La ciudad asolada por la peste negra
La imagen de Florencia y de la sociedad florentina asolada por la epidemia es una de las más poderosas del Decamerón. En la introducción a la Primera Jornada, se describen las manifestaciones físicas de la enfermedad, la acumulación de cuerpos muertos y su hedor, la sensación de miedo y desesperación que invade a la población y, no menos importante, el abandono de las costumbres y de las leyes. Ver sección “Citas”.
La villa como espacio de evasión
Frente a la imagen desoladora que presenta la ciudad de Florencia, la villa en la que se aíslan los diez jóvenes es descrita como un espacio bello y agradable, de exuberante naturaleza. Posee todos los atributos del locus amoenus: campos llenos de flores, arroyos cristalinos, bosques llenos de vida. Estos lugares idealizados también aparecen dentro de las historias que cuentan las siete señoras y los tres hombres, como espacios propios de la vitalidad que encarna la juventud. Ver sección “Citas”.
Imágenes del amor prohibido
En la primera novela de la Cuarta Jornada, la historia de amor prohibido entre Ghismonda y Guiscardo lleva a una descripción detallada de la manera en que logran ocultar su amor. Los amantes recurren a una gruta excavada en un monte, en la que hay un orificio por el que desciende Guiscardo, gruta que conecta con una escalera oculta que llega hasta la habitación de Ghismonda. Otro tipo de imagen en el relato que representa la tragedia de su amor es la copa de oro en la que Tancredo coloca el corazón de Guiscardo para entregar a su hija. En una imagen dramática, se relata que Ghismonda llena la copa con sus lágrimas mientras besa el corazón muerto de su amado, para luego beber de la copa el veneno que la matará.
Imágenes de la comedia
El Decamerón es, en parte, una obra cómica, y Boccaccio utiliza imágenes para describir situaciones indecentes o absurdas que producen comicidad. Las palabras que utiliza para describir escenas sexuales no solo buscan eludir la referencia explícita a la obscenidad del acto sexual, sino que también construyen imágenes cómicas de connotación erótica. Por ejemplo, cuando en el primer cuento de la Tercera Jornada dos monjas deciden acostarse con Masetto, se describe que lo llevaron de la mano hasta una cabaña, donde “cada una quiso probar más de una vez cómo el mudo sabía cabalgar” (p.364).