Resumen
La mayoría de las versiones de la "Carta desde la cárcel de Birmingham" abren con una Nota del autor que explica que fue compuesta como respuesta a una "carta pública elaborada por ocho religiosos de Alabama", mientras el Dr. King estaba encerrado en una cárcel de Birmingham.
La carta está fechada el 16 de abril de 1963, y es dirigida a sus “Queridos hermanos del señor”. Martin Luther King Jr. explica que ha leído la reciente declaración publicada por sus colegas en un periódico de Birmingham, que describe sus actividades recientes en la ciudad como "poco inteligentes y extemporáneas". Aunque afirma que, por lo general, no responde a las críticas, cree que ellos son “hombres de auténtica bondad”, por lo que sus comentarios merecen una respuesta.
Primero aborda la acusación de que él es uno de los "agitadores forasteros" llegados a la ciudad. Explica que él es el presidente de la Conferencia Sur de Liderazgo Cristiano (SCLC), con sede en Atlanta, pero que cuenta con organizaciones afiliadas en todo el Sur. Relata que uno de sus afiliados en Birmingham invitó a la SCLC a participar en “un programa de acción directa no violenta” para enfrentar los problemas raciales allí. De esta forma, aclara que la SCLC, y él mismo, están allí porque tiene vínculos organizativos y han sido invitados.
Análisis
Es fácil caer en la hipérbole cuando se habla de la “Carta desde la cárcel de Birmingham” del Dr. King, y uno puede ver las virtudes que fomentan esa hipérbole casi de inmediato. Más allá de su gran influencia a lo largo de décadas y alrededor del mundo, la carta es una obra maestra de argumentación didáctica, legalista y moral. Su lenguaje emotivo y la agudeza de su contenido se ven destacados por la estructura meticulosa que los contiene.
Para comprender mejor la carta es importante comprender primero a quiénes está dirigida. Su audiencia sin dudas trasciende el contexto histórico específico; está claro que el Dr. King se dirige al hombre universal a través de los clérigos a quienes dedica explícitamente su texto.
Aunque la carta no fue inmediatamente exitosa ni influyente, en cuestión de meses se hizo célebre por dar cuenta de una gran articulación de la metodología y las ideas de Martin Luther King Jr. Con el tiempo, el reverendo la revisó y publicó la versión definitiva en su libro Por qué no podemos esperar, de 1964. Es revelador que en esta versión haya eliminado los nombres de los clérigos a quienes se dirigía de forma directa en la versión difundida originalmente, ya que este gesto revela la ambición del Dr. King: él quería que su carta constituyera una declaración a favor de la justicia universal, no un mero tratado sobre ciertos acontecimientos específicos en una ciudad de Alabama en la década de 1960. Quería incluir la suya en una tradición de cartas proféticas escritas en prisión, las más famosas de las cuales son las atribuidas a Pablo de Tarso en el Nuevo Testamento. Así como las cartas de Pablo fueron escritas para explicarles a los romanos la naturaleza de la fe cristiana y la importancia de la perseverancia, y, sin embargo, han sobrevivido como gran inspiración para la posteridad, Martin Luther King Jr. está escribiendo y pensando en una audiencia mucho mayor que la de los clérigos a quienes está dirigida la carta originalmente.
Todo esto no quita que comprender quiénes son los clérigos a los que King se dirige, y cuál es el gesto del autor de la carta al interpelarlos, revela importantes aspectos de sentido. A través de los clérigos, el Dr. King puede que esté escribiendo para todos los hombres, pero pretende interpelar específicamente a las personas blancas a quienes les atribuye una naturaleza inherentemente buena. Incluso en los pasajes más sombríos del texto, el Dr. King parece creer que muchas personas, en particular aquellas que se consideran moderadas, tienen un sentido natural de justicia que solo necesita ser dirigido adecuadamente. En otras palabras, esta no es una carta dirigida a “Bull” Connor ni a otros racistas, sino a quienes, perteneciendo a esta casta que tiene el poder, tienen una disposición moral para la justicia.
Reconociendo esta audiencia, entonces, el Dr. King comienza la carta con una marcada desafección, apoyándose en una lógica legalista. En Gospel of Freedom, el profesor Jonathan Rieder describe la primera mitad de la carta como la parte "diplomática", sugiriendo que King controla aquí deliberadamente el tono para lograr su objetivo de cambiar las mentes y los corazones de su audiencia. El concepto de diplomacia es útil porque nos recuerda que este texto no es una expresión personal de demonios internos, sino una epístola diseñada y construida deliberadamente con un propósito. Que maneje tan exitosamente su tono es en especial impresionante si recordamos que King comenzó a escribir el texto mientras estaba encerrado en confinamiento solitario, en pedazos de papel que le pasaban de contrabando.
El modo en el que se dirige a los clérigos confirma este propósito deliberado. King se dirige respetuosamente a sus “Queridos hermanos en el Señor”, y afirma escribir la carta porque ellos merecen una respuesta a sus críticas “expresadas de forma sincera”. En otras palabras, comienza su carta evitando la confrontación. Apelar a la diatriba habría sido honesto y justificable, pero también habría jugado en contra de su objetivo de cambiar la opinión de su audiencia: colocarlos como enemigos difícilmente podría haberlos inclinado a escuchar sus argumentos. Esto no sugiere que el Dr. King en realidad no quisiera aliados blancos, o que solo se tratara de una táctica retórica, pero su moderación sobre un tema que claramente lo conmovía es innegable.
Por otro lado, sin dudar del honesto deseo de King de ser impasible y lógico, también se debe considerar que su moderación tiene un elemento racial. Hay un arquetipo en la política estadounidense y en la cultura en general del "hombre negro enojado", que se ha utilizado desde los días de la esclavitud hasta hoy para avivar los temores de la población blanca hacia una ira negra incontrolable. Al evitar un tono beligerante, es probable que el Dr. King buscara deliberadamente socavar estos prejuicios.
Al abordar su primer reclamo, la acusación de que él es un "forastero" en Birmingham, el reverendo es particularmente mesurado y legalista: define y describe la estructura organizativa de la SCLC como si presentara evidencia para que un juez la considere. Martin Lurther King Jr. no intenta argumentar que tiene la libertad de ir a donde quiera; en cambio, da cuenta de las efectivas conexiones que tiene con Birmingham y aborda el problema en su especificidad, casi como una cuestión de jurisdicción en un caso legal, en el que una parte debe probar que está llevando su acción legal ante el tribunal que le corresponde en términos geográficos. Ese abordaje sensato, racional y despojado de emociones comienza a volverse más complejo inmediatamente después.