso, o parecido al de una alegoría o una parábola.

La cualidad alegórica de esta novela se advierte además en el uso de imágenes hiperbólicas para representar eventos ordinarios como el paso del tiempo: "El brahmán guardó silencio. Y permaneció tanto tiempo silencioso que las estrellas dibujaron nuevas formas al desplazarse por la ventanilla sin que el silencio se alterara en la habitación" (p.19). Además, la caracterización bastante plana de los personajes realza el simbolismo impersonal del viaje de Siddhartha. Esta caracterización nos da suficiente información sobre la personalidad de Siddhartha como para identificarnos con su búsqueda, pero no la suficiente como para convertirlo en un personaje realista. De hecho, incluso aquellas circunstancias que parecen distraer a Siddhartha de su objetivo, circunstancias en las que él parece más humano, se transforman en experiencias educativas, necesarias para su eventual iluminación.

Por otro parte, el uso de la repetición narrativa, como observamos por ejemplo en el repetido control del padre de Siddhartha sobre su obstinado hijo a lo largo de la última noche que permanece en su casa, también le da a la novela un aire alegórico, un aire que, si bien proporciona detalles ricos e interesantes, también eleva la historia por encima de lo local y revela su intención de proporcionar una lección valiosa para sus lectores.

En el segundo capítulo, el tiempo que Siddhartha pasa con los samanas marca la primera etapa de su búsqueda espiritual propia. Como asceta, Siddhartha se deshace de todas sus posesiones y practica la mortificación de la carne al servicio de su única meta: "Deseaba morir para sí mismo, no ser más él, hallar paz y tranquilidad en su corazón vacío, permanecer abierto al milagro despersonalizado del pensamiento. Cuando venciera y aniquilara a su Yo, cuando todos los impulsos y pasiones enmudecieran en su corazón, tendría que despertar lo Último, lo más íntimo de su Ser, lo que ya no es el Yo, sino el gran Misterio" (p.24). Para explicar el sentido de esta búsqueda hay que deslindar dos conceptos: el ego o el Yo y el Atmán. Podríamos decir que el ego es la conciencia que diferencia a un individuo de todas las demás cosas. En cambio, el Atmán es la conciencia que une a un individuo con su naturaleza esencial. Siddhartha, en este momento, intenta vaciarse de deseos, placeres y tristezas porque esto es lo que lo identifica con su ego, es decir, el lugar donde se asientan los deseos, placeres, tristezas. En lugar de eso, él quiere identificarse con su Atmán.

El efecto que este deseo de deshacerse del Yo tiene en Siddhartha es interesante. El protagonista considera los diversos aspectos de la vida humana como indignos de su mirada: “Todo mentía, todo era hediondo, todo rezumaba engaño y simulaba tener sentido, felicidad, belleza, cuando no era más que podredumbre encubierta. El mundo tenía un gusto amargo. Una tortura era la vida” (p.24).

A pesar de que Siddhartha practica con esmero las técnicas samanas y se destaca en los resultados que obtiene, al cabo de un tiempo advierte que intentar apartarse de su Yo no lo ayudará a alcanzar iluminación. Además, así como no conoce a ningún brahmán que haya alcanzado la iluminación, tampoco conoce a ningún samana que lo haya hecho. Por eso, mientras que Govinda sostiene que todavía deben aprender mucho de sus maestros samanas, Siddhartha empieza a repudiar todo tipo de enseñanzas. Entonces plantea la hipótesis de que, para conseguir la iluminación, en vez de intentar suprimir su Yo, debe iniciar un camino opuesto, una búsqueda interior, de autoconocimiento.

Poco tiempo después aparece en escena Gotama (o Buda). Su aparición pone de manifiesto la estructura alegórica de esta obra: justo en el momento en que Siddhartha deja de confiar en la instrucción como medio para conseguir su meta, porque ninguno de sus maestros la ha alcanzado, se presenta un maestro que sí fue capaz de llegar a la iluminación.

Por otra parte, en este capítulo se ponen de manifiesto las diferencias entre Govinda y Siddhartha. El primero está a favor de un aprendizaje más ortodoxo, guiado por las enseñanzas de otros, mientras que el segundo empieza a desconfiar de este tipo de aprendizaje y se inclina por el autodidactismo. Este contraste entre los personajes permite resaltar las cualidades excepcionales de Siddhartha. Si bien al comienzo de la novela los dos amigos se encuentran aproximadamente en el mismo punto de su viaje espiritual, sus diferencias posteriores enfatizan los logros que consigue Siddhartha. Esto se ve reforzado en la novela por la reaparición de Govinda cada vez que Siddhartha culmina una fase de su camino para comenzar otra, como veremos más adelante.

Finalmente, encontramos una nueva identificación entre Siddhartha y Gotama. En las primeras descripciones de este personaje se dice que “había vivido antes como asceta en los bosques, pero que luego se entregó a una vida de placer y desenfrenos” (pp.35-36). Siddhartha también vive como asceta en los bosques, en su etapa como samana, y luego se entregará a una vida de placeres (esto sucede en la segunda parte de la novela). De manera que la descripción de Gotama funciona a la vez como un presagio de lo que ocurrirá poco después en la vida de Siddhartha.

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