La vida de Karenin se ha tornado un embrollo que va tomando una dirección equivocada. Él se encuentra confundido sobre como él puede aún tener sentimientos de afecto por Ana y también por la hija que tuvo con Vronsky. Está tratando de criar a su hijo, pero es objeto de constante burla por parte de la sociedad. Sin embargo, una dama de la sociedad llamada Lydia Ivanovna, viene a su casa y le dice que ella se encargará de él y de su casa. Sin embargo, la primera cosa que hace es decirle al niño Seriozha que su madre está muerta. Hace todo lo que puede para herir a Ana y lograr que Karenin se enamore de ella.
Parece que todo el mundo está tratando de aplastar a Ana. Betsy le dice a Vronsky que él no debe ser visto con ella mientras se encuentre en San Petersburgo. Entonces, Betsy va a ver a Ana, simulando hacerlo como amiga, diciéndole que si bien a ella no le importa la relación entre Ana y Vronsky, a otros sí.
Las noticias de la desaprobación general de su relación con Vronsky hacen que Ana se sienta sumamente perturbada. Ella se escabulle en su antigua casa para ver a su hijo, quien se queda pasmado pues le han dicho que ella ha muerto. Ana se da cuenta de que ama inmensamente a Seriozha, con un amor que nunca podría sentir por su hija. Ana llegará a guardarle rencor a su hija por negarle la posibilidad de estar al lado de su Seriozha.
Aún peor es la decisión de Ana de no obedecer la petición de Vronsky para que los dos mantengan un perfil bajo. Ella le dice que va a ir a la ópera. El se enfurece. Ella va a la ópera, y él también va, pero no se sienta junto a ella. Él no entiende por qué ella tiene que ser tan bella - después de todo, esa es en primer lugar la razón por la que él se encuentra en esta posición. Como era de esperar, se produce un escándalo en el escenario de la ópera. Otros asistentes a la ópera se niegan a sentarse en la misma ubicación donde se encuentra Ana, pues ella es una pecadora. Una vez que los dos llegan a casa pelean, luego finalmente hacen las paces.
"'¡Ana! –exclamó Vronsky.
‘¡Tú tienes la culpa de todo!’ –gritó ella, entre lágrimas de ira y desesperación, levantándose.
‘Te pedí, te rogué, que no fueras al teatro. Sabía que surgirían disgustos…’
‘¡Disgustos!’ –exclamó Ana–. ‘Fue algo terrible. No lo olvidaré ni en la hora de mi muerte. Ella dijo que era deshonroso sentarse a mi lado'". Quinta Parte, Capítulo 33, pág. 576
Ellos se van al campo para relajarse. Ana comienza a notar cómo Vronsky se parece a Karenin en su preocupación por lo que otros piensan - ¿por qué ella no puede encontrar un hombre independiente?, se pregunta.
Ana comienza a soñar que Vronsky no la ama. Algunos acontecimientos y emociones están literalmente llevándola a la locura.