La vida trágica del escritor uruguayo Horacio Quiroga fue la materia de la que se nutrió para escribir gran parte de su obra. Nació en la ciudad de Salto, Uruguay, en 1878, y con tan solo dos meses de edad, su padre se mató de un tiro de escopeta en la cabeza, producto de un accidente de caza. Este hecho será sustrato para el accidente del cuento “El hijo”.
Pasados unos años, la madre de Quiroga vuelve a casarse y el joven es criado por su padrastro, quien sufre en 1986 un derrame cerebral que lo deja con una parálisis parcial y mudo. Al tiempo, el padrastro se suicida, también con una escopeta. Se dispara en la cabeza en el mismo momento que Quiroga, con 18 años, entra en la habitación. A estas dos muertes violentas, vinculadas con armas, le sigue una tercera: años más tarde, Quiroga se ofrece a limpiar el revólver que un amigo usaría para batirse en duelo con un periodista, pero por accidente detona el arma y mata al amigo. Entretanto, publica su primer libro, y sus hermanos Prudencio y Pastora mueren de fiebre tifoidea.
En el año 1903, Quiroga acepta acompañar al escritor Leopoldo Lugones en una expedición, y así conoce por primera vez Misiones, lugar por demás inspirador para Quiroga, donde transcurren “El hijo” y tantos otros relatos del autor. Tres años más tarde, el escritor vuelve a la selva misionera y compra casi doscientas hectáreas, con la idea de instalarse definitivamente allí. Construye su propia casa y se muda con su esposa, una adolescente que había sido alumna suya en la juventud. En 1911 tienen a su primera hija, Eglé, y al año siguiente, el segundo: Darío. Quiroga se ocupa personalmente de la educación de ambos, y los prepara para los peligros del monte y de la selva. La hija se dedica a criar animales y el hijo, a utilizar la escopeta y navegar en canoa. El vínculo fraterno, protagonista en el cuento “El hijo”, guarda estrecha relación con esta época de la vida de Quiroga, como queda asentado, entre otras cosas, en la correspondencia con su entrañable amigo, el escritor Ezequiel Martínez Estrada.
Tres años después de la llegada del segundo hijo, en 1915, la esposa se suicida. Ingiere un sublimado utilizado para revelar fotografías, y el escritor queda viudo y a cargo de sus hijos, como el personaje del cuento “El hijo”. Son notables las semejanzas que este cuento en particular tiene con la experiencia de vida de Quiroga, pero, a diferencia del relato, el escritor, en ese momento de su vida, no se queda en el monte, sino que decide regresar a Buenos Aires para recibir ayuda para criar a ambos niños.
Otra de las relaciones que el cuento posee con la biografía del autor la hace el crítico literario Emir Rodríguez Monegal en su libro El desterrado. Vida y obra de Horacio Quiroga. Ahí narra que Darío Quiroga, el hijo del escritor, le contó en 1949 que el relato “El hijo” está basado en un hecho real. Al parecer, un día Darío salió de caza en Misiones, tardó mucho en volver y Quiroga salió a buscarlo, desesperado. A diferencia del trágico final del cuento, en este caso, el padre encontró a su hijo con vida.