Yo, Robot

Yo, Robot Ironía

Las Máquinas toman la decisión de tomar el control del mundo para que los humanos no se dañen a sí mismos. Irónicamente, las Tres Leyes de la Robótica fueron compuestas para prevenir eventos de este orden (Ironía situacional)

En el último relato de la serie, las Máquinas han llegado a un grado tal de complejidad en su capacidad de almacenar y procesar datos que pueden, inclusive, proyectarse hacia el futuro y saber qué hacer en el presente para evitar grandes pérdidas y daños. Por esta razón, provocan algunos errores o daños que tienen como objetivo evitar, en el futuro, catástrofes mayores. Los humanos, como dice Byerley, han perdido el control de su destino. Esto resulta irónico, ya que, en realidad, la impresión de las Tres Leyes de la Robótica en el cerebro positrónico de los robots tenía como uno de sus principales objetivos que los robots no atentaran contra el control humano.

Francis Quinn, el candidato humano a alcalde que se vende a sí mismo como la reserva moral de la sociedad, demuestra ser mucho menos ético que Stephen Byerley, el candidato robot (Ironía situacional)

La ironía de esta campaña de desprestigio en la cual se acusa a Stephen Byerley de engañar a sus potenciales votantes, es que Francis Quinn demuestra ser él mismo mucho menos ético que el robot Byerley. De este modo, este recurso sirve para afirmar que un robot puede, efectivamente, ser mejor alcalde que un humano.

Para probar que es humano y, por ende, poder ser alcalde, Byerley debe demostrar que es capaz de lastimar a una persona (Ironía situacional)

En lugar de comprobar que puede traer el bien a las personas y, así, ser idóneo para el cargo de alcalde, el modo de Byerley de probar que puede ser candidato es golpear a una persona en público. De esta manera, al dañar a otra persona, es decir, haciendo el mal, demuestra su humanidad, lo que supondría que es idóneo para un cargo público que tiene como fin traer el bien.

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