Los testimonios sobre la Conquista reunidos en Visión de los vencidos se remontan a diez años antes de la llegada de los españoles al Valle de México, cuando comienzan a observarse muchos presagios, como la aparición de un cometa, el incendio de un templo y el descubrimiento de un pájaro que lleva un espejo en la cabeza, entre otros. A pesar de los esfuerzos del emperador Motecuhzoma por comprender qué evento se avecina, esos hechos particulares no cobran sentido, sino hasta que un costeño le advierte sobre la presencia de un monte que se desplaza por el agua, en el que hay seres con forma humana, de piel blanca y extensas barbas.
El emperador piensa que se trata del regreso del dios Quetzalcóatl, por lo que envía sacerdotes a que lo reciban con ofrendas. Sin embargo, la respuesta de los españoles es extremadamente violenta. Hernán Cortés, ansioso de conocer a los aclamados guerreros mexicas, emprende viaje a Tenochtitlan con su ejército. Primero atraviesan por el pueblo Teocac, donde aniquilan a toda la población y luego llegan a Tlaxcala, un pueblo enemigo de los mexicas dispuestos a formar una alianza contra ellos. La tropa española, junto a los guerreros tlaxcaltecas, arriban a Cholula, donde acontece una gran matanza. Mientras tanto, el emperador Motecuhzoma se debate entre recibir o atacar a los españoles, y finalmente se inclina por lo primero. En Huitzillan, en las afueras de Tenochtitlan, se encuentran Motecuhzoma y Hernán Cortés.
Así entran los españoles a Tenochtitlan. Una vez allí, encarcelan a Motecuhzoma y saquean todo el oro de la ciudad. Tiempo después, Cortés debe irse por un tiempo y deja a cargo a Pedro Alvarado, quien ordena un ataque a traición durante la celebración de Tóxcatl, en el Templo Mayor. En el trágico evento mueren los mexicas que festejaban y danzaban en el templo. Como respuesta, los tenochcas asedian a los españoles y los dejan encerrados para condenarlos al hambre. Cuando Cortés regresa, los mexicas dejan que se incorpore a sus tropas. Esa misma noche los españoles y tlaxcaltecas emprenden una huida de Tenochtitlan que es conocida como la “Noche Triste”, porque muchos de ellos mueren asesinados por los mexicas. Durante el evento también muere el emperador Motecuhzoma, aunque no se sabe con precisión a manos de quién.
En Tenochtitlan se desata una plaga de viruela que se cobra la vida de muchos mexicas. Cuando la plaga cesa, los españoles inician el asedio de la ciudad. Los mexicas, junto a su nuevo emperador, Cuauhtémoc, repelen los primeros ataques. Sin embargo, los españoles, que los superan gracias a la tecnología de sus armas, logran introducirse en la ciudad y ganar terreno. El combate dura ochenta días hasta que Cuauhtémoc se entrega y ordena la rendición a sus soldados. Los mexicas fuertes son esclavizados, las mujeres raptadas y el resto de la población es asesinado. Los españoles toman todo aquello que encuentran de valor y se preparan para continuar con la conquista de otros pueblos y territorios aledaños a Tenochtitlan.