“Como el sol, el calor y la calma ambiente, el padre abre también su corazón a la naturaleza” (p.66) (Símil)
Al comparar al padre con el sol y el calor de verano, se resalta la tranquilidad que muestra en su relación íntima con la naturaleza y la imagen de sí que esta le devuelve. Esta entrega al entorno natural por parte del padre también funciona como contrapunto para el desenlace trágico, en el que la naturaleza deja de ser un espacio al cual abrir el corazón y se convierte en un lugar amenazante.
“Adónde quiera que se mire —piedras, tierra, árboles—, el aire enrarecido como en un horno, vibra con el calor” (p.68) (Símil)
Este símil es utilizado para poner en contexto la sensación de opresión que el calor genera aquel día de verano en Misiones. Al comparar el aire enrarecido con el de un horno, el ambiente pasa de ser el de la naturaleza abierta del comienzo, por la mañana, al de un espacio asfixiante. Esto sucede inmediatamente luego del estampido que el padre escucha y al cual no presta demasiada atención.
“Un profundo zumbido que llena el ser entero e impregna el ámbito hasta donde la vista alcanza, concentra a esa hora toda la vida tropical” (p.68) (Metáfora)
El zumbido funciona como el telón de fondo que hay en un ambiente tropical, producto de la presencia de muchos y varios insectos. Pero su volumen es tal que el narrador describe cómo llena por completo el ser, creando una sensación de inmersión total en la vida tropical.
“Su hijo no ha vuelto y la naturaleza se halla detenida a la vera del bosque, esperándolo…” (p.69) (Metáfora)
Mientras el padre se intranquiliza porque su hijo no llega, la naturaleza cobra conciencia. La personificación es una metáfora ontológica, a través de la cual se atribuyen características humanas a aquello que no las tiene. El narrador presenta entonces a la naturaleza como una entidad humana, consciente, que espera atenta la decisión del padre de salir a buscar a su hijo. No es la única vez que lo hace. También al comienzo del relato el narrador utiliza este recurso: “La naturaleza, plenamente abierta, se siente satisfecha de sí misma” (p.66)
"No son suficientes un carácter templado y una ciega confianza en la educación de un hijo para ahuyentar el espectro de la fatalidad que un padre de vista enferma ve alzarse desde la línea del monte" (p.69) (Metáfora)
El miedo a la muerte del hijo es un fantasma que se asoma en el horizonte del monte. Esta metáfora da cuenta del terror paralizante que inunda el corazón del padre al darse cuenta de que, luego del disparo, no ha oído sonido de pedregullo ni ha escuchado más a su hijo. Este espectro de fatalidad "se alza" (p.69) y el padre entra en un estado de desesperación sin consuelo.