Sergei va a visitar a Kitty y a su hermanastro en su finca. Allí, en la finca, Kitty se siente feliz porque el bebé está empezando a entender más, e incluso ya reconoce a las personas que conoce. Pero al tiempo que esto sucede, Levin está cada vez más inquieto. Viene estudiando más y más en estos días, y el crecimiento personal se pierde. Él no entiende cómo pudo orar cuando Kitty estuvo embarazada, todo el tiempo rechazando cualquier creencia en Dios. Levin, aún está buscando la fe.
Seguimiento del Tema: Equilibrio 6
El punto culminante para Levin, el héroe de Ana Karenina, llega cuando habla con un campesino llamado Teodoro. Teodoro le dice que no deberíamos vivir para nuestras barrigas, sino para nuestras almas. Debemos recordar a Dios y las cosas que son más grandes que nosotros. Levin, de repente entiende lo que esto significa, dándose cuenta que las mejores cosas están fuera de nuestro control como seres humanos. Qué apropiado es que un campesino le ayude a Levin a darse cuenta de todo esto.
"Pero ahora, después de su casamiento, cuando empezó a limitar sus actividades a los asuntos o cuestiones particulares suyas o de sus allegados, no sentía aquella satisfacción, pero sí la de saber que su obra era necesaria y ver que sus intereses o los que le confiaban iban bien y mejoraban constantemente". Octava Parte, Capítulo 10, pág. 823
Levin se queda extasiado, pensando que entiende el significado de la vida. Piensa para sí mismo que nunca más volverá a ser otra cosa que una persona amable con todos los que se encuentre. Poco después, sin embargo, él grita a un campesino y se siente confundido. No obstante, en su nuevo estado de claridad, se da cuenta de que tener fe no es igual a la perfección. Levin, al igual que otros, ahora entiende que el ser humano es un ser imperfecto.
Cuando Levin se aproxima a casa, de regreso de sus tierras, escucha que Kitty y el bebé han ido al bosque. Empieza una tormenta. Levin siente temor de que ellos puedan ser alcanzados por los rayos. Finalmente, él los encuentra en el bosque, a salvo pero empapados. La tormenta representa la confusión en la mente de Levin. Poco después que Levin encuentra a su familia, el cielo se despeja. Todo el mundo está a salvo nuevamente.
"Así como las abejas que volaban alrededor suyo y amenazaban picarle le distraían, le hacían perder la tranquilidad material, obligándole a encogerse, a resguardarse, del "mismo modo las preocupaciones que le habían asaltado a partir del momento en que montara en el tílburi con el cochero, habían privado de tranquilidad a su alma; pero esto había durado tan sólo mientras estuvo entre ellos. Así como conservó su fortaleza física, a pesar de las abejas, así sentía de nuevo dentro de él la fuerza espiritual que recién ahora notaba". Octava Parte, Capítulo 14, pág. 837
Seguimiento del Tema: Equilibrio 7
La escena final de la novela muestra al nuevo bebé, Mitya, reconociendo a su padre, Levin. Es como si la generación más joven está pensando en la generación de sus mayores y evaluándola, de la misma forma en que la generación de personas mayores piensa en la generación de los más jóvenes. Levin se da cuenta de esto y entiende que el ciclo de vida se ha convertido en un círculo completo.